«He
tenido y aún tengo mil preguntas sin respuesta»
Tras ser operada, una gijonesa tiene que esperar más de un año
por una cita en la Unidad de Mama para revisar su intervención
El día de su
cumpleaños, en marzo de 2018, a M. C. T. le confirmaron los peores presagios:
tenía un cáncer de pecho y había que practicar una mastectomía y vaciar
la axila. El tumor era grande y, por ello, se decidió comenzar por la
quimioterapia antes de proceder a la intervención para intentar rebajar su
tamaño. Tras esa dura etapa, llegó la primera intervención a finales de agosto,
pero tuvo que volver a entrar en quirófano un mes después «porque el bicho
seguía dentro».
El siguiente
paso fue la radioterapia. 30 intensas sesiones, la última el mismo día de Navidad.
Tan intensas fueron que el 17 de enero, cuando tuvo la primera visita con
la Unidad de Mama del Hospital de Cabueñes tras todo el
proceso, «prácticamente no me pudieron tocar por las quemaduras que tenía». Por
eso, la emplazaron a otra cita para valorar la evolución, y se la plantearon a
tres meses vista, es decir, tendría que haber sido en abril. Sin embargo, el
tiempo corrió, y a pesar de las numerosas veces que acudió a preguntar por ella
a coordinación, no llegó. Pero no solo eso, sino que su sorpresa fue mayúscula
cuando esta semana le llegó la cita: febrero de 2020. Es decir, un año y un mes
después de aquella primera revisión: «Me he quedado sin palabras. ¿Un año
entero sin que haya agenda para revisar a una recién operada de cáncer de mama?
Entiendo que, por desgracia, somos muchas, pero no lo considero normal. Tendrán
que reforzar el servicio ¿no?».
Esta gijonesa de
53 años transmite una mezcla «de resignación y rabia». «He tenido y aún tengo
mil preguntas sin respuestas, muchas dudas. He pedido ayuda a mi médica de
cabecera porque en ocasiones no me tenía en pie, y esperaba que en abril me
miraran, me ayudaran, me dijeran algo. Pero en mis visitas para enterarme por
mi cita, siempre obtenía la misma respuesta: la agenda está cerrada. Ya te
avisarán», cuenta.
En este año,
como suele suceder a todas las mujeres que pasan por esta traumática
experiencia, M. C. T. ha tenido muchos altos y bajos. Ella es una mujer fuerte,
pero el dolor, las curas, los terribles efectos secundarios del tamoxifeno han
minado en muchas ocasiones su ánimo. En estos meses, ha sido su médica de
cabecera quien más la ha ayudado. También pasó por el fisio, para
rehabilitación a su brazo 'herido', el derecho, con posible linfedema. Incluso
su siempre visión positiva de la vida se tornó negativa cuando hubo que hacer
una resonancia a su hígado «porque vieron manchas en él». El diagnóstico fue
'bueno': hígado graso. Una complicación más a su ya maltrecha salud.
El único
consuelo que le queda a M. C. T. es que a finales de este mes de octubre tiene
cita con el oncólogo y lleva en una libreta un largo listado de dudas que han
surgido durante todos estos meses. Mientras, seguirá esperando que la queja
presentada en Atención al Paciente esta semana sirva para
acortar el otro plazo para acudir a la saturada Unidad de Mama. «Lo
he dejado claro en la queja. No tengo nada en contra de los profesionales de la
unidad, porque me han tratado siempre muy bien. Lo que me quejo es,
precisamente, de la falta de profesionales».
Porque para esta
gijonesa, como para otras mujeres en su misma situación, estos meses son
claves. Y todo son dudas y temores «y lo que necesitamos es que los
profesionales que nos han visto anteriormente nos digan que todo va bien y que
no ven nada raro». Sus miedos y sus preguntas tendrán que esperar, de momento,
a febrero del próximo año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario