“El paciente comienza su particular calvario"
La Sanidad de dos carriles va ser durante
los próximos días nuestro punto de
reflexión. Al tratarse de un artículo bastante extenso, donde se tratan diferentes
parámetros del sistema público de salud, que esperamos no dejen indiferente a nadie.
A través del mismo, pretendemos aportar un poco más de luz, en las penumbras en
que nos tiene sumida la administración socialista que dice gestionar nuestra
CCAA.
La gestión de las listas de espera no
debe fomentar un sistema público para los pobres y otro mixto, público-privado,
para los que pueden pagarlo y elegir uno u otro en función del tipo de
asistencia
¿Con qué criterios se gestionan las listas de espera?
¿Están registrados todos los pacientes?
¿A quién se atiende antes?
¿Se ordenan los pacientes por algún otro criterio aparte de
la fecha de entrada?
Si es así, ¿quién hace esa priorización?
¿El servicio médico?
¿El médico que establece la indicación quirúrgica?
¿Un grupo de médicos, una comisión?
Su médico de familia lo deriva al
especialista porque sospecha que el remedio para lo que a usted le ocurre va a
ser quirúrgico. La cita para el especialista puede tardar un mes, o dos, o
tres; o tener una primera cita con un especialista que no va a solucionarle
nada, sino remitirlo a otro colega que es el que de verdad va a determinar si
lo suyo es quirúrgico o no. Le harán algunos análisis clínicos, si no los tiene
ya, pedidos por su médico de familia, y algunas pruebas diagnósticas
(radiografía, ecografía, TAC, pruebas funcionales,… con más espera para cada
una de ellas). Finalmente el especialista le planteará que debe operarse. Usted
acepta, y a partir de aquí se supone que usted ingresa en lista de espera
quirúrgica. Su pregunta probablemente sea “¿Y cuándo me operarán?” La respuesta
más frecuente será “No le puedo decir, ya
le avisarán, hay mucha lista de espera”.
¿Cuántos ciudadanos hay en nuestra
Comunidad Autónoma esperando ser llamados para una intervención quirúrgica? ¿Y
esperando una cita con un especialista? ¿Y para una prueba diagnóstica? El
problema de salud por el que esperan ¿es grave? ¿Empeorará mucho si espera
cuatro, seis o nueve meses? (Bueno, si se pone peor, siempre tiene el Servicio
de Urgencias del hospital, donde lo verán, aunque no le resuelvan el problema,
salvo que éste requiera una asistencia urgente de verdad, lo que es, en
general, malo, como bien saben los sanitarios). ¿Y si resulta que son meses
esperando y el problema no debe esperar tanto, porque cuando se aborde el
resultado será peor? ¿Disponen las Administraciones sanitarias de mecanismos de
vigilancia para que en la lista de espera quirúrgica, o para consultas o
pruebas, no haya pacientes que por su patología no deben esperar, y sean
atendidos inmediatamente, y llegar cuanto antes al diagnóstico o a iniciar el
tratamiento? ¿O depende del estado de alerta con el que cada médico de familia
o especialista vele por sus pacientes? ¿Es sólo responsabilidad de estos,
individualmente? ¿Y esto último sería suficientemente seguro para los pacientes
que esperan?
A
LA ADMINISTRACION SANITARIA PARECE QUE SÓLO LE PREOCUPA EL ASPECTO
CUANTITATIVO, LAS CIFRAS. LAS ESTADÍSTICAS
Con las listas de espera hay un
problema más que el cuantitativo –cuántos pacientes han desbordado al sistema y
están en cola de espera–, y es que cuanto más voluminosas sean y más demora
acumulen, más probabilidades hay de que se estén demorando indebidamente
diagnósticos y tratamientos, que se aplicarán a destiempo.
A las Administraciones sanitarias
parece que sólo les preocupa el aspecto cuantitativo, las cifras. Las
estadísticas. Sus responsables se inquietan cuando aumenta el número de
pacientes, y buscan aligerar rápidamente esos números: concertar con la sanidad
privada es lo más fácil. Un “plan de choque” para operar tantas prótesis de
cadera, de columna, cataratas, hernias,… de la cola de la lista; se mejoran las
cifras, y de momento hemos salvado el año. Se publican unas cifras que cuentan
que la Comunidad Autónoma está por debajo en espera de la media nacional. Se
alza un parapeto que reniega de las críticas, mientras muchos de esos pacientes
y sus familiares perciben otra realidad, pero la sienten aislados y se sienten
enterrados bajo el peso de los números.
¿Con qué criterios se gestionan
las listas de espera? ¿Están registrados todos los pacientes? ¿A quién se
atiende antes? ¿Se ordenan los pacientes por algún otro criterio aparte de la
fecha de entrada? Si es así, ¿quién hace esa priorización? ¿El servicio médico?
¿El médico que establece la indicación quirúrgica? ¿Un grupo de médicos, una
comisión? Cada paciente es distinto, claro; pero esos criterios, suponiendo que
existan, ¿son los mismos para cada servicio, hospital, Comunidad Autónoma?
¿Funcionan con los mismos criterios los hospitales de gestión privada por
concesión del gobierno autonómico? ¿Se han puesto de acuerdo las Comunidades
Autónomas para consensuar unos criterios comunes razonables?
¿Son transparentes las Administraciones
sanitarias con las listas de espera, o mienten? ¿Mienten mucho o sólo un poco?
¿Y en qué?
Algunos datos
sobre listas de espera quirúrgica
El Ministerio de Sanidad publica anualmente la situación
agregada de toda España, a partir de los datos facilitados por cada Comunidad
Autónoma. A 31 de diciembre de 2015, último dato publicado, había casi 550.000
ciudadanos esperando ser intervenidos. Algo más del 10% llevaba esperando más
de seis meses. La media de espera era de 89 días, con importantes variaciones
de una especialidad a otra: 160 días en neurocirugía, 54 en dermatología. (Las
medias engañan, como saben: ocultan lo más relevante).
Al año ‘ingresan’ en lista de
espera quirúrgica 1,7 millones de pacientes y ‘salen’ de esa lista por
intervención alrededor de un millón y medio.
También se recogen cifras sobre
tiempo de espera para consultas externas de especialistas.
Estamos convencidos de que son más
de las que se declaran. No porque las Comunidades Autónomas mientan al
ministerio, sino porque no registran todos los pacientes. Aun así, lo más
preocupante es la certeza de que en esos quinientos o setecientos mil hay pacientes
que no deberían esperar lo que van a esperar, y que los servicios autonómicos
de salud no tienen mecanismos para identificarlos y adelantar su intervención.
CONTINUARA…
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