La realidad de las listas de espera no es única, es poliédrica y tiene varias caras. Uno de los aspectos más desconocidos es el de la “ingeniería de datos” que subyace y nutre las listas. Así, una lista desagregada en motivos “estructurales” (“culpable: el sistema"), "rechazo" (culpable: el paciente) y “transitoriamente no programable” (Culpable: otra vez el paciente, o el médico que le dice que tienen algo por lo que no puede operarse) crea una falsa sensación, como muy bien titula el artículo, que el paciente tiene mucha parte del origen de su permanencia en esa lista.
No es así,
como se puede sospechar fácilmente: el paciente está en una lista porque
requiere ser atendido de sus síntomas, diagnosticado o tratado de su
enfermedad. La espera de un paciente comienza con la consulta al
profesional de atención Primaria (Médico de Familia, Pediatra…), que son los
menos limitantes, y a partir de ahí, el camino es variable. Las
listas de espera se pueden segmentar de muchas formas, por
ejemplo por tipos de atención (” “estoy esperando para el trauma “
…“estoy esperando una resonancia “ y la más importante , la
reina “estoy
esperando para operarme”… tres listas distintas y un único
paciente verdadero). Colocar a los pacientes por estricto orden de
llegada sin atender a su causa es como gestionar una cinta de reciclaje sin
separar nada: todo va al mismo sitio, no se distingue nada. Clasificar los
pacientes por sus circunstancias no clínicas (no puede operarse, no quiere ir a
un sitio) es como reciclar por el color del envoltorio: queda muy bien la
montañita roja “estructurales”, la azul “rechazo” y la verde “TNP”, pero
sigue todo mezclado. Las montañas son menores
individualmente pero ya no hay contenedor de tal tamaño para todo.
¿Tienen pues muchos pacientes las causa de su permanencia en
lista? En
resumen, creemos que no. Además la lista se autoperpetúa, un paciente que
durante su espera sufre una comorbilidad (ejemplo, un infarto) que dificulta o
retrasa la intervención, le debilita y aumenta el riesgo de mantenerlo
más tiempo alejado dela cirugía. La solución no es clasificarlo en
grupos, es resolverlo rápido.
¿Entonces como deberían clasificarse los pacientes? Posiblemente
la más operativa sería por patologías o grupos de patologías de
resolución similar, en cuyo caso veríamos quienes están
en listas con causas que no son demorables (oncología, urgencias), otras que
deben resolverse en tiempo prudentes (lesiones que limitan movilidad o causan
dolor crónico) y otras que pueden esperar algo más. Y así tendríamos una visión
certera de como de eficaz y equitativo es nuestro sistema: a cada cual lo
que necesita, cuando lo necesita. Existen un unos pocos procesos
recogidos en un Decreto de garantías para los que hay que garantizar
menos de 6 meses, pero la trampa numérica está servida: con sacar de la lista
varios de escaso tiempo de espera, ya has resuelto los números. Ingeniería
impecable de datos, e incluso elegancia expositiva si no se apoyara sobre el
sufrimiento humano.
¿Y porqué se hace tan mal tratamiento de los datos? Los motivos son
varios, algunos como la manipulación directa muy mediáticos pero
difíciles de demostrar, y nos quedamos con uno: por múltiples razones, los
sistemas de información sanitarios en nuestra tierrina son una absoluta birria,
sin paliativos. Coinciden todos los gestores que provienen de otros lares.
Cierto que se han intentado mejorar, pero aún dependemos de la más o menos
acertada recolección y tratamiento de datos, y en esa maraña de ceros y unos se
van muchas veces errores numéricos de bulto. El SESPA carece de informáticos en
su plantilla orgánica, no lo olviden.
Y esto
simplemente es la mala gestión de los datos, da para una monografía la
contención imposible (pero necesaria, que sino….) de los sucesivos
“parches de choque”. La reciente modificación de los programas especiales
no está exenta de problema graves para implantarse en algún Área. Confiemos
que en la ya cercana negociación de la tabla retributiva de 2024, errores
garrafales como la exclusividad, los precios irracionales de algunos programas
especiales, el infrareconocimiento del trabajo MIR y los atropellos de algunas
productividades fijas se solucionen…todas ellas contribuyen en mayor o
menso medida a que por más que se incite a aumentar el rendimiento, el aumento
no pueda compensar las listas. Y es que lo que no las mata, las engorda.
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