Algunos de los logros de GISPASA. Las máquinas expendedoras de uniformes para el personal sanitario no
funcionan, (1 – 2).
Mientras tanto se permite que la grúa campe a sus anchas dentro
del perímetro de La Cadellada (3 – 4).
Tan solo habían transcurrido 21 días de aquel año
2014. Los medios de comunicación regionales, seguramente que bien engrasados, nos
anunciaban a los asturianos la nueva buena. Aquel 21 de enero, se ponía
en marcha el servicio de Oncología Radioterapia del nuevo complejo de La
Cadellada. Recuerdo que en las fotografías de aquel día tan importante no
estaban todos. Tiempo después fui sabiendo los motivos, aunque nunca me pude
imaginar, que aquello era tan solo el presagio de lo que ocurriría a posteriori
con algunos de los profesionales adscritos a dicho servicio. No obstante, hoy
no toca hablar de aquellas aguas, mucho menos de sus lodos, ya que estos
últimos con el paso del tiempo están a la vista de todos.
Hoy nos toca mirar para atrás, y ver la evolución
sufrida por el nuevo Hospital
Universitario Central de Asturias. Ese complejo que algunos nos vendieron como
el buque insignia de la Sanidad pública asturiana. Que a la vista del tiempo
transcurrido, y de todo lo vivido a día de hoy, no deja de ser un enorme pufo, que
deberemos de pagar todos los asturianos, por obra y gracia de unos cuantos
iluminados.
Con su inauguración se nos prometió el oro y el
moro. El oro en buena parte no se sabe a dónde fue a parar, al menos si
juzgamos las muchas deficiencias estructurales que en cuatro años nos fue
dejando ver el macro complejo. Nos vendieron que a partir de su inauguración toda
debería de ser un camino de rosas. Pero lo que no nos dijeron, es que aquellas rosas
tenían espinas. Claro que fuimos unos ingenuos, pues de mano sabíamos que aquellas rosas
eran socialistas…
Si echamos la vista atrás, nos encontramos con más
listas de espera, con menos recursos humanos de todo tipo, e incluso falta parte
de la tecnología punta que se había anunciado a bombo y platillo. Las
habitaciones en la zona de hospitalización, que se nos habían anunciado que la
mitad serian dobles, y la otra mitad individuales, nada de nada. La televisión
para uso y disfrute del paciente está instalada, pero el servicio se presta previo
pago a la empresa adjudicataria de este. Que decir de los aparcamientos, más de
lo mismo. Si quieres tomarte un agua, y la sacas en una de las muchas maquinas estratégicamente
colocadas dentro complejo, te resulta más económico salir fuera del hospital, y
pedir una botella de buen vino, te saldrá más económica. Lo de las cafeterías,
es un atraco a mano armada. Y del centro comercial del atrio,… mejor vamos a
correr un tupido velo.
En su momento para construir y desarrollar el HUCA y el Hospital Alvarez Buylla, se creó por gentileza del entonces presidente Tinin Areces, un ente llamado GISPASA. A través del mismo se deberían de gestionar y administrar los dineros públicos de ambos equipamientos. Finalizada su construcción y posterior puesta en marcha de ambos complejos hospitalarios, el ente debería de disolverse. Pero como el dinero es de todos, aunque a la hora de la verdad lo manejan unos cuantos, por algún extraño motivo, no interesa disolver GISPASA. Aunque con solo echar un vistazo a su consejo de administración, todo el mundo debería de darse cuenta de quien “maneja mi barca”.
El caso es que tiempo pasa, pero a pesar de las muchas peticiones de disolución del ente, nadie es capaz de obligar al desgobierno de Asturias a que ponga fin a semejante despropósito. Aunque mirándolo bien, pudiéramos estar ante una administración paralela de los dineros públicos.
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