Siempre se ha dicho que “con la salud no se
juega”, sin embargo, a diario sufrimos el bombardeo constante de
informaciones en redes sociales, que se hacen eco de banalidades
noticiables, presencias en eventos, anuncios y promociones,
como si se tratara de acciones promocionales de un producto o servicio.
Internet y las redes sociales ofrecen
posibilidades ilimitadas de comunicación y de acceso a información. Se pueden
compartir experiencias, conocimiento, consejos, técnicas, y procedimientos, sin
embargo, lo que abunda
es la opinión, con tuits que se viralizan, y exceso de información que contamina, aunque
afortunadamente se olvida rápido. Esto tiene especial relevancia en salud, y
obliga a la reflexión en gestión sanitaria sobre la salud y las redes sociales,
así como en la necesidad de formación y planificación de contenidos, aplicando
el rigor y la profesionalidad, porque
con la salud no se tuitea.
En el año 2011 en España era excepcional la
presencia de instituciones sanitarias en redes sociales, y no digamos de sus
gerentes. Era algo que, además de arriesgado, no estaba bien visto. Aun así, en
algunas instituciones como el Distrito Sanitario de AP Costa del Sol, dimos el
salto, abriendo
cuenta en X, antes tuitter, además de un canal seguro de mail, para que
nuestros usuarios interactuaran con los servicios sin necesidad de acudir
presencialmente a los centros. De esta manera intentábamos
resolver cuestiones administrativas, consultas o recetas, en un momento en el
que nuestros médicos tenían una media de casi dos mil tarjetas por cupo y una
demanda creciente.
Cuatro años después, en 2015, según el
observatorio español de la Universidad Politécnica de Valencia (observa TICS),
ya eran 118 los hospitales españoles con presencia en Facebook y solo 122 con
cuenta en twitter. En 2016 investigadores
de Valdecilla estudiaron la penetración de redes sociales en la comunicación en salud. El 72% de los pacientes ya
recurría a internet en busca de información, y había 421 hospitales españoles
con página Web, y 196 con presencia en redes sociales (Facebook, YouTube y
Twitter). En la actualidad el
crecimiento ha sido exponencial. Los tres años de pandemia Covid-19 hicieron que las autoridades sanitarias utilizaran las
TICS para comunicarse de manera rápida y eficaz con la ciudadanía, y eso ha
hecho que la percepción que había de la presencia de los hospitales en redes
sociales haya virado para ser bien vista, útil y necesaria.
Ahora bien, el valor de la presencia de salud en redes sociales no radica
en estar, sino en interactuar. Desde
la red y en la distancia, hay que recuperar la cercanía con nuestros pacientes. Los hospitales pueden utilizar las redes sociales como una
forma adicional de conectar con la ciudadanía en general y con los pacientes en
particular. Sin embargo, a veces lo que se hace es seguir la moda, con
presencia en redes sociales solo para anunciarse de manera reiterativa,
perdiendo la oportunidad de utilizarlas de manera más saludable, y sobre todo
cansando a las audiencias y perdiendo credibilidad, cuando se podrían compartir
contenidos bien elaborados e interactuar con profesionalidad.
"El valor
de la presencia de salud en redes sociales no radica en estar, sino en
interactuar; desde la red y en la distancia, hay que recuperar la cercanía con
nuestros pacientes"
La presencia de Salud en
redes sociales no es asistir al goteo constante de informaciones sobre lo que
se invierte, lo que se hace o las continuas presencias en inauguraciones o
eventos. Estos
contenidos de información inmediata aportan poco valor a la salud de las personas y mucho a la manipulación de la
información, que es una manera clara de control social.
Si los contenidos que se generan en salud se
concentran en información puntual, continuada y repetitiva, impactarán tanto,
que nos terminarán cansando y finalmente nuestro cerebro los olvidará. Sería
más saludable utilizar las redes en salud para elaborar contenidos que narren
historias con impacto positivo en la salud y que permanezcan en el recuerdo de
la gente. Se trata de
aprovechar la oportunidad de vincular el sistema sanitario y sus valores con
las personas, con nuevas formas de contar y enseñar el cuidado personal, el poder de la prevención de enfermedades, la conciencia
social sobre la salud pública, los hábitos saludables, el cuidado de los
mayores o la confianza en nuestros profesionales y servicios.
Afortunadamente para el sector sanitario, internet
también ofrece acceso a información relevante, a revistas científicas, a
estudios de investigación y a la opinión de profesionales cualificados. Esta es
una oportunidad para el aprendizaje, que no debemos dejar pasar, porque
proporciona herramientas de calidad para la elaboración de contenidos y para la
propia formación y actividad cotidiana de los profesionales, algo que les
permite evolucionar y compartir con otros profesionales del mundo, algo que ya
ocurrió en los inicios de la pandemia por covid-19, cuando especialistas en medicina
interna de España e Italia compartían sus experiencias sobre pautas de
actuación, cuando no había evidencia científica sobre ello.
En la actualidad existen importantes redes
sanitarias especializadas como Esanum, Med Boock o Medicalia.org. que permiten
el acceso inmediato a información de calidad, evidencias y publicaciones. Por
otro lado, la infinidad de datos existentes en la red relativos a las personas,
su comportamiento o su salud en internet, abre un nuevo capítulo para la
investigación, la generación de conocimiento y la formación en nuestros centros
y universidades.
La gestión sanitaria tiene una asignatura pendiente con la salud en
redes sociales, y no es la informatización ni la mera presencia para rellenar
espacio virtual, que dispara informaciones constantes o contrarresta noticias,
sino la humanización y la experiencia personal de los usuarios, para pasar del
tuiteo tóxico a los contenidos saludables.
Esta reorientación
de la salud en las redes sociales necesita compromiso y profesionalización en
gestores y en profesionales sanitarios, lo que implica adquirir conocimientos y
desarrollar habilidades, pero sobre todo, algo decisivo como son
actitudes que transmitan emoción y sinceridad, que nos permitan identificar y
compartir el valor de cada servicio y humanizar la actividad que se realiza,
porque el verdadero valor de salud en redes sociales lo aporta la conexión con
las personas, practicando la cercanía, la actitud empática y la escucha activa.
Como decía Byung-Chul Han respecto a internet, “el
tsunami informativo fragmenta la atención e impide la escucha atenta”, pues
bien, en la era de
la salud en internet y las redes sociales, es imprescindible recuperar la
cercanía con nuestros pacientes, haciéndolo a través de la escucha activa y la
interacción (por otro lado, algo también necesario en la
actividad presencial del día a día), para darles el protagonismo que les
corresponde, porque con la salud no se tuitea.
Fuente documental:
https://www.redaccionmedica.com/opinion/manuel-bayona-6135/con-la-salud-no-se-tuitea-3231