lunes, 22 de enero de 2018

Un ¡¡ZASCA !! a la eficiencia de Faustino Blanco

La respuesta que da un profesional de la Sanidad asturiana al exconsejero Faustino Blanco.
“Sabe usted que una consulta en tiempo, un tratamiento, una intervención, una prueba, si se prolonga en el tiempo conlleva costes sociales y económicos en la actividad de un país y ello también desequilibra la relación coste/beneficio”.
Por lo tanto, creo particularmente que muy pocas de las características de eficiencia que usted define estén bien desarrolladas. Por cierto, queda una acepción del vocablo eficiencia: “Aptitud, competencia y eficacia en el cargo que se ocupa”.
¡¡ ZASCA !! en toda la boca
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El señor exconsejero de Sanidad Faustino Blanco y la eficiencia
Jesús García Salazar (Oviedo) – LNE 20/1/2018

En este medio de comunicación, concretamente el día 7, leo atentamente una nueva epístola del señor Blanco en la que, con sus mejores intenciones, nos señala cuál ha de ser el camino para mejorar el sistema público de salud. Con todo mi respeto, como compañero y usuario, siempre basado en mi criterio, creo que no ha sido el mejor momento, como tampoco que usted sea el más adecuado para darlo.
Rebatir aquí todas sus recomendaciones –algunas acertadas, lo reconozco– sería demasiado extenso y, por lo tanto, sólo me “acercaré” a exponer mi humilde opinión, eso sí, pegadito a la calle, sin tantos datos ni tantas citas de personajes ilustres.
Una vez y otra los políticos y gestores de lo público basan los sistemas en términos de eficiencia y excelencia en conjunción con principios de visión, misión y valores. El inconveniente, reconociendo la importancia de todos ellos, es que la deriva de la sanidad en Asturias no lleva el mismo camino que el desarrollo de los mismos. Ello es un indicador de que ustedes, los anteriores responsables, como los actuales, no han sido capaces de aplicarlos, de ahí que lo repitan, machaconamente y sin crédito, en cada congreso, en cada foro de debate, en cada conferencia, en cada reunión.
Sin llegar a su nivel de conocimiento técnico en cuanto a los amplios significados de eficiencia, sí le pregunto qué entiende usted por este término. Dónde pone el valor al aplicar este término y, lo más importante, cómo explicarlo a los profesionales, usuarios y ciudadanos. Dicho de otra forma, no sé si aplica el equilibrio en el coste/beneficio o da más valor al continente empresarial economicista, siempre en términos de salud. Reconozco, como profesional, que todos los recursos son limitados y que hemos de gestionar lo público muy bien, pero caben dudas que se esté haciendo adecuadamente. Usted convendrá conmigo que los logros finales se conseguirían mucho mejor cuando se desarrolle el potencial que tiene el sistema y sin cicaterías, cuando se amplíen sus recursos humanos conforme las necesidades, cuando los recursos materiales sean los apropiados y cuando la suficiencia financiera –en porcentaje acorde a los países de nuestro entorno– sea tan necesaria como realista. Por ello, señor exconsejero, si hablamos de eficiencia hay otros elementos básicos para que sea con desarrollo apropiado y se pueda llegar a la excelencia. La organización (con mayúsculas) del sistema en cada unidad y servicio con profesionales competentes y capacitados es una misión imperiosa. La planificación, en términos de estrategia, que permita una mejor toma de decisiones es una visión ineludible. La información y la comunicación continua y bidireccional con profesionales, con usuarios, ciudadanos y organizaciones que defiendan el sistema público de salud es valor añadido –obvio los agentes sociales dignos, según mi criterio, de la famosa frase de Sabino Fernández Campo–. Por lo tanto, creo particularmente que muy pocas de las características de eficiencia que usted define estén bien desarrolladas. Por cierto, queda una acepción del vocablo eficiencia: “Aptitud, competencia y eficacia en el cargo que se ocupa”. Sobre ella tengo mi propia apreciación en cuanto a la esfera política y de gestión.
Si seguimos con la eficiencia, sí quiero señalar las listas de espera, que preocupan, y mucho, a pacientes y familiares. Estará conmigo que se podrían gestionar mejor. La eficacia y los criterios son importantes elaborados con objetivos más claros, con mayor transparencia, más ágiles y menos coercitivos, en los que se consideren aspectos sociales y laborales que eviten costes indirectos como la incertidumbre psicológica y permitan la celeridad a la vida laboral, entre otras características inferidas. Sabe usted que una consulta en tiempo, un tratamiento, una intervención, una prueba, si se prolonga en el tiempo conlleva costes sociales y económicos en la actividad de un país y ello también desequilibra la relación coste/beneficio.
Como muestra, le pregunto si considera eficiencia, e incluso excelencia, los siguientes ejemplos (son reales, muy cercanos, directos y, ojo, no sacados de otros pacientes que seguramente sí se verán reflejados). Ejemplos, por cierto, que no se encajan en los optimistas plazos y fríos datos que desde el Sespa se señalan.
Paciente que acude a su centro de salud, en el mes de octubre de 2017, por dolor costal de meses de evolución. El facultativo pide interconsulta con volante preferente, para más señas, a la especialidad en traumatología. ¿Saben ustedes, los políticos, para cuándo tiene la fecha de primera consulta? El 9 de febrero 2019. ¿Desea otro ejemplo? Paciente con pólipo biopsiado hace 6 años y con antecedentes familiares de primer grado con neo de colon. Se solicita colonoscopia el mes de junio de 2017 conforme protocolo. ¿Sabe para cuándo la cita? Primer trimestre de 2019. Por ello le digo, señor exconsejero, que es muy difícil que quienes han tenido y tienen responsabilidades políticas expliquen a los pacientes, y son cientos, las buenas intenciones que tienen todos ustedes.
Señor Blanco, no sé si retomó la actividad profesional o está en un despacho. Si es el primero de los supuestos, espero que escuche a los compañeros y aprecie sus opiniones sobre sus estados de ánimo y cargas laborales. Si es el segundo de los supuestos, le sugiero se pase por un servicio de urgencias o plantas llenas de pacientes y compruebe, en este caso, el ánimo de pacientes y trabajadores. Se lo digo porque las amables palabras que siempre se desprende hacia los profesionales desde la esfera política y los gestores “politizados” siempre quedan muy bien. En mis 31 años de profesión jamás he visto y percibo tal grado de desmotivación, descontento, enfado y desconfianza, y es una pena porque es nuestra empresa. Por ello, a pacientes y familiares, dentro de esa misión, visión y valores que es inherente al sistema, les ruego que no se enfaden con quienes deseamos un sistema ágil, disponer de más tiempo, con espacios suficientes y mayor cercanía, pues nosotros, más allá de lo teórico, sí queremos ofrecer mejor calidad asistencial, mayor dedicación y tenemos claro que los pacientes son el centro del sistema.
He aprovechado para dejar clara mi opinión hacia su análisis. Señor exconsejero, termino expresando que es cuanto menos curioso que ahora, cuando ha tenido el honor de llevar las riendas de la sanidad y ha contado con tiempo y armas para ello, nos dé indicaciones para mejorarla. Es mi obligación como profesional desear a los actuales responsables de la sanidad que acepten no lo teórico, sino lo práctico, y seguro que lo intentan. Y en el caso de usted, si con las epístolas pretende seguir optando a retomar la máxima responsabilidad de la sanidad, confío, si se diera el caso, haga realidad todos sus principios. Se lo deseo como profesional, como compañero en el sistema y, lo más importante, como usuario de un sistema público de salud al que deseo muchos años de vida a pesar de las debilidades actuales y de los políticos de turno. 

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