martes, 13 de junio de 2017

En España no cabe un tonto más

Llevo varios días leyendo y escuchando las necedades que se dicen con relación a la donación realizada por la Fundación de Amancio Ortega. Esto me lleva a pensar que la sociedad  o está muy enferma, más de lo que nos podíamos imaginar,  o los gusanos de la imbecilidad le están comiendo “el coco” a la gente de una manera difícilmente entendible, al menos por una buena parte de los mortales.
No hace tanto tiempo que el presidente de cierto grupo bancario español,  aprovechando la coincidencia del color corporativo de la entidad que presidia, con los colores de una marca deportiva de automóviles de altísima gama, lanzo una campaña de patrocinio a nivel mundial, que seguramente le produjo unos enormes beneficios. Este señor se gasto lo que no está en los escritos luciendo palmito por los circuitos de todo el mundo, de la mano del  denominado por algunos,  circo de la F1.  
Por eso que desde hace días ronda por mi cabeza una pregunta ¿Qué se hubiera dicho  entonces si esta entidad destinara todos aquellos recursos económicos, o una buena parte de ellos,  a potenciar el equipamiento de los hospitales españoles?...    No se si el rédito publicitario obtenido por la empresa que representaba hubiera sido el mismo. Seguramente que  a la hora de repartir beneficios la entidad entre sus accionistas, los dividendos no hubieran sido tan abundantes. Pero lo que ya no me cabe la menor duda, visto lo que ocurre con el dueño de Inditex, es que a nivel personal como poco, lo hubieran puesto a parir. De lo que podemos deducir, que el presidente santanderino hizo lo que más le interesaba a sus accionistas, dejando de lado a la sociedad, que dicho sea de paso, le aporta una parte de esos beneficios a trabes del negocio bancario. Por tanto no hubiera estado de más revertir en la misma una parte de dichos beneficios. Y ojo, no digo que la entidad bancaria  no  lo esté haciendo ya  a través de actuaciones de índole  benéfico. Solo pretendo hacer una  reflexión con la critica desmesurada que se está haciendo con Amancio Ortega. Si bien estoy por asegurar que la campaña publicitaria diseñada por unos y por los otros, al final va dar los frutos que se persiguen. Pues  a fin de cuentas es lo que  buscan las empresas cuando invierten en publicidad, encubierta esta o no.   
Pero en el caso que nos ocupa, de un lado están los oportunistas, esos que se apuntan  a todo, con el único propósito de salir en la fotografía. De otro lado están los que pasan de todo, y que solo se quejan cuando les toca de cerca a ellos. Ahora apareció una nueva subespecie, la forman unos entes  que no están contigo, pero que tampoco saben estar sin ti.  Su entrada en escena nos está proporcionando  momentos y situaciones, que si bien son  difíciles de calificar, más difícil resulta encontrar  lógica en alguno de sus posicionamientos.
Desde mi humilde punto de vista,  lo que  algunas informaciones esconden tras de sí, es un claro intento de mezclarlo todo, para confundir a la sociedad. Lo que me lleva a pensar, que  o bien adolecen de una información clara y concisa que les permita crear su propia opinión, o que por el contrario, su único interés se centra en intoxicar.  La desinformación proporcionada de forma interesada por algunos grupos de presión  y medios de comunicación es clara, además de malintencionada,  su único fin es desinformar y distorsionar la realidad. Son muchos los planteamientos  que hacen, donde se puede comprobar  la  carencia de un mínimo de ética, que unido a  la escasa catadura moral de quienes los hacen tales comentarios, dejan a las claras que su único interés es  crear el caos.  
Los datos
Algunas fuentes indican que con 280 millones de euros  se pondría poner fin al déficit existente en la actualidad relativo a los equipos de radioterapia de que adolecen los hospitales públicos de toda España.
Esta inversión permitiría que en torno a un millar de pacientes  que padecen el cáncer, pudieran ser  tratados cada año  de una forma más idónea.  Al mismo tiempo se señala que se podía reducir en la mayoría de los casos el tiempo de tratamiento, en al menos dos semanas por paciente. 
Desde la Fundación Amancio Ortega se reconoce que las comunidades tienen  planes para luchar contra el cáncer. Pero sus limitados recursos económicos, no les permiten hacerlo como debieran, esto alarga los periodos de inversión, no pudiendo ejecutarse esas inversiones antes de cinco años. Por eso que la Fundación aporta los fondos necesarios para que esta renovación se hiciera en tan solo en dos años, y lo hacen de forma altruista. Yo al menos no veo el problema por ningún lado.
En un primer paso la fundación se pone en contacto con las comunidades y les ofrece su ayuda, aportando la información necesaria donde se indica cuáles son sus planes en el mundo de la oncología. La Fundación advierte que los fondos de su donación, deben de dedicarse a la compra de equipos que hagan posibles los  diagnostico,  pero también  para otros equipos que sirvan para el tratamiento de la enfermedad en sí.
Yo solo me me hago una pregunta, ¿dónde está el problema?.... 
Quizás el señor Amancio Ortega debiera haber invertido estos fondos en el patrocinio de  la Copa América de vela o el Campeonato del Mundo de Rally,... mientras los ciudadanos son abandonados a su suerte por los gestores de la sanidad pública. 

Guste o no guste, esta es una decisión personal de Amancio Ortega, con la cual se va beneficiar a miles de personas, esto último es un hecho incontestable. Pero solo el tiempo como siempre, da y quita razones.

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