El virólogo que lidera una de las vacunas más prometedoras de nuestro país asegura que la española será más eficaz que la de Pfizer y Moderna.
Luis
Enjuanes (Valencia, 1945) es uno de los virólogos que más sabe de coronavirus en
España. Precisamente por eso, la vacuna que
desarrolla a contrarreloj en el Instituto
Nacional de Biotecnología es probablemente la que mayor
expectación ha generado en nuestro país. A pesar de estar jubilado, Enjuanes
trabaja sin descanso para lograr tener a lo largo de
2021 una vacuna que, si se cumplen sus pronósticos,
proporcionará una inmunidad más prolongada que la de Pfizer o Moderna. Nos
concede cinco minutos, pero es imposible no robarle unos cuantos más.
¿En qué punto se encuentra en estos momentos el desarrollo de su
vacuna?
Ya tenemos prácticamente aprobado el primer prototipo. Nos falta
hacer una prueba para evaluarla en ratones transgénicos humanizados y, si todo
nos va bien, en unas semanas empezaremos la evaluación. Esto suele durar entre
un mes y dos. O sea, que nos llevará hasta enero, y entonces ya empezaríamos
los experimentos en monos macacos. El resto del año tendríamos que hacer los
ensayos clínicos en fase 1, 2 y 3. Es decir, que nuestra vacuna, si todo va
bien, estaría para finales del año que viene, aunque esperamos
que sea una buena vacuna, naturalmente.
¿Por qué está tardando tanto en comparación con Pfizer o Moderna?
Para empezar, porque estas compañías tienen un número elevadísimo de
empleados. Nosotros somos 14 en el laboratorio. Pero la razón fundamental es
que es una vacuna de nuevo diseño que está derivada del propio virus y es un
poquito más compleja que la que han hecho estas dos compañías, que simplemente
expresan un RNA mensajero que codifica la proteína que induce anticuerpos
neutralizantes. Nosotros llevamos 35 años trabajando con coronavirus.
Desarrollamos unos sistemas que nos permitieron hacer ya una vacuna para el
MERS, el coronavirus de Oriente Medio, basada en un sistema muy seguro: un
replicón de RNA que ya evaluamos y funciona muy bien, con una protección del
100% que es esterilizante. Es decir, que cuando uno intenta infectar a los
animales ya vacunados, el virus no crece en absoluto, porque están muy bien
protegidos. Es una vacuna muy potente en
ese sentido. Esto, lo de la inmunidad esterilizante, no lo suelen hacer otras
vacunas.
¿Quiere decir que su vacuna podría tener una efectividad mayor que
la de Pfizer y Moderna?
Pues posiblemente sí, porque nuestra vacuna lleva más de una
proteína del virus y tiene otra particularidad, y es que es autoamplificable.
En el caso de las vacunas de Pfizer y Moderna, si inoculan 1.000 moléculas de
RNA, tienen 1.000. Nosotros inoculamos un RNA autoamplificable, de tal forma
que tú pones 1.000 moléculas y se pueden generar 10.000 veces más. Esto podría
abaratar el costo y aumentar la estabilidad. Digamos que cada vacuna tiene una
tecnología distinta y cada una tiene sus ventajas e inconvenientes. La
principal ventaja de la nuestra es que probablemente será más potente por su
autoamplificación e inducirá inmunidad de más larga duración. La desventaja es
que nos costará un poco más que a las otras por ser un producto yo diría que
más avanzado y un poquito más complejo.
¿Qué temperatura exige para su conservación? Porque hemos visto
que la de Pfizer, por ejemplo, requiere temperaturas de hasta 80 grados bajo
cero y que eso complica su distribución…
Nosotros esa parte que en inglés se llama Delivery System no la desarrollamos. La vamos a comprar
y ya estamos en negociación con varias compañías, algunas españolas. Pero
claro, nos interesaría sobre todo utilizar la tecnología de Moderna, que ya
está desarrollada, comprobada y aprobada. Entonces, vamos a tratar de no perder
tiempo con estos aspectos. La vacuna de Moderna es estable durante 30 días a
entre 2 y 8 grados. Eso le da una gran ventaja, porque luego a -20 grados es
estable durante 6 meses. En cuanto a Pfizer, no le queda otra que mejorar la
estabilización de su vacuna, porque el principio activo, un RNA mensajero, es
el mismo. Después del anuncio de Moderna, ya saben que es posible y, por tanto,
yo estoy muy convencido de que bastante pronto ellos mejorarán las condiciones
de estabilización y harán que no se requieran los 70-80 grados bajo cero para
mantener la plena actividad de la vacuna. Si lo ha conseguido otra, ellos
también lo pueden conseguir. Por tanto, yo creo que a corto plazo las dos
compañías tendrán resuelto este problema.
Antes aludía usted al agravio comparativo con otros países en lo
que al personal investigador se refiere… ¿Falta financiación en España?
Nosotros la verdad es que con la financiación para la fase que en
estos momentos estamos desarrollando no tenemos ningún problema, pero la
investigación y el desarrollo tiene tres fases. La primera fase, como le digo,
la tenemos económicamente cubierta. Luego entramos en la fase de evaluación en
monos macacos, que esto puede costar ya unos 4 millones de euros, y luego están los ensayos clínicos, que pueden costar entre 20 y 40 millones de
euros. Esta es la fase verdaderamente cara y donde entra en juego un consorcio
organizado por el CSIC. Ahí intervienen empresas españolas y extranjeras, e
incluso inversores privados, y de ahí es de donde se espera sacar la
financiación para luego hacer el desarrollo de la vacuna y la producción. Esta
producción para uso en humanos probablemente la hará una compañía que se llama
Universe Cells, que es una multinacional, pero cuyo plan es abrir una factoría
en España, lo que tiene grandes ventajas para nuestro país. Pero, como le digo,
la financiación vendrá de muchas partes. Para que se haga una idea, hemos
tenido una donación muy importante de Helga Alveolar, que es una alemana
afincada en España, casada con un español, y que nos ha donado un millón de
euros. Luego hay algunas compañías como Grifols o Ferrovial, que ha donado
125.000 euros para nuestro laboratorio, y otras donaciones que son menores,
pero que vienen muy bien.
En este caso parece que todo el mundo se está volcando por el
hecho de estar inmersos en una pandemia, pero lo cierto es que sus colegas se
quejan de forma reiterada de la precariedad de la investigación en España…
Bueno, ya sabemos que la inversión en ciencia ha sido muy precaria
en las últimas décadas. La inversión en investigación ha descendido un 35%. En
nuestro laboratorio, como tiene financiación del Gobierno, pero también de la
Unión Europea y de los institutos nacionales de salud de Estados Unidos, pues
sobrevivimos mejor a toda esta crisis, pero desde luego hay gente que lo está
pasando muy mal. Como el número de becas se ha reducido dramáticamente, tenemos
que recurrir a contratar nosotros a los becarios predoctorales y postdoctorales
con cargo a los proyectos que hemos conseguido en la UE y en EEUU. De 14 investigadores
que trabajamos en el laboratorio, sólo cuatro tenemos plaza fija, contándome a
mí, que yo no cobro porque estoy jubilado y soy ad honorem. Luego hay otras dos
personas que están más estabilizadas y que podríamos decir que están
contratadas indefinidamente, aunque es una pequeña trampa, porque quien las
paga somos nosotros mismos con cargo a esos proyectos.
El Gobierno de Pedro Sánchez llegó al poder prometiendo que la
situación iba a cambiar y, de hecho, presentó el nombramiento de Pedro Duque
como una declaración de intenciones… ¿Ha sido así?
Yo no tengo duda de que el ministro de Ciencia ha forzado lo que
ha podido para que se aumente la inversión y también estoy convencido de que
Pedro Sánchez está decidido a aumentar la inversión en ciencia con los recursos
que vienen de la Unión Europea. Esa es la intención… ¿Lo han hecho hasta el
momento? La realidad es que no. Nos han dado apoyos puntuales y concretos, pero
ahora tienen que demostrar que efectivamente si llegan estos fondos van a ser
invertidos de forma notable como han prometido ambos. Tendremos que verlo.
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