MI OPINION
Desgraciadamente tengo conocimiento de situaciones similares, eso sí, para
desgracia de los irresponsables que dicen gestionar la Sanidad pública en
Asturias. Pues desde el año 2013 en que dio comienzo mi cruza personal, tengo constancia de casos similares, que son una auténtica aberración, cuando no, un atropello en toda regla,
donde el paciente para los irresponsables que dicen gestionar el Sespa, representan tan solo un número en una fría estadística.
Hace ya demasiado tiempo que
se habla de las listas de espera, a las cuales nadie parece encontrar solución, o es que quizás no interesa hacerlo. Lo que no se cita, porque no les interesa, ya
que sería un escándalo de dimensiones difícilmente cuantificables, es el número
de pacientes que se quedan por el camino a la espera de una intervención
quirúrgica. Tampoco se habla de los pacientes que esperan meses por una prueba de
diagnóstico, mediante la cual en muchos casos se confirmar las peores
sospechas. Mucho menos se habla de las listas de espera en servicios como el de
Oncología Radioterapia del HUCA.
Hoy desgraciadamente sale a
la luz un nuevo caso, de esos que el Sespa califica con su ya habitual demagogia
de “caso puntual”, pero nada más alejado de la realidad. Lo que este paciente
denuncia es consecuencia directa del sectarismo y revanchismo que impera en
nuestra Sanidad pública. Donde se anteponen los intereses económicos y personales de un puñado de pésimos gestores, carentes de toda ètica y escrúpulos, los cuales hacen y deshacen a su antojo, sin que nadie a día de hoy ponga fin a sus muchas tropelías.
Resumiendo, este es un nuevo
caso de “pérdida de oportunidad”.
Una queja a la
semana durante cinco meses para hacerse una prueba en el HUCA
Un vecino de Avilés con cáncer de próstata ha esperado meses por una prueba
en el HUCA por la falta de reservas de un compuesto necesario
Santiago Fidalgo tiene 63 años y fue operado de un cáncer de próstata en
diciembre del año pasado. Se lo había detectado su médica de cabecera seis
meses antes en el centro de salud de Sabugo. Desde entonces, este
vecino de Avilés ha estado en una lista de espera interminable
para hacerse una prueba que determine si es necesario iniciar un tratamiento
de radioterapia o se debe optar por otra opción más efectiva. Este
proceso lo está coordinando una oncóloga del Hospital Universitario
Central de Asturias (HUCA), el único centro asturiano que hace este
tipo de pruebas.
La prueba en sí se denomina PET-Colina y consiste en la
aplicación de un contraste que se adhiere a las membranas de las células
cancerígenas y permite detectar una posible metástasis en
estadios tempranos, sobre todo en casos de próstata como este. Al parecer,
se suelen dar tres citas a la semana para realizar el procedimiento, pero según
el propio paciente el problema es que el hospital no tienen reservas
suficientes de este compuesto, por lo que ha ido retrasando las citas
programadas constantemente, engordando la lista de espera. Hasta ahora.
Desde la Consejería de Sanidad confirmaron que existe un problema de
suministro de este compuesto, que no hay más pacientes afectados y que Fidalgo,
por fin, podrá hacerse su prueba el próximo jueves. Ahora bien, el camino no ha
sido fácil. La mujer del afectado ha jugado la única carta que tenía: la
presión. «He llamado al departamento de Medicina Nuclear cada lunes
desde que operaron a mi marido y hasta ahora no había tenido ninguna respuesta
clara», asegura.
El paciente llegó a plantearse pagar por la prueba 12.000 euros en una
clínica privada
Lo que hacían era darle largas e incluso le confirmaron que había unas doce
personas delante de su marido, «o incluso más, pero me dijeron que
mejor dejaban de contar», lamenta. La semana pasada dieron un nuevo paso en
esta lucha y enviaron un escrito de queja formal al Sespa, con la esperanza de
obtener una respuesta más rápida. Y por fin lo han logrado.
«Es una pena que un paciente tenga que ser tan pesado e insistente para
conseguir algo en un sistema de sanidad público. Lo que debería haber sido una
prueba rápida de trámite que le permitiese a los médicos empezar a tratarme, se
ha ido alargando y ha sido un calvario para mi familia y para mí mismo»,
aseguró a este periódico el paciente afectado.
Ahora, esta familia empieza a ver la luz y tiene algo de esperanza, pero
Fidalgo llegó a plantearse la opción de realizar la prueba en una clínica
privada, agilizando el proceso y saltándose los cauces comunes de la Seguridad Social.
«El problema era que es un procedimiento muy especializado y ninguna clínica
asturiana me lo podía hacer, tendría que haberme ido fuera de la provincia y
pagar una gran cantidad de dinero», señaló. La prueba PET-Colina cuesta entre
seis mil y doce mil euros, dependiendo de la clínica en la que se lleve a cabo.
«Menos mal que ya no hace falta pagar, ahora a luchar».
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