Médicos y enfermeras advierten de que las bolsas carecen de personal
suficiente para cubrir vacaciones.
Señalan que la situación puede ser más delicada que el pasado verano, por
la elevada patología, y reclaman contratos de más larga duración
Se avecinan fechas complicadas en el calendario sanitario regional.
La Navidad, con buena parte del personal médico y de enfermería
disfrutando de permisos o vacaciones, volverá a poner de manifiesto el exiguo número de efectivos con que
cuenta el Servicio de Salud del Principado (Sespa) para buscar
sustitutos que cubran esas ausencias, por más que la planificación de las
plantillas limite a un 30% los que pueden coincidir de permiso a un mismo tiempo.
«Hoy por hoy no hay posibilidad de cubrir esas ausencias. Cada vez hay menos
médicos de familia en la bolsa. Ahora mismo está a cero», constata del
Sindicato Médico (Simpa).
La situación se replica en el colectivo de enfermería. Cada vez es más
habitual, como ocurrió por ejemplo esta semana en el Área Sanitaria II (la de Cangas del Narcea),
que la bolsa de demandantes de
empleo esté vacía. Esto es, que no haya a quién recurrir para cubrir una
sustitución. Es una situación, la de la escasez de personal, de la que el
sindicato Satse viene alertando «desde hace tiempo».
La falta de personal para
cubrir las ausencias es una situación que se viene repitiendo desde
hace unos años y que es más evidente en momentos determinados, como pueden ser
las vacaciones estivales o las navideñas. La diferencia, apuntan unos y otros,
es que ahora el problema se agudiza debido al incremento de la demanda asistencial en Atención Primaria como
consecuencia de las patologías propias de la estación invernal -catarros y
bronquitis empiezan a copar las agendas-, a lo que se suma la actividad propia
de las campañas de vacunación de la gripe.
Afortunadamente, «las previsiones apuntan a que el pico de la gripe se dé a
mediados de enero, porque si se adelantara tendríamos un grave problema»,
estima. «Esta época es peor que el verano y obliga a hacer auténticos encajes
de bolillos para cubrir los descubiertos en los centros de salud», añade un médico
de familia gijonés con años de experiencia.
«Se requiere una planificación más ordenada en
Atención Primaria», opinan fuentes del Satse, que ponen de manifiesto que, en el colectivo de
enfermeros lo habitual es que «no se sustituya a todo el personal, sino a la
tercera o cuarta persona que falta» en un determinado centro de salud.
Cierre de algún centro
Así las cosas, y «aunque no se apolíticamente correcto, no sería
descabellado que se cierre algún centro», advierten, pensando en los centros de
salud periféricos. En los urbanos, donde se da por seguro que los problemas serán recurrentes, no
habrá más solución que aumentar la carga de trabajo de los médicos que estarán
esos días pasando consulta y que deberán asumir las cartillas de los compañeros
ausentes.
La situación «va a ir a peor»,
aseguran desde el Simpa porque, explica, a la falta de suplentes en Atención
Primaria se suman las jubilaciones
previstas en los próximos cuatro años: 300 profesionales, entre médicos
de familia, pediatras y médicos del SUAP y del SAC, los encargados de las
urgencias extrahospitalarias. Solo entre 2020 y 2021 serán más de un centenar
los médicos de familia que cesarán su actividad al cumplir los 65 años. Y «por
mucho que se hayan incrementado las plazas de MIR en la especialidad, no
tendremos a esos médicos hasta dentro de cuatro años», anota.
«Las cosas se han hecho muy mal, sobre todo
durante los primeros años de la década» y que fueron «muchos» los
demandantes de empleo a los que «se maltrató» y optaron por abandonar la región
para ir a trabajar a comunidades con mejores condiciones, sobre todo
económicas. «Se necesitan medidas urgentes. Y atraer a gente de fuera».
Uno de los 'ganchos' para captar
profesionales, coinciden Simpa y Satse, es ofrecer mejores contratos y
de mayor duración. Porque, señala el sindicato de enfermeros, las condiciones
actuales, con contratos hasta de un día, disuaden a numerosos demandantes de
empleo que en, en muchas ocasiones, no responden a las llamadas por la poca
anticipación con las que se les ofrecen los contratos y el poco «atractivo» de
trabajos de una semana o, en el mejor de los casos, de pocos meses.

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