140.640 euros de
sanción por la muerte de un bebé tras una atención negligente
Los padres aseguraron que el médico de guardia del centro de salud de La
Corredoria se negó a auscultar al niño y alegó que tenía mucho trabajo
Un bebé de 21 meses falleció el 4 de julio de 2016 en el Hospital Universitario Central de Asturias
(HUCA) víctima de una sepsis
fulminante. La investigación realizada da por probada que la
enfermedad se complicó por una negligencia,
que al crío lo atendió un médico de guardia del ambulatorio que luego negó
haberlo hecho, que el profesional no actuó con la diligencia exigible y que los
padres tienen derecho a una indemnización. Pedían 950.000 euros pero el Consejo
Consultivo lo deja en 140.640 euros a
repartir entre ambos padres.
En su reclamación, los progenitores adujeron que el domingo 3 de
julio de 2016, alrededor de las 9 de la mañana, la madre acudió al centro de salud de La Corredoria con
el bebé y una vecina. Esperaron un tiempo a ser atendidos pero, al no aparecer
nadie en el puesto de registro, accedieron a los despachos buscando un médico.
La madre refirió que el bebé llevaba 48 horas con fiebre, no respondía al
tratamiento con Dalsy y tenía unas dificultades para respirar que nunca le
había visto. «El médico que los atendió en consulta no exploró al menor en
ningún momento, ni tan siquiera lo desvistió, permaneciendo durante todo el
tiempo que estuvo en la consulta en los brazos de la madre», aseguran los
familiares. El facultativo no
habría consultado el historial clínico y culpó a un catarro,
aconsejando seguir con el Dalsy y un Ventolin. En la versión de los
progenitores, la madre le habría propuesto ir al hospital, algo que el
facultativo habría juzgado como «no necesario».
A las 8 de la mañana siguiente el bebé estaba postrado en la
cuna, «en un estado casi cianótico» y la madre corrió al mismo centro de salud.
La doctora ordenó su traslado
urgente al HUCA por una posible septicema y habría preguntado a
la progenitora «por qué no habían acudido antes al médico, mostrándose
sorprendida cuando le explicó lo acontecido el día anterior», según la
reclamación. Al día siguiente el paciente falleció.
La Inspección de Servicios y Centros Sanitarios preguntó al
médico de guardia si, como describían los padres, despachó al bebé sin
examinarlo. «Me ratifico en que yo no tengo conocimiento de que así fuese, ya
que a dicho niño nunca lo vi, al igual que no hay registro de tal situación».
Añadió luego que «es rarísimo que
no me acuerde de tal situación» y que «uno no se encuentra al
100% en condiciones óptimas para atender tanta demanda, todos somos humanos y
estamos expuestos a fallos».
El asunto fue investigado. La encargada del registro reconoció
que a esas horas suele mover expedientes y en ocasiones los pacientes pasan sin
dejar constancia documental de ello. La vecina ratificó que eso fue lo que
ocurrió. El informe final ve relevante que dos días después del deceso el padre
pidiera al centro de salud que identificara al facultativo. La Inspección
concluye que efectivamente el bebé fue llevado aquel domingo al centro, que el
facultativo no consultó su expediente ni exploró a la criatura y que es
altamente probable que el resultado hubiera sido otro de haberlo hecho.
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