La historia se repite, pero yo insisto en la pregunta de la esposa del protagonista de la noticia ¿si fuera familiar de Faustino ocurriría lo mismo? ¿si fuera familiar de la Directora del SESPA hubiesen mandado al paciente tras estar sedado y en la puerta del quirófano para casa? ¿y si fuera familiar de cualquiera de los altos cargos de sanidad?
Faustino tío, que este paisano tiene 67 y no entra en los parámetros de lo que insinuaste el día 12 de septiembre ante el Pleno del Parlamento, cuando intentaste dar respuesta a la pregunta número 6 del orden del día, ya sabes, coste de los medicamentos, edad del paciente, etc., esos parámetros de la nueva escuela del socialismo progresista de nuevo cuño que predicais en Asturias, pero que a la hora de dar trigo, ..... entonces eso ya es harina de otro costal.
Armando Arnaldo, en el salón de su casa,
muestra las medicinas que toma para sus problemas cardiacos.
La Nueva España.-14/11/2013
Un paciente queda dos veces a
la puerta del quirófano por un papel y falta de personal
Armando Arnaldo, de 67 años y enfermo del corazón, llegó a
estar siete horas ingresado y sedado sin conseguir que le operasen de una
hernia diagnosticada hace un año
Elena FERNÁNDEZ-PELLO Dos veces ha estado Armando Arnaldo a las
puertas del quirófano y las dos le han dado la vuelta. Este vecino de La
Argañosa, de 67 años y enfermo de corazón, lleva casi un año esperando una
operación de hernia inguinal. Cada vez que es citado en el Hospital
Universitario Central de Asturias (HUCA) regresa a casa el mismo día, tras
varias horas ingresado y, en una de las ocasiones, incluso después de haber
sido sedado, pero sin haber resuelto su problema. Unas pruebas traspapeladas y
la falta de anestesista son las excusas que le dieron en cada una de esas
ocasiones. «Nos quejamos, sí, pero nos escucharon como el que oye llover», se
lamenta su esposa, Esther Álvarez, esperando la próxima citación.
La última fue el pasado 8 de noviembre.
Arnaldo cuenta que ingresó en Maternidad, donde se iba a llevar a cabo la
operación, a las ocho de la mañana, en ayunas y sin haber tomado la medicación
para el corazón, como le habían ordenado. Esperó en la cama, tras haberle
rasurado la ingle y sedado, y a las tres de la tarde entró en su habitación una
residente. Fue quien le informó de que una operación anterior se había alargado
más de lo previsto, por lo que la suya quedaba suspendida «por falta de
anestesia».
Un mes antes, el 7 de octubre, Arnaldo había
pasado por una situación parecida. Aquella vez llegó al hospital a las once de
la mañana. «A mediodía la cirujana nos dijo que no podía operarlo, porque no
aparecía el papel con las pruebas de la anestesista», cuenta Esther Álvarez.
Aquella doctora les pidió «muy amablemente» que esperaran unas horas, hasta las
seis y media, por si el documento aparecía, pero no fue así.
Previamente y entre uno y otro ingreso el
paciente Armando Arnaldo ha pasado por tres analíticas. Su médico de Atención
Primaria le diagnosticó la hernia inguinal en diciembre del año pasado. Para
«agilizar» los trámites y acortar la espera, según les indicaron, fue derivado
al hospital Monte Naranco y en febrero de este año le sometieron a una primera
analítica. Sin embargo el anestesista de ese centro no dio su aprobación y
devolvió su caso al HUCA. En junio Arnaldo repitió todas las pruebas en el
Cristo y, tras la primera operación fallida, volvió a pasar, a finales de
octubre y por tercera vez, por una batería de análisis.
El matrimonio dice haberse encontrado con
otros enfermos con experiencias similares a las suyas. No saben si los
recortes, los preparativos del traslado del HUCA o los cambios informáticos
pueden explicar un caso tan rocambolesco. Él asegura que la próxima vez que lo
ingresen no se quitará la ropa hasta entrar a quirófano y ella lanza a los
profesionales de la sanidad una incómoda pregunta: «Si él fuera su padre o su
hermano, ¿lo mandarían a casa? Si fuera alguien que le doliera, una amiga, ¿la
enviarían de vuelta sin ofrecerle ni un vaso de agua?».
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