Tal y como comente ayer, aquí os dejo la segunda parte del artículo publicado en el mes de abril del presente año, en la revista del Ilustre Colegio de Médicos de Asturias - Revista Colegial, firmado por el especialista en Oncología Médica, el Dr. Angel Jiménez Lacave, al cual deseo agradecer desde que me haya permitido difundirlo, al ser a mi modo de ver, un documento muy esclarecedor, que espero sirva para informar a la sociedad en general, de una situación que no es aislada, y que están padeciendo en Asturias decenas de pacientes.
De nuevo, "Gracias Doctor Lacave"
Dr. Angel Jiménez Lacave
Especialista en Oncología Médica
En la actualidad, director del Servicio de Oncología
Médica del Sanatorio Nuestra Señora de Covadonga
2ª Parte
La influencia de la crisis económica en la práctica de la oncología
Si el acetato de abiraterona está aprobado, ¿Por qué no se permite su uso en las farmacias de los hospitales públicos de Asturias?
Analizando las noticias de La Nueva España nos hemos podido enterar que ha sido una comisión del HUCA, al menos, la que inicialmente decidió no dispensarlo y luego se ha extendido al resto de las farmacias de los hospitales públicos de Asturias. Preocupados los oncólogos españoles por las restricciones que se estaban observando en España en el tratamiento del cáncer, La Sociedad Española de Oncología Médica hizo una encuesta para saber qué estaba ocurriendo en las diferentes autonomías. La encuesta pone de manifiesto que de los 88 hospitales encuestados, en 22 de ellos se deniega el tratamiento con alguno de los fármacos aprobados para el tratamiento del cáncer. Es llamativo, en esta encuesta, que las autonomías donde más restricción hay son Cataluña y Andalucía. Asturias es la única Comunidad Autónoma donde los pacientes con cáncer de próstata no tienen acceso a la abiraterona. Sin embargo, es una de las autonomías que mayor gasto sanitario tiene por habitante y año, ya que casi el 50% del presupuesto del Principado se dedica a Sanidad.
Hace unos 10-15 años, España (Asturias ocupaba uno de los primeros puestos dentro de España), era uno de los países de la UE que encabezaba la lista en lo que se refiere a la rapidez en aprobar y administrar un nuevo fármaco antitumoral aun enfermo con cáncer. Nos llamaba la atención, en aquellos años, que en Inglaterra hubiese restricción de fármacos antitumorales. Este país creó una guía de actuación que tenía en cuenta la relación coste/eficacia antes de autorizar la financiación de un nuevo fármaco. Este sistema cuantificaba el precio que podría pagarse por año de vida ganado con un nuevo medicamento; de tal manera que si el precio del fármaco sobrepasaba el nivel establecido por la guía NICE britanica, no se financiaba.
Aplicando esos criterios a España, los expertos en gestión sanitaria han llegado a la conclusión que la cantidad máxima que podría financiar el estado por un fármaco por un año de vida ganada son 30.000 euros; dicho de otro modo, la financiación máxima tolerable por un año de tratamiento, teniendo en cuenta coste/beneficio, sería 30.000 euros. En mi experiencia, los pacientes que he tratado suelen estar con la enfermedad controlada más de un año. La abiraterona les cuesta 3.000 euros al mes; lo que supone 36.000 euros al año; cifra superior al límite establecido siguiendo este criterio. Pero resulta que ahora la guía NICE británica establece el limite en 50.000 libras y en consecuencia está financiando la abiraterona.
"Asturias es la única Comunidad Autónoma
donde los pacientes con cáncer de próstata
no tienen acceso a la abiraterona"
En conclusión, lo que está pasando es que la crisis está marcando el signo de los tiempos. De una medicina hipocratica fuimos pasando lentamente y con cierta presunción, a la medicina basada en la evidencia empírica (que es en la que se basan las agencias reguladoras para aprobar los nuevos fármacos); pero en el momento actual es posible que hayamos pasado a una medicina basada en el presupuesto (de alguna manera al “clinical managermente"), en términos anglosajones o a la gestión clínica: eufemismo engañoso, ya que no coincide el concepto que tiene los profesionales con el que tiene los políticos. Pero la realidad es que todos estamos implicados en la problemática del coste/eficacia, tanto el médico, como los políticos y cada uno de nosotros en su trabajo. Cada acto humano tiene un componente ético. El signo de los tiempos en los que estamos incrementara el esfuerzo de los filósofos, de los comités de ética y de bioética, ya que en el momento actual, como hemos visto, los principios más vulnerables son el de la equidad y el de la justicia.
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