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Condenan a dos
años y cuatro meses de cárcel a una exjefa del HUCA por humillar a una empleada
Deberá indemnizar con 9.000 euros a la víctima, auxiliar administrativa, que declaró en el juicio que la trataba «como una apestada»
Sucedió en el Hospital Universitario Central de Asturias
(HUCA) entre 2013 y 2017. Tiempo durante el que una auxiliar administrativa
sufrió un trato hostil y humillante por parte de quien fuera su jefa de
gabinete. La víctima, que tuvo que estar de baja y sufrió ansiedad y episodios
de migrañas, declaró en el juicio oral celebrado en el Penal número 2 a
mediados de junio, y en que estuvo representada por el letrado Alfonso Coronas,
que su entonces superiora la trataba «como una apestada». «Me echaba broncas de
tres cuartos de hora hasta que me derrumbaba».
Aunque la procesada se defendió de todas las
acusaciones vertidas contra ella achacándolas a un sentimiento de amenaza, que
no aclaró ante la juez, pero que la obligaba a realizar un autodefensa porque
«alguien de arriba» quería perjudicarla, acaba de ser condenada a dos años y
cuatro meses de cárcel. Desglosando: un año y cuatro meses de prisión por un
delito contra la integridad moral; y otro años más por un delito de lesiones
psíquicas. Además del pago a la víctima de 9.000 euros de indemnización.
Según la sentencia a la que ha tenido acceso este diario, queda probado que la procesada «dispensó a algunos de sus subordinados un trato vejatorio», concretamente contra la denunciante. Se refería a ella «diciéndole que era una simple auxiliar, recriminándole de forma indiscriminada diciéndole que hacía mal las cosas, fuera cierto o no, provocándole el llanto; echándole la culpa cuando algo salía mal; restringiéndole cada vez más las funciones que tenía encomendadas; mandándole hacer tareas inútiles; prohibiéndole descansar y salir a tomar café; recriminándole con cualquier excusa bien fuera porque no se sentaba recta, por levantar una ceja o 'mirarla mal'; utilizando tanto su teléfono móvil como una grabadora para grabar sus conversaciones y controlando sus movimientos y ordenador». Además, según prosiguen los hechos probados del fallo, la víctima debía «elaborar una hoja de incidencias donde debía anotar cada media hora todas las tareas que hacía». Esto es, «constantes faltas de respeto, desprecios, fiscalización y autoritarismo por parte de la acusada».
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