martes, 23 de octubre de 2018

El limbo de las listas de espera



Pacientes y sindicatos denuncian un vacío temporal de meses entre que se pide cita y finalmente se recibe.

Señalan que es un “truco” para no engordar las colas. que
el SAS no
"La agenda del hospital está cerrada, le llamarán o mandarán una carta con su cita. Si se dilata más de un mes puede volver a ver qué podemos hacer". Esta es la respuesta que obtienen los pacientes cuando quieren pedir cita para un especialista de la sanidad pública. Esto es el limbo de las listas de espera, una especie de banco de niebla donde se instala el paciente antes de obtener su cita para el ginecólogo o el traumatólogo, por ejemplo. Un espacio temporal que se suma a los meses de lista de espera que tienen los hospitales públicos. Una especie de 'truco' que evita que sigan engordando dichas listas de espera, per sé abultadas. En este tema, la única información proviene de los profesionales y de los propios ciudadanos que acusan el problema, ya que desde la administración se niega esta situación, mientras que los datos oficiales de listas de espera se actualizan al gusto de los gestores.
Según el recién decreto de garantías, en Asturias no puede haber más de 30 días de demora en la realización de pruebas complementarias solicitadas para atención primaria, 60 días para consulta de especialistas en el hospital, y no más de 180 días para intervenciones quirúrgicas. El caso es que el 'truco' para que no se llegue a incumplir este decreto son las llamadas agendas diferidas, las cuales sirve para "retrasar los plazos en los que la administración tiene que dar respuesta". Después de esperar a que el aviso llegue por carta -en cuestión de un mes o más-, "la cita con el especialista es para un mes o dos meses vista, lo que entraría legalmente dentro del plazo estipulado".

UN CÁNCER DE MAMA DEBE ESTAR DIAGNOSTICADO Y OPERADO EN MENOS DE UN MES Y ESO NO ES CIERTO

El Sistema de Salud no reconoce esta problemática y además no facilita los datos. "Responden que el decreto de garantías se cumple y para determinados procesos patológicos como el cáncer de mama aseguran que en menos de un mes el paciente debe estar diagnosticado y operado y eso no es cierto".
Esos meses de limbo entre que se pide la cita y la otorgan "es un engaño porque esos dos meses no están contabilizando como una espera real".
Detrás de todo esto, existe una "ingeniería administrativa". En ese impasse "hay muchísima gente a la que le caduca los preoperatorios y por lo que cuando llegan a su consulta lo único que se hace es volver a repetir las pruebas porque han caducado".
Las especialidades que más espera suelen tener son -además de las cirugías que cuentan con demoras altísimas- la operación de cataratas (cirugía ocular), las consultas de trauma o las intervenciones de rodilla que pueden llegar incluso a los 12 meses.
"No son procesos de urgencia vital, pero una persona que necesita una prótesis se queda muy limitada, y más cuando se trata de pacientes con cierta edad, que lo necesitan con más rapidez". Otro ejemplo son las consultas de rehabilitación que "tiene una lista de espera inmensas". El déficit en este caso es de fisioterapeutas, con un ratio muy por debajo del que marca la comunidad europea, para paliar el déficit se elaboren sesiones de rehabilitación grupales, en los que un profesional enseña a los pacientes los ejercicios que tienen que hacer. En algunos casos esto pudiera servir, pero no parece lógico para pacientes más graves dolencias de artrosis de rodilla, entre otros. Si bien de este modo se quitan de encima 10 o 15 pacientes de una tacada.
Por otro lado, aparece en escena la empresa privada, hospitales o mutuas que se encargan en muchos casos de aliviar los números de las listas de espera, tanto la oficial como la oficiosa. "La gente se está habituando a esta situación precaria en la sanidad pública por lo que muchos están optando por los seguros privados". Otra de las formas que tiene el sistema público y que de nuevo llama la atención sobre los centros privados es la externalización. Hay procesos quirúrgicos de los que se pueden ocupar otros hospitales. El procedimiento consiste en llamar al paciente y ofrecerle la posibilidad de operarse en ese centro. La persona, sobre todo en cirugías más complicadas, suele tener más confianza en los hospitales públicos y rechazan la opción. "En ese momento el Sespa ha cumplido, ya que le han ofrecido operarse en el plazo obligado".
De un tiempo a esta parte se escucha hablar mucho de la opa hostil que está haciendo la medicina privada a la pública, pero la privada funciona por el fallo de la pública. Si la gente no tiene pediatras en su hospital, se va a uno privado. Si tardan un año en operarte en la pública te vas a la privada que te lo hacen en dos semanas, eso sí, el que se lo puede pagar".
En el caso de las empresas que tienen un enfermo dado de baja, es la mutua quien prefiere que se opere en la privada porque a la larga ahorrará ya que "una persona de baja laboral durante un año tiene unos costes muy importantes". Se ve mucho, continúan, en las pruebas diagnósticas, cuando una persona de baja tiene que hacerse una resonancia o un tac y lo tienen cuatro meses esperando, "la mutua lo manda a alguna de las clínicas radiológicas y se la hacen en dos días".

El problema de las listas “reales”

Las listas de espera 'real' en la sanidad pública es una rémora ya histórica. Asturias no es la única CCAA a la que afecta esta enfermedad crónica. Los datos sobre la demora en los centros sanitarios son alarmantes, según algunos entes sanitarios conocedores de las entrañas del sistema, se ha llegado a dar cita a personas que potencialmente pueden tener un problema muy grave a 6 y 7 meses vista. Muchos de esos pacientes están pendientes de diagnosticar patologías graves, como son tumores o cáncer, por lo que pueden empeorar en su diagnóstico mientras están en lista de espera. También, en ciertos casos se pueden alcanzar el año y medio en ciertas especialidades. Por ejemplo el estudio de un niño con sospecha de padecer epilepsia puede llegar a los 18 meses. Por el contrario desde la administración, se argumenta que en casos de operación y diagnóstico de patologías tumorales o urgentes, así como en sus pruebas diagnósticas, "se programan con la máxima prioridad y se les realiza un seguimiento constante"

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