El colapso en las Urgencias del HUCA: «Hay compañeros
que se plantean marcharse porque no pueden más»
Profesionales del servicio de emergencias del hospital de cabecera de
Asturias constatan que, desde hace meses, tienen «días de récord casi a diario»
de recepción de pacientes
Muchos trabajadores del servicio de Urgencias del Hospital Universitario Central de Asturias - HUCA «no pueden más».
Recientemente UGT denunciaba que está atendiendo una media de 470
pacientes diarios, con «una sobrecarga de trabajo insostenible» que va a más y
que tiene a los profesionales desbordados. En efecto, trabajadores
describen jornadas sin un solo minuto para tomar aliento, colas de pacientes
esperando ser atendidos, tensión, hastío… todo ello sin que, a su juicio, desde
las administraciones competentes se ponga, de momento, solución. Solo la
flexibilidad, compromiso y resiliencia de la propia plantilla permite que sigan
dando una atención ejemplar, pese a las circunstancias.
Una celadora del servicio de Urgencias del HUCA indica que el mismo
«siempre tuvo bastante demanda», pero que, sin embargo, «en los últimos meses
está aumentando». A la convivencia con el coronavirus se une el problema de
falta de personal en Atención Primaria que, por vasos comunicantes, provoca que
las Urgencias se saturen prácticamente cada día.
Los profesionales tienen que gestionar en sus jornadas una amalgama de
casos, desde «gente mayor que, por cualquier circunstancia, no es atendida en
tiempo en los centros de salud y se demora» hasta personas con algún tipo de
«patología, pendientes de alguna prueba o de que las vea un especialista, que
llevan meses esperando y, por tanto, se agrava su situación».
«Luego ya tenemos las urgencias de toda la vida, es decir, las caídas,
politraumas, ictus…», añade. Esta profesional insiste en que es necesario
considerar «que somos la referencia, por lo tanto nos vienen muchas veces
traslados desde otros hospitales». Una de las causas que, a su juicio, motiva
este aluvión en las urgencias del HUCA es la «falta de atención en la Primaria,
que está desbordada también». «Si en Atención Primaria y consultas
externas llamas y te tardan tres días en dar una cita o no te llaman, mucha
gente decide ir a Urgencias», apunta.
«A primeras horas de la mañana,
entre las 8 y las 9.30, se da un goteo de entrada constante. A partir de las 10
muchas veces decimos ‘llega el autobús’»
Comenta que «a primeras
horas de la mañana, entre las 8 y las 9.30, se da un goteo de entrada
constante». Sin embargo «a partir de las 10 muchas veces decimos ‘llega
el autobús’». «Llegamos a tener cola a la entrada y no nos coge la gente en
el triaje», añade. Apunta que para toda esa gente que va entrando a lo largo de
la mañana, «se van solicitando las diferentes pruebas y se van saturando las
unidades».
Todo esto deriva en
ubicaciones «triplicadas» y en «un montón de gente en la unidad y un
batiburrillo de trabajo». Es por eso que los profesionales que se emplean en
urgencias del HUCA se encuentran con que, literalmente, no paran ni un segundo
a lo largo de la jornada «y el trabajo no disminuye».
«Agobio» sin tregua
Esta trabajadora define
la sensación general como de «agobio, en el sentido de que corres como
un pollo sin cabeza toda la mañana y no ves que se reduzca el trabajo». En
su opinión, la consecuencia anímica directa es que los empleados están «mucho
más irascibles» en su día a día.
Hay que tener en cuenta
que esa sensación de agobio se produce en un escenario, a falta de un término
mejor, normal. Cuando es imprescindible priorizar y focalizar recursos, la
situación empeora. «Imagina que te entra un paciente crítico en helicóptero,
por ejemplo, y subimos cinco efectivos o seis, que se trasladan del servicio de
Urgencias, que se queda sin esos efectivos», comenta.
Insiste en que «esto
viene de siempre» en el hospital de referencia del Principado. «Puede
coincidirte que un día lo tengas un poco mejor, pero nunca paramos. Ese ‘un
poco mejor’ no quiere decir que puedas permitirte el lujo de decir ‘estamos
tranquilos’. Es simplemente no tener ese agobio», asevera.
«Desde que entramos hasta que
salimos, lo único que tenemos para sentarnos son los treinta minutos de
descanso que nos corresponden, pero es que en muchas ocasiones reducimos ese
tiempo de reposo»
En esta línea, «desde
que entramos hasta que salimos, lo único que tenemos para sentarnos son los
treinta minutos de descanso que nos corresponden, pero es que en muchas
ocasiones reducimos ese tiempo de reposo porque dejamos colgados a los
compañeros». Apunta que tienen «días de ‘récord’ casi a diario».
Por supuesto, en el
servicio «si alguien falta en algún momento intentan cubrirlo». El problema es
que, casi siempre, el hueco se trata de tapar con una persona que «no está
habituada a trabajar ahí». Pone como ejemplo el de «un celador que vino a
ayudar con una voluntad impresionante y yo no podía ni parar para explicarle».
En lo que respecta a la
mayor o menor empatía de los pacientes reconoce que «tienes de todo». En este
sentido comprende que, como ser humano, «eres amable cuando llevas una hora.
Cuando llevas cuatro y solo te han podido hacer un par de pruebas y están
esperando pues, lógicamente, al final se muestran irascibles», lo que les lleva
a «protestar por todo».
Apunta que «mucha gente
ya entra protestando» al servicio de Urgencias, si bien también aclara que «hay
pacientes comprensivos». Y es que «a la gente no le gusta ir a Urgencias a
pasar cinco horas sentada». Esta profesional resalta que, entre generales y
pediátricas, cada día se atienden en este servicio hospitalario a «488,
389, 410 personas… son datos reales».
Cree que «es muy
triste que yo tenga compañeros y compañeras que se estén planteando marcharse
del servicio de Urgencias porque no pueden más». Considera imprescindible e
ineludible «mejorar la calidad de trabajo de los empleados para poder dar una
mejor atención a los pacientes». «Yo he vivido casos de entrar a las 8.30 de la
mañana, ver a unos pacientes allí, marcharme a las 15.30 y seguir allí esos
pacientes», concluye.
Presión asistencial
ascendente
Un médico adscrito a
este servicio del HUCA explica que «las Urgencias aquí en Asturias, y más las
nuestras, no se colapsan, pero no lo hacen porque somos servicios con mucha
elasticidad y nos adaptamos a trabajar en circunstancias de mucha presión. Sí
es cierto que llevamos desde hace meses con una presión asistencial
ascendente».
«Hasta el último día de junio
hemos visto 3.000 pacientes más que en el mismo periodo del 2019, último año
prepandemia»
En este sentido aporta
el dato de que «hasta el último día de junio hemos visto 3.000
pacientes más que en el mismo periodo del 2019, último año prepandemia». La
media de pacientes diarios en 2022 hasta mayo «era de 340 de media, sin contar
los picos, y en junio tuvimos 362 de media diaria. Pero es que en julio hemos
tenido más de 370 de media diaria, solo de urgencias generales».
Considera que esta
apreciable subida «no es solo achacable al Covid». «Ahora mismo el perfil del
paciente que ingresa por Covid es muy similar al del que ingresaba en invierno
de 2019 por la gripe: gente mayor, dependiente, con mucha comorbilidad y con
patologías crónicas que se descompensan», comenta.
En esta línea aclara que
«lo que pasa es que la gripe era muy estacional y pasaba en diciembre y enero.
Ahora con la Covid nos está sucediendo en verano cuando, además, nos pilla a
todos los servicios con gente de vacaciones, personal nuevo…».
Este profesional
aprovecha para poner en valor que «la enfermería que tenemos en Urgencias del
HUCA es para quitarse el sombrero. Es personal con mucha experiencia,
trabajador y que se implica muchísimo. Lo que pasa es que ahora en verano cogen
sus vacaciones y viene gente nueva, que aunque lo quiera hacer igual no tiene
la experiencia. Y lo nuestro es una medicina muy de guerra, inmediatez y
rapidez».
Diferentes factores
Este médico de Urgencias
apunta que la causa de esta elevada presión asistencial es «multifactorial».
Por un lado, «en los centros de salud hay médicos que están viendo a sus
pacientes como siempre y otros que no lo hacen. Lo vemos con las derivaciones
telefónicas».
Pone como ejemplo un
caso hipotético de «algún médico de Primaria que ve a sus pacientes y les pide
una radiografía». En este sentido, «si la pide en el Ambulatorio de La Lila,
allí no se la hacen y, ¿dónde va? A Urgencias del HUCA». Considera que se ha
creado la «sensación de que llamas y no te lo cogen» entre la gente.
Este profesional cree
que hay que fijarse en datos como que «el porcentaje de pacientes que veíamos
derivados desde Atención Primaria era de un 25% y este año está siendo de un
15%. Ese 10% menos es gente que directamente no llama a su centro de salud
porque piensa que no le van a atender».
«El otro día a la 1.30 de la
mañana me encontré a una madre con un niño de 16 años que venía con una
quemadura solar. Por eso no tienes que ir a Urgencias de un hospital de tercer
nivel»
Paradójicamente cree que
una de las virtudes del servicio de Urgencias es la razón de su carga
asistencial creciente. Se refiere a «la sensación de inmediatez» entre el
paciente. Y es que un buen número de personas acuden a estos profesionales para
ser atendidos con rapidez, muchas veces cuando sus dolencias no lo justifican.
«El otro día a la 1.30
de la mañana me encontré a una madre con un niño de 16 años que venía con una
quemadura solar. Por eso no tienes que ir a Urgencias de un hospital de tercer
nivel», comenta.
Para crear esta tormenta
perfecta se une el hecho de que hay «mucha gente de vacaciones y plantas
cerradas, por lo que se están retrasando cirugías. Una persona que lleve
esperando seis meses, por ejemplo, por una cirugía de vesícula porque tiene
cólicos de repetición, en cuanto tiene el mínimo dolor acude a Urgencias».
No obstante este
profesional se toma la situación con filosofía. «Un entrenador del Oviedo
Baloncesto dijo en cierta ocasión en una rueda de prensa que ante las
adversidades había que adaptarse y no llorar. Es como esa frase de los SEAL de
‘¿cómo te comerías un elefante? Pues de filete en filete’».
En esta línea constata
que la priorización de casos y la flexibilidad son las claves. «A los graves se
les va a atender primero y con calidad. Los no graves van a esperar más»,
constata. Define este servicio como «Un grifo que está continuamente abierto». «Es
duro, pero la medicina de Urgencias es así. Si no lo hiciésemos bien la gente
no vendría y, pese a todo, reclamaciones tenemos muy pocas».
Insiste en que, para
confirmar esta aseveración, se fijan «en el dato de la reconsulta de los
pacientes en 72 horas. Pues seguimos teniendo lo mismo que en 2019». Cree que
para aliviar en cierta medida la situación de las Urgencias del HUCA (y de los
centros hospitalarios de la región en general) resolver el escenario en «el
paso previo a nosotros» es esencial.
Cree que es
imperativo «reforzar la Atención Primaria» y, asimismo, «disminuir
las listas de espera». «Con la Atención Primaria hay un problema
estructural, pero aquí, en Cataluña y Madrid». Apunta la necesidad de que «los
profesionales de Primaria estén contentos, con una buena calidad de trabajo
para que quedan desarrollar bien su tarea».
Del mismo modo llama la
atención sobre una circunstancia más concreta. «De los residentes que terminan
Medicina de Familia hay un porcentaje importante que vienen a trabajar a los
servicios de Urgencias. Si hubiese creada una especialidad de Medicina de
Urgencias eso no pasaría, porque el que va a trabajar a Urgencias escogería
Medicina de Urgencias en el MIR y el que hace Medicina de Familia iría a
trabajar a un Centro de Salud, que es lo que le gusta», concluye.

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