De bien nacidos es ser agradecido.
A D. Demetrio Reigada
Hace unas horas y por casualidad, al pregunta por ti, me dijeron que te habías ido, que no habías podido superar la situación, en fin, otro guerrero que se queda en el camino.
No tuve la ocasión de conocerte personalmente, solo me acerque a ti por medio de tus escritos, algunos de ellos con mucha retranca. En cambio tu, al conocer mis reivindicaciones, inmediatamente las hiciste tuyas, nada nuevo por otro lado, pues es algo que solías hacerlo con frecuencia, claro que en este caso la sangre, esas gotas de sangre veigueña que corría por tus venas, hicieron que inmediatamente te posicionaras de mi lado, ante el sin sentido y la sin razón de unos pobres brujos aficionados a la política, que se creyeron poderosos, más poderosos que la verdad, aunque esta, tarde o temprano terminara por hacerlos trizas.
De tu afilada pluma salieron dos artículos, donde denunciabas a tu manera, el trato discriminatorio que algunos asturianos estaban sufriendo, al negarles el un fármaco, el acetato de abiraterona.
Como se que hoy no me vas a refunfuñar, donde quieras que estés, gracias por haber aportado tu granito de arena a la causa.
Como bien te dije un día, desde el respeto que me merecen aquellos que llegan a peinar canas, hasta siempre “Deme”.
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