
¡¡Como pasa el
tiempo!! Hace ya tres años que se hizo el traslado desde del
viejo complejo del Cristo, a las flamantes instalaciones de La Cadellada.
Aquellas que algunos definieron como las más modernas de Europa, y un referente a nivel
mundial. Por eso que hoy queremos sumarnos
a la conmemoración de tan singular efemérides, de la mejor de las maneras
posibles. Demostrando una vez más, con documentos gráficos, el expolio al que
se sometió a la sociedad asturiana mediante el famoso céntimo sanitario, que tan
solo sirvió para engañarnos y robarnos a manos llenas. Con estos documentos gráficos
pretendemos demostrar que el paso del tiempo, lo único que hace es poner de
manifiesto las enormes deficiencias estructurales de un complejo lleno de
vicios, defectos y trampas, que más pronto que tarde puede dar un disgusto de
dimensiones incalculables. Y algunos dirán que somos unos catastrofistas, pero
las evidencias están a la vista. Por no tener, tres años después de su apertura,
dicen las malas lenguas que no dispone de un plan de emergencias.
Aquel niño, que dicho
sea de paso, nada tiene que ver con la niña de Rajoy, fue concebida en tiempos
de Tinin Areces, y su gestación duro unos diez años, pero al fin vio la luz con Javier Fernández. A pesar de haber
cumplido ya los tres años en
funcionamiento, unos meses más si miramos para la puesta en funcionamiento del
servicio de oncología radioterapia (21/1/2014), apenas si puede caminar, y eso que en tan
corto espacio de tiempo le cambiaron varias veces los tutores. Se inauguraba
con el grumete José Antonio al timón, que posteriormente fue sustituido por Miguel
Rodríguez y este a su vez por Juan Pablo. Hace ahora tres años Jaime Rabanal
era el manda más del Area Sanitaria IV, sustituido posteriormente por Manuel
Matallanas, y este a su vez por Luis Hevia. Pero los problemas continúan, e incluso en algunos
casos se van ir agravando con el paso de los años, al menos los estructurales
de los edificios. Cada día que pasa son
más evidentes las carencias, a pesar de que algunos continúan empeñados en
correr sobre ellas una espesa cortina de
humo, mientras se procede a reparar lo ya reparado con anterioridad, ya saben,
cosa de la calidad.
En este tercer aniversario
no vamos a dejar en el olvido la situación que padecen los profesionales de la
sanidad. De forma muy especial la doctora Jiménez y el doctor González, los
cuales llevan casi cuatro años represaliados en el servicio de oncología radioterapia
del hospital. Cambian los okupas de los despachos, el linchamiento de estos dos
profesionales se prolonga, lo que me lleva a pensar, que la mano que mece la
cuna se encuentra aposentada muy arriba. Eso sí, mientras tanto los pacientes en
el mejor de los casos se amontonan en las listas de espera, en otros, desgraciadamente
las abandonan pero no por voluntad propia. Claro que eso a quien puede
importarle, mientras que para algunos, esto son tan solo daños colaterales.
Y mientras todo esto
ocurre en el HUCA, a pesar de haber cambiado por tercera vez el entrenador, y este haber traído consigo un nuevo equipo de
técnicos, el esquema de juego permanece
inalterable. Lo peor de todo, es que se continúa poniendo en práctica la
táctica del calamar. Mientras las denuncias en las redes sociales son cada día
más numerosas, y por medio de ellas se está poniendo al descubierto la pésima gestión
que se lleva a cabo a todos los niveles, demostrando con datos reales, que el
día a día en nuestra sanidad pública, dista mucho de la que nos quieren hacer
ver.
GISPASA por su parte
continua haciendo de su capa un sallo, y hoy queremos presentarles la última
inversión que está haciéndose en el HUCA. Se están sembrando todo el hospital
de cámaras de video vigilancia ¿Qué se pretende con ello? quizás tan solo se
quiera controlar a los “cacos”, pues según se dicen, haberlos ahílos, lo malo
es que no todos provienen del exterior. Servirá la instalación de las cámaras para
este menester, o quizás GISPASA con ello puede estar buscando ejercer otro tipo
de controles sobre los trabajadores del HUCA en general. Al colocar estas cámaras
en cualquier parte del hospital, se puede estar violentando la privacidad de
los trabajadores, y lo que sería mucho más grave, la de los pacientes en
general.
Andaremos y veremos,
pero a día de hoy, poco, o más bien nada, se puede celebrar.
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