Denuncian falta de
transparencia de los fármacos contra el cáncer
·
EUROPA
PRESS
La campaña “No es Sano” denuncia que la industria farmacéutica se beneficia
de medicamentos contra el cáncer desarrollados con una gran inversión pública
Los tratamientos para el cáncer son uno
de los grupos de medicamentos con precios más altos y que más ingresos generan
para la industria farmacéutica, si bien hay una "importante"
inversión pública en las fases de investigación y en los ensayos clínicos de
muchos de los fármacos, según el informe Los medicamentos para el
cáncer: altos precios y desigualdad, publicado por la campaña No es Sano.
Y es que, el "imparable"
crecimiento de los precios de los medicamentos oncológicos, que se han
duplicado en solo diez años, está teniendo un impacto directo en los sistemas
de salud de todo el mundo, incrementando el gasto farmacéutico y limitando su
acceso en muchos países. En España, algunas de las
terapias más empleadas para tratar tumores alcanzan los 30.000, 40.000 y hasta
100.000 euros por paciente al año.
Unos precios "inasumibles"
para el sistema sanitario, sobre todo teniendo en cuenta que cada vez es mayor
el número de casos diagnosticados, que pasará de 247.000 en 2015 a 315.000 en
2035, casi un treinta por ciento más, según las previsiones.
Esta situación, tal y como han recordado
expertos de la campaña, se debe a un sistema de propiedad intelectual que deja
en manos de las compañías farmacéuticas la fijación de los precios de los
fármacos y a un marco regulatorio poco transparente que beneficia a la
industria en detrimento del interés público.
El actual sistema de patentes pretende
garantizar la recuperación de los recursos invertidos en
investigación, pero la realidad es que no podemos conocer esos
costes porque son secretos y los datos que se publicitan no tienen en cuenta la
inversión pública. Esta "falta de transparencia"
da lugar a que la industria fije los precios de los fármacos arbitrariamente,
en función de la capacidad del mercado de cada país.
Una "opacidad" a la que hay
que añadir el hecho de que las negociaciones con las administraciones públicas
están sujetas a acuerdos de confidencialidad que impiden hacer público cuánto
se paga por los medicamentos.
En este sentido, el informe destaca que en España "no es posible" acceder
a los acuerdos de precios fijados entre el Gobierno y la industria para estos
fármacos de uso hospitalario y, dado que el peso presupuestario
recae sobre las comunidades autónomas, este secretismo llega a provocar que los
ya altos precios sean además diferentes entre regiones e, incluso, entre
hospitales, poniendo en "peligro" los recursos finitos del sistema
sanitario y obligando a recortar de otras partidas "muy necesarias",
como la contratación de personal médico, el cuidado y la atención a los
pacientes o los equipos para diagnosticar enfermedades.
Casos concretos de fármacos
En concreto, el estudio analiza cuatro
casos concretos de algunos de los fármacos clave para el tratamiento del cáncer
que generan "enormes ingresos" a las compañías que los comercializan
y que destacan por una "importante" inversión pública en su fase de
desarrollo.
La investigación de trastuzumab, para
cáncer de mama, fue apoyada en gran parte por filántropos y fundaciones y casi
el 50% de los ensayos clínicos se realizaron con presupuesto de universidades,
centros de investigación o fundaciones sin ánimo de lucro. "Hoy es uno de
los productos estrella de Roche y ha generado más de 60.000 millones en ventas desde
su comercialización", ha destacado.
En los casos de alemtuzumab (Sanofi) y
bevacizumab (Roche), otros dos fármacos estudiados, el informe revela que el
70% y el 50% de los ensayos clínicos, respectivamente, han sido financiados por
universidades, centros de investigación o fundaciones sin ánimo de lucro.
Asimismo, el estudio analiza las nuevas inmunoterapias, las
terapias CAR-T. Se trata de nuevos tratamientos que modifican las propias
células del sistema inmunitario del paciente para que detecte y destruya a las
células causantes del cáncer. Recientemente, se ha aprobado la comercialización
en Estados Unidos de 'Kymriah' (Novartis) y 'Yescarta' (Gilead) con precios de
salida que superan los 380.000 euros (475.000 dólares) en el primer caso y los
300.000 (373.000 dólares) en el segundo.
Una vez más, gran parte de la investigación que ha dado lugar a estas terapias
proviene de recursos públicos, más de 242 millones de euros (300
millones de dólares) solo en Estados Unidos, y más del 60 por ciento de los ensayos
clínicos se han financiado a través de universidades, centros de investigación
o fundaciones sin ánimo de lucro.
Asimismo, los casos de alemtuzumab y
bevacizumab reflejan, además, algunas de las muchas estrategias comerciales a
las que recurre la industria para maximizar beneficios.
De hecho, alemtuzumab multiplicó su
precio por 15, hasta los 58.0000 euros, en un año. El fármaco, destinado en un principio a tratar un tipo de leucemia,
fue retirado por la empresa y lanzado de nuevo con otro nombre y otro fin:
tratar la esclerosis múltiple entrando así en un nuevo mercado cuyos
medicamentos son más caros.
Bevacizumab, por su parte, es un fármaco
utilizado en diferentes tipos de cáncer, cuyas ventas, desde 2004, superan ya
los 61.000 millones de euros. Este medicamento demostró también su efectividad
en el tratamiento de un tipo de ceguera. "La compañía Genentech/Roche, en
vez de solicitar la inclusión de esta enfermedad en el listado de indicaciones
del medicamento, decidió crear uno nuevo a partir de bevacizumab, con similares
resultados, pero con otro nombre y un precio 100 veces mayor", han dicho
desde No es Sano.
Por todo ello, ha solicitado una bajada
en los precios de los medicamentos y que estos se fijen a partir de los costes
reales de investigación y producción, no con criterios arbitrarios; y conocer
el precio real de los medicamentos que estamos pagando a través del sistema
sanitario y transparencia en las negociaciones con la industria farmacéutica.
Del mismo modo, ha solicitado más financiación
pública para la investigación en cáncer (con datos abiertos y accesibles que
estén al servicio de otras investigaciones); más control de los precios de
los medicamentos en los que se han invertido fondos públicos y
cambios en el modelo de gestión de la propiedad intelectual para que las
patentes no sean el único incentivo; y la puesta en marcha de regulaciones que
controlen y sancionen los abusos de competencia, como volver a patentar
fármacos antiguos, 'evergreening' o el bloqueo a la entrada en el mercado de
medicamentos genéricos y biosimilares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario