domingo, 21 de enero de 2018

Soplemos las velas, que hoy estamos de aniversario



  
Algunos de los logros de GISPASA. Las máquinas expendedoras de uniformes para el personal sanitario no funcionan, (1 – 2). 
Mientras tanto se permite que la grúa campe a sus anchas dentro del perímetro de La Cadellada (3 – 4).

Tan solo habían transcurrido 21 días de aquel año 2014. Los medios de comunicación regionales, seguramente que bien engrasados, nos anunciaban a los asturianos la nueva buena. Aquel 21 de enero, se ponía en marcha el servicio de Oncología Radioterapia del nuevo complejo de La Cadellada. Recuerdo que en las fotografías de aquel día tan importante no estaban todos. Tiempo después fui sabiendo los motivos, aunque nunca me pude imaginar, que aquello era tan solo el presagio de lo que ocurriría a posteriori con algunos de los profesionales adscritos a dicho servicio. No obstante, hoy no toca hablar de aquellas aguas, mucho menos de sus lodos, ya que estos últimos con el paso del tiempo están a la vista de todos.
Hoy nos toca mirar para atrás, y ver la evolución sufrida por el nuevo  Hospital Universitario Central de Asturias. Ese complejo que algunos nos vendieron como el buque insignia de la Sanidad pública asturiana. Que a la vista del tiempo transcurrido, y de todo lo vivido a día de hoy, no deja de ser un enorme pufo, que deberemos de pagar todos los asturianos, por obra y gracia de unos cuantos iluminados.
Con su inauguración se nos prometió el oro y el moro. El oro en buena parte no se sabe a dónde fue a parar, al menos si juzgamos las muchas deficiencias estructurales que en cuatro años nos fue dejando ver el macro complejo. Nos vendieron que a partir de su inauguración toda debería de ser un camino de rosas. Pero lo que no nos dijeron, es que aquellas rosas tenían espinas. Claro que fuimos unos ingenuos, pues de mano sabíamos que aquellas rosas eran socialistas…
Si echamos la vista atrás, nos encontramos con más listas de espera, con menos recursos humanos de todo tipo, e incluso falta parte de la tecnología punta que se había anunciado a bombo y platillo. Las habitaciones en la zona de hospitalización, que se nos habían anunciado que la mitad serian dobles, y la otra mitad individuales, nada de nada. La televisión para uso y disfrute del paciente está instalada, pero el servicio se presta previo pago a la empresa adjudicataria de este. Que decir de los aparcamientos, más de lo mismo. Si quieres tomarte un agua, y la sacas en una de las muchas maquinas estratégicamente colocadas dentro complejo, te resulta más económico salir fuera del hospital, y pedir una botella de buen vino, te saldrá más económica. Lo de las cafeterías, es un atraco a mano armada. Y del centro comercial del atrio,… mejor vamos a correr un tupido velo.
En su momento para construir y desarrollar el HUCA y el Hospital Alvarez Buylla, se creó por gentileza del entonces presidente Tinin Areces, un ente llamado GISPASA. A través del mismo se deberían de gestionar y administrar los dineros públicos de ambos equipamientos. Finalizada su construcción y posterior puesta en marcha de ambos complejos hospitalarios, el ente debería de disolverse. Pero como el dinero es de todos, aunque a la hora de la verdad lo manejan unos cuantos, por algún extraño motivo, no interesa disolver GISPASA. Aunque con solo echar un vistazo a su consejo de administración, todo el mundo debería de darse cuenta de quien “maneja mi barca”.
El caso es que tiempo pasa, pero a pesar de las muchas peticiones de disolución del ente, nadie es capaz de obligar al desgobierno de Asturias a que ponga fin a semejante despropósito. Aunque mirándolo bien, pudiéramos estar ante una administración paralela de los dineros públicos.

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