miércoles, 1 de abril de 2015

¡¡OJO COCINA!! , el que lo quiera entender que lo entienda

Carro que las limpiadoras utilizan
SOLO en la zona de hospitalización

Carro utilizado para la limpieza en el resto del
complejo hospitalario HUCA















Resonancia HUCA con MESA AUXILIAR
encastrada por atracción magnética del campo
























CLARACION 

1.- A la izquierda, carro que las limpiadoras utilizan SOLO en la zona de hospitalización

2.- A la derecha, carro utilizado para la limpieda en el resto del complejo hospitalario HUCA






Explicaciones sobre el accidente del HUCA: o fue la limpiadora o fueron los islamistas

“El mueble voló. Si estoy delante, me desgracia”

La limpiadora de la resonancia del HUCA replica a Sanidad que no fue su carro el que daño el equipo.

“Fue una cajonera de la sala, que salió disparada en cuanto la moví para limpiarla”, dice mientras lamenta que “nadie me pregunte si me hice daño”

El pasado sábado se produjo un grave accidente en los servicios de radiología del nuevo HUCA. Un mueble se estampó contra una resonancia magnética, atrapado por el potente imán del equipo, pegándose al hueco donde se acopla la camilla.

De haber estado operativo el equipo en ese momento, con un paciente en el aparato, el accidente habría tenido consecuencias funestas.

Como de costumbre, los responsables echaron balones fuera, cargando la culpa a una limpiadora: “las fuentes oficiales consultadas por este periódico explicaron que se trataba de un carrito de limpieza no adecuado para la sala”.

El Comercio habló con la limpiadora que se encontraba dentro de la sala: “no fue mi carrito. Solo hay que ver la foto para darse cuenta que eso no es un carro de limpieza. Es un armarito con ruedas”.

La Nueva España, que lanza ahora a la sección de Oviedo todo lo relacionado con los desastres del nuevo HUCA, aflora lo ocurrido en un artículo titulado “El HUCA desoye a los radiólogos y mantiene las pruebas en fin de semana“, en el que entre col y col meten una lechuga, dejando lo del accidente para un segundo nivel informativo, no vaya a ser que Javier Fernández pierda algún voto a cuenta de lo sucedido.

La versión del suceso que recogen, es de Tácito Suárez, gerente del SESPA, y no tiene desperdicio:

“Tengo una información finísima, pero no se la voy a dar”. Suárez quiso huir de “elucubraciones sobre lo que ha sido un accidente desgraciado que ha ocurrido más veces”. El máximo responsable del Sespa descartó de plano cualquier hipótesis relativa a un posible sabotaje y apostó por una estrategia de “tiempo, silencio y prudencia.

Primero le echan la culpa como siempre al más débil, la limpiadora, y ahora sugieren que el islamismo radical debe andar detrás del asunto.

¿O quizás serán los jabalíes de la Junta General y sus colaboradores?

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