ALTO, CLARO y fácil de entender
Publicado en El Comercio, 2 de agosto de 2014
Listas de espera en la sanidad asturiana
El barómetro sanitario del Ministerio de
Sanidad, de cuyos resultados El Comercio ha hecho un pormenorizado análisis,
pone de manifiesto lo que todos sabemos: las listas de espera sanitarias son
cada vez mayores. Es una pena porque el Gobierno socialista había recibido un
estado de listas de espera envidiable: seis meses seguidos, de diciembre a
junio de 2012, en los que ningún paciente tenía que esperar por una operación
quirúrgica más de 180 días. Era, sin ninguna duda, el mejor resultado de toda
España. Bastaba con mantener la línea que había marcado el Gobierno de Foro
para continuar igual. La prueba es que en el primer mes de Gobierno socialista
aún se mantuvo esta situación. Duró poco. En septiembre, la lista de espera
comenzó a crecer y nunca más se logró volver al estado en el que estaba en mayo
de 2012. Perdón, no es totalmente cierto. En diciembre de 2013 se volvió a
conseguir que ningún paciente esperara más de seis meses, pero se hizo
aplicando el ‘calendario javierano’, con meses que duraban más de 55 días.
El consejero de Sanidad ha empleado su
tiempo en justificar por qué aumentaban las listas de espera. Culpó a todo lo
que se le ocurrió: una huelga que provocó con su intransigencia, los recortes
sanitarios o el traslado del HUCA. Foro no utilizó ninguna varita mágica para
encauzar las listas de espera. Simplemente se limitó a utilizar los recursos
disponibles, públicos y privados. Utilizar los recursos públicos supone
comenzar por establecer un buen ambiente de trabajo en los hospitales. En
cualquier empresa en la que hay una sintonía entre la Dirección y los trabajadores,
la productividad aumenta. Es lo que hizo Foro: tener una relación laboral
normal con los profesionales sanitarios. Nada excepcional, simplemente
reconocer su esfuerzo en vez de insultarles.
Cuando la relación es de confianza
mutua, es muy fácil saber en qué situaciones es necesario recurrir a las
jornadas de tarde para acortar las listas de espera. Son las famosas ‘peonadas’
que en otras empresas se llaman ‘horas extra’. Hay especialidades médicas que
deben funcionar en horario de mañana y tarde. El ejemplo más claro es el de la
Radiología. No es lógico tener aparatos carísimos sin utilizar durante las
tardes. Hay que rentabilizarlos teniéndolos en funcionamiento al menos 12 horas
al día. Como no es posible tener una plantilla por las mañanas y otra distinta
por las tardes, porque se rompería el trabajo en equipo, no queda más remedio
que recurrir a las horas extra. En el fondo, una ‘peonada’ no se diferencia
mucho de una guardia médica y no entiendo la reticencia para recurrir a ellas
cuando el horario de mañanas es insuficiente para dar respuesta a las
necesidades de los pacientes. Como es lógico, a los médicos, enfermeros o
celadores que hacen ‘peonadas’ se les tiene que pagar por ello, como a
cualquier trabajador.
Asturias dispone de una red de hospitales
públicos envidiable, pero no es suficiente para cubrir las necesidades. Por
eso, hay que recurrir también a los hospitales concertados. Un hospital
concertado es aquel que ha aceptado recibir pacientes procedentes del sistema
público y les atiende con un precio pactado, es decir, que ha firmado un
‘concierto’ con el Sespa. Al consejero de Sanidad no le gustan los hospitales
concertados privados y les llama «hospitales con ánimo de lucro», como si
cobrar por prestar un servicio fuera algo inmoral.
Las listas de espera se han disparado
porque la Consejería de Sanidad las ha convertido en un problema ideológico. Si
se tiene el prejuicio de que los médicos no trabajan por las mañanas para
cobrar ‘peonadas’ por la tarde y que los hospitales privados se lucran a costa
de los enfermos, no hay nada que hacer y las listas de espera no se
controlarán. Parece un prejuicio intelectualmente pobre, pero es lo que hay.
A mí, cuando fui consejero de Sanidad en
el Gobierno de Foro, me funcionó mejor un prejuicio radicalmente opuesto: la
mayor parte de los médicos son profesionales con un gran sentido de la
responsabilidad y, como no les gusta que haya entre ellos quienes no actúen
correctamente, son los propios médicos quienes tienden a aislar a esos colegas
que no actúan como es debido. Con los hospitales concertados, el razonamiento
es parecido: no son una guarida de bandoleros. Son unos centros sanitarios que
desean ofrecer un buen servicio, porque saben que si no lo hacen así se
quedarán sin clientes. Es uno de los motivos por los que son muy raras las
quejas de pacientes atendidos en centros privados concertados. Como es lógico,
quieren obtener el mayor beneficio económico posible, pero no lo hacen a costa
de reducir la calidad, sino negociando precios más ventajosos. A estas alturas
y con la experiencia de muchos años, se ha llegado a un grado de
establecimiento de precios satisfactoria para todas las partes.
El PSOE ha criticado dura e injustamente
la política sanitaria de Foro, pero los asturianos saben muy bien quiénes
tenían controladas las listas de espera y a quiénes se les han disparado. Son
los resultados reflejados en el barómetro sanitario. Pero si alguien tuviera
dudas y no creyera en la fiabilidad del barómetro, que pregunte a los
profesionales sanitarios con qué Gobierno trabajaron en mejores condiciones.
José María Navia-Osorio
Presidente de la
Comisión de Sanidad de FORO. Ex Consejero de Sanidad.
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