martes, 1 de octubre de 2019

"Ayudar a morir con dignidad importa tanto como curar"


El médico Miguel Ángel Núñez, responsable de paliativos en el CHUO desde 2010.

700 ourensanos al año en paliativos: "Ayudar a morir con dignidad importa tanto como curar"
"El objetivo es el cuidado del enfermo y del familiar hasta el final", subraya el responsable de la unidad que atiende a pacientes terminales del CHUO -"El dolor es el síntoma que más miedo infunde pero hoy lo podemos controlar"
"Dice el refrán que si no puedes curar, alivia, y si no puedes aliviar, consuela. El objetivo aquí es el cuidado del enfermo y del familiar hasta el final, en todos los ámbitos: desde el punto de vista médico, psicológico, social y espiritual. No se trata solo de que el paciente viva más días sino de que lo haga con calidad y rodeado de los suyos". Es la máxima de Miguel Ángel Núñez (Llerena, Badajoz, 1979), médico responsable desde 2010 de la unidad de paliativos del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO). Él, oncólogos y especialistas de otras unidades cuando es necesario, ocho enfermeras -una en consulta especializada en el manejo del dolor- y siete auxiliares atienden a entre 650 y 700 enfermos cada año en una situación terminal. "Para mí importa tanto curar una neumonía como ayudar a que alguien muera de forma digna". Esta es su filosofía.
El número de pacientes crece cada ejercicio: en 2017 asistieron a 674 personas, a 690 en 2018, sumando los ingresos, consultas e interconsultas (derivación de un paciente a otro profesional), así como a los nuevos enfermos y a los que continúan porque, pese a que la supervivencia estimada en paliativos está entre 3 y 6 meses, no es necesariamente una unidad para morir a corto plazo. "La tendencia en los últimos años es que en lugar de derivar al enfermo en la situación de últimos días, cuando ya no puedes hacer más por él que un control de los síntomas o la sedación, cada vez abogamos más por que se nos deriven de manera precoz, cuando el oncólogo determina que el paciente ya no se beneficia del tratamiento. Así se evita la sensación de abandono y el impacto emocional es totalmente diferente".
La media de edad de los pacientes de la unidad se sitúa entre los 70 y 75 años, con una ligera mayoría de mujeres. Según datos de 2017, el más reciente con estadísticas del INE sobre las causas de defunción, en la provincia de Ourense fallecieron ese año 4.693 personas. Un 25% -1.183, el 62% varones-, por causa de un tumor. Los cánceres de colon -117 muertes en 2017 en la provincia-, pulmón -213 casos, incluidos tumores de tráquea y bronquios- así como el de próstata -65- son las enfermedades más habituales de los pacientes de la unidad ourensana de paliativos. En Ourense, como sucede en Zamora y León también es elevada la incidencia de cáncer de estómago, con 66 muertes en 2017. Entre las teorías, se cree que por el abuso de ahumados, chacinas y productos de matanza en estos territorios.
Solo el 5% de los enfermos de la unidad -adscrita en el CHUO al Servicio de Oncología Médica, con instalaciones en la planta primera izquierda del edificio Cristal y un total de 15 camas- no tienen cáncer, sino que están en situaciones terminales de dolencias como esclerosis, ELA, demencias o isquemias.
La duración media de la estancias es de 14 a 16 días en España, pero en Ourense se pueden dar ingresos prolongados, al carecer la provincia de un hospital de crónicos, así como por la escasez de plazas en residencias sociosanitarias, o porque la familia no puede asumir los cuidados en casa, una opción que cuenta con el apoyo del servicio de hospitalización a domicilio (HADO). Miguel Núñez ha atendido a casi 6.000 pacientes en sus 9 años de experiencia en paliativos. Y aún duele. "A veces es duro. Una persona que se dedica a esto se presupone que es empática, compasiva y afable. Intento ver el lado positivo de las cosas y establecer una barrera emocional, pero hay enfermos que llegan demasiado. Cuando tienes delante a una persona de 35 o 40, con hijos, es difícil levantar ese muro. Muchas veces llegas derrumbado a casa", dice.
Falta formación reglada, asegura, en una disciplina "que solo es una asignatura en once facultades". Él ha ampliado conocimientos con un máster y un título de especialista. El tacto resulta, además, imprescindible. La sensibilidad no se enseña en la carrera pero conviene aprenderla. "Se calcula que un médico pasa el 70% de la vida informando a las familias y, de ese tiempo, hasta el 80% es dando malas noticias. Algo tan fundamental como saber trasladar un diagnóstico, sobre todo si es malo, no se imparte en ninguna asignatura. Está el modelo Spike, que nos ayuda cómo informar en diferentes pasos. También hay cursos multidisciplinares pero a veces eres autodidacta y prima el ensayo-error".
¿Cuáles son los temores principales de pacientes y familiares cuando llega esta fase? "La primera incertidumbre de la familia es cuánto tiempo. En el enfermo que es conocedor de su estado, sobre todo el miedo al dolor. Es el síntoma que más miedo infunde pero creo honestamente que no supone ningún problema porque hoy en día lo podemos controlar. Lo que peor lleva el paciente es la pérdida de la autonomía, sobre todo cuando es joven y al final del proceso termina en una cama con necesidad de cuidados para todo. Es lo que más derrumba a los enfermos".
La muerte es la mayor certeza que tenemos en la vida, pero se rehúye y no se acepta por regla general. "Cáncer y muerte siguen siendo un tabú en la sociedad, hoy en día los valores son otros: el dinero, la belleza, conseguir un buen trabajo, estar a la última o tener el mejor móvil. La sociedad y la medicina se han esforzado por borrar la idea de la muerte, pero somos frágiles y de hecho morimos".
El debate de la eutanasia
La eutanasia ha vuelto al debate político tras el cambio de Gobierno. La ley permanece a la espera de tramitación en el Congreso. "De la eutanasia siempre se habla en términos de blancos y negros, y a veces hay grises. En las unidades de paliativos se tiende más al no porque cuando garantizas que una persona puede morir tranquila y sin dolor, llegando a la sedación en su momento, la palabra eutanasia no suele salir aquí. El debate está más abierto en casos de mayor impacto emocional, en enfermedades de personas jóvenes que arrebatan la calidad de vida y autonomía del paciente. Si se aprobase habría que determinar en qué casos, en qué condiciones y quién la administra", opina este experto, que forma parte de la Sociedad Gallega de Cuidados Paliativos (en octubre organizan en Santiago de Compostela el congreso nacional de la disciplina).
El día a día con la muerte y con el final de la vida, con el adiós, define la realidad de los servicios paliativos. "Que los familiares, sabiendo que la situación y el pronóstico de su enfermo son malos, te digan 'al menos tenemos la seguridad de que es el sitio donde tiene que estar y que vosotros estáis vigilando', personalmente es el mejor pago. Muchas familias se refieren a nosotros como ángeles de la guarda. Saber que tu ser querido se ha ido sin dolor, acompañado en todo momento y atendido se convierte en un consuelo".

Fuente documental:

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