El psiquiatra José Luis Carrasco ha publicado recientemente su nuevo libro “La personalidad y sus trastornos”
Recientemente, José Luis Carrasco ha publicado su
nuevo libro 'La personalidad y sus trastornos'. En él, el jefe de Psiquiatría y creador y director
de la Unidad de Trastornos de Personalidad del Hospital San Carlos de Madrid,
hace un repaso, de manera divulgativa y accesible, a estas enfermedades, a las
que ha dedicado 30 años de su trayectoria profesional. Según Carrasco, el estudio de los trastornos de la
personalidad ha "acercado" a los médicos a la persona del paciente,
"humanizando" la Psiquiatría y permitiendo una mayor personalización
de los tratamientos.
En una entrevista con Redacción
Médica, el catedrático de Psiquiatría
de la Universidad Complutense también aborda el auge en la atención a
la salud mental. Aunque para Carrasco esto
es positivo, alerta de que se "habla mucho" de la salud mental como
el malestar de la vida cotidiana, y mientras se está "olvidando a las
personas que realmente tienen un trastorno". "La unificación de la
salud mental como si fuera todo igual, la depresión y el malestar cotidiano,
está siendo negativo, sobre todo para los pacientes que quedan
sin recursos", afirma.
¿Por qué decidió escribir sobre los trastorno de la personalidad? ¿El libro
es recomendable para aquellos que no tienen conocimiento del tema, también
sanitarios?
Es un campo de estudio que me apasiona y llevo
trabajando en él desde hace décadas. El interés es trasladable a la población
porque yo creo que se utiliza el término personalidad para etiquetar a las
personas, pero hay muy poco conocimiento entre la población de lo variado y lo
complejo que son los componentes de la personalidad. Es beneficioso que la
población conozca algo más de la personalidad porque ello le va ayudar a
conocer mejor a las personas que tenemos cerca, a tratarlas mejor o a saber los
comportamientos más adecuados para mantener una relación con ellas. Es una
forma de extender el conocimiento de lo que es la personalidad y sus
trastornas, de una forma sencilla y amena a la vez que científica.
También es recomendable para otros sanitarios.
Realmente, de la personalidad solo saben los psiquiatras y psicólogos muy
experimentados. Para el resto es un libro muy interesante, es una introducción
a la personalidad. Es un libro científico contado en un lenguaje para aquellos
que no han empezado a estudiarla.
¿Cómo ha cambiado la Psiquiatría en las últimas décadas y cómo ha afectado a
los trastornos de la personalidad?
La Psiquiatría ha cambiado mucho. Clínicamente
donde más ha cambiado es en los trastornos de la personalidad. Hace medio siglo
prácticamente no existía dentro de la Psiquiatría. No eran tratados
clínicamente, ni recibían muy diagnóstico, ni habían sido investigados. En los
últimos 30 años ha habido un desarrollo descomunal/espectacular del
conocimiento clínico de estos trastornos, de las clasificaciones y agrupaciones
y sobre todo del conocimiento de la etiopatogenia. De cuáles son las causas,
qué factores intervienen, pronóstico y tratamiento. Ha habido mucho avance en
el desarrollo de tratamientos específicos, tanto en psicoterapia como en
farmacoterapia.
El estudio de los trastornos de la personalidad
ha inducido a que dentro de la Psiquiatría los médicos nos interesemos más por
la persona del paciente, aunque este tenga una esquizofrenia un trastorno
bipolar o cualquier otro trastorno. Lleva al acercamiento a la persona del
paciente, ha producido una humanización de la psiquiatría y una mayor
personalización de los tratamientos.
"Nuestras
armas son la palabra y el ojo clínico. Lo que no gastamos en aparataje, lo
necesitamos en recursos humanos”
¿Hace falta más humanización del
paciente por parte de los sanitarios?
Hay falta de humanización en toda la Medicina
cuando nos fijamos mucho solo en el diagnóstico del órgano o en psiquiatría en
el diagnóstico de la enfermedad. A veces estamos demasiado tecnificados con las
palabras diagnósticas y con las etiquetas. La humanización viene cuando uno se
acerca más a la persona tras ese diagnóstico, tanto en Psiquiatría como en
otras enfermedades. Eso es una de las formas de mejorar la humanización,
entender que una persona que tiene una esquizofrenia, depresión, trastorno
bipolar… tiene también una personalidad y una persona y que no todos son
iguales, cada uno tiene sus circunstancias intrapsíquicas y externas.
Otro problema de la humanización viene también
de la presión asistencial. Para poder acercare a la persona del paciente se
necesita un tiempo, y la posibilidad de hablar y tener un encuentro. Cuando el
sistema te da solamente 15 o 20 minutos para ese proceso, hace que le médico
hace que vaya demasiado rápido y el paciente pueda tener esa sensación de no
estar conectando con el doctor. Todo eso lo tenemos que ir arreglando, pero
tenemos que ir planteándonos que la salud mental no es algo que se solucione en
15 minutos con un bisturí o con un electro. Nuestras armas son la palabra y el
ojo clínico. Lo que no gastamos en salud mental en aparataje, lo necesitamos en
recursos humanos. Eso mejoraría mucho la humanización y el pronóstico de los
pacientes y las curaciones de las enfermedades.
La pandemia ha desencadenado una mayor atención a la salud mental por parte
de la sociedad, ¿ha visto algún efecto positivo y negativo de la crisis
sanitaria y de que ahora se hable más de las enfermedades mentales?
Efecto positivo de la pandemia no he visto,
tendría que haber habido algo de sentirnos un poco más humildes, más tranquilos
y entender que tenemos que cuidarnos más. A nivel de la salud mental ha habido
un beneficio, porque ha habido atención social hacia ella y, sobre todo, las
carencias de la atención en salud mental. Esto se ha producido porque durante
la pandemia se desveló mucha patología mental que estaba escondida o camuflada
con otras actividades. La pandemia nos obligó a parar y nos puso de frente la
incertidumbre de la vida. Todo eso ha despertado muchas ansiedades y muchos
estados depresivos. En los jóvenes ha despertado muchas situaciones de
impulsividad, desesperanza… Y ha hecho que aumente mucho la demanda en salud
mental.
La parte positiva es que esta atención se pueda
convertir en una inversión, que, de verdad, la sociedad invierta en el
tratamiento de los problemas de salud mental. La parte negativa es que ha
aumentado mucho la demanda y los centros de tratamiento están sobrecargados.
Tenemos que resolverlo mediante la inversión.
Ha habido también un aspecto con el que hay que
tener mucho cuidado. Una cosa es la salud mental en el sentido de si estamos
felices, tranquilos o si tenemos miedo, eso forma parte de la existencia
humana, y otros son los trastornos mentales. Al hacer hincapié en la salud
mental muchos han hecho hincapié en que el ser humano no debería sufrir,
debería estar protegido, no debería tener estrés… Casi que cada ciudadano
debería tener un psicólogo o psiquiatra en su vida. Eso es distinto a los
trastornos mentales, que sí necesitamos tener un tratamiento.
Hablamos mucho de la salud mental como el
malestar de la vida cotidiana, se está olvidando a las personas que realmente
tienen un trastorno. Al generalizar el término de salud mental corremos el
peligro de mezclar, y está ocurriendo, el malestar de la vida cotidiana con los
trastornos mentales. Y hay que priorizar. A la hora de aportar recursos primero
hay que tratar a los que tienen verdaderos trastornos. La unificación de la
salud mental como si fuera todo igual, la depresión y el malestar cotidiano,
está siendo negativo sobre todo para los pacientes que quedan sin recursos.
"El conocimiento de las claves de la personalidad debería introducirse en el Bachillerato, es la forma de comprender a los seres humanos”
¿Cómo ayudaría a las
personas conocer más sobre los trastornos de personaldiad?
Es bueno leer y darse cuenta de que las cosas
son complejas, que no son etiquetas. Y más ahora que vivimos una época de
etiquetas y de imagen, donde con una imagen y una etiqueta parece que ya
tenemos definido todo, incluido la persona. Es necesario entender la
personalidad y que cada persona tiene diferentes fachadas y facetas, y que es
más compleja y no es todo de un color. Entender las claves de la personalidad
de otras personas nos ayuda a tener un pensamiento más complejo y más amplio en
relación con la otra persona, a hacer menos juicios, a tener menos prejuicios,
a ser menos intransigentes.
El conocimiento de las claves de la personalidad
debería introducirse en el conocimiento general de Bachillerato porque es la
forma de comprender más a los seres humanos que tenemos alrededor. Y, sin duda
alguna, eso tiene un efecto positivo. La gente solo tiene mitos en la cabeza de
este es impulsivo, este es un bipolar, un narcisista... Pero sin saber
exactamente de qué va la cosa. Al no conocerse, pero manejarse términos de la
personalidad al final acabo siendo un estigma. El desconocimiento de las
complejidades de la persona del otro suele llevarnos a la estigmatización y a
las relaciones de tipo simples y, muchas veces, impulsivas.
Vivimos con mucha gente alrededor con un
desconocimiento absoluto de lo que forma nuestra menta humana, que es la
personalidad. Sin embargo, sabemos que tiene un estómago, un corazón… Pero de
las personas que tenemos delante, salvo que nos cae bien o nos cae mal, no
sabemos nada de c&o
Fuente documental:
https://www.redaccionmedica.com/la-revista/noticias/-estudiar-los-trastornos-de-personalidad-ha-humanizado-la-psiquiatria--5367
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