miércoles, 15 de noviembre de 2017

Los riegos de una prueba radiológica

¿Tienen algún riesgo las radiografías?
¿Recuerdas cuándo te hicieron la última radiografía?
¿Cuántas pruebas radiológicas te han hecho en los últimos 5 años?
A partir de febrero del 2018, deberán estar detalladas en tu historial médico. Te aclaramos si estas pruebas tienen riesgos.
Si el médico te preguntara qué pruebas radiológicas te han hecho en los últimos años y en qué fechas, seguramente tendrías serias dificultades para recordarlo. Pero a partir del año que viene, será mucho más fácil.
España deberá poner en marcha antes de febrero una directiva de la Unión Europea que exige que las pruebas radiológicas no solo estén detalladas en el historial médico del paciente, sino que además se especifique la dosis de radiación que ha recibido en cada una.
Está demostrado que la exposición a la radiación entraña riesgos para la salud. Saber Vivir te explica qué ventajas aportará este cambio legislativo y te aclara todas las dudas que suele haber en torno a este tipo de pruebas médicas.
EL NUEVO CARNET DE LAS RADIOGRAFÍAS
Aunque se le ha llamado "carnet dosimétrico", en realidad no será propiamente una cartilla. La aplicación de la directiva de la Unión Europea consistirá en el registro automático de las pruebas radiológicas dentro de la historia clínica del paciente.
Es decir, que la información formará parte del historial de la persona y cualquier médico podrá tener acceso a ella.
Cualquier médico podrá consultar qué pruebas te han hecho
Pero además de figurar el tipo de prueba, la fecha y el motivo justificado por el que se efectuó, también deberá estar detallada la cantidad de radiación que el paciente recibió en ese momento.
Esto permitirá que el médico sepa qué pruebas radiológicas se han realizado a la persona y en qué periodo de tiempo, y así podrá valorar mejor la conveniencia o no de hacerle otra. Es decir, si el beneficio de realizarla compensa el riesgo.
Elegir otras alternativas
"La directiva europea introduce un nuevo principio de control a los que ya existían. Y lo que se controla se puede mejorar. Si el médico dispone de esta información, puede tomar mejores decisiones", nos explica el doctor Ángel Morales, miembro de la Fundación Española de Radiología y jefe clínico del Servicio de Radiología del Hospital Universitario Donostia.
Ecografías y resonancias magnéticas no exponen a la radiación
El experto pone un ejemplo: "Si el médico ve que al paciente ya le han hecho varias pruebas de este tipo, se lo puede pensar y optar por una prueba alternativa que no implique radiación, como una ecografía o una resonancia magnética".
¿EL RIESGO ES EL MISMO EN TODAS LAS PRUEBAS?
  • No. La cantidad de radiación a la que nos exponemos varía en función del tipo de prueba y de la zona del cuerpo en la que se realiza. "Un TAC (tomografía axial computarizada), por ejemplo, es equivalente a 500 radiografías de tórax", afirma el doctor Morales.
  • Por eso nos aclara que, de momento, la directiva europea obligará a registrar solo aquellas pruebas en las que la radiación es más alta, como TAC y radiología intervencionista (por ejemplo, procedimientos mediante un catéter guiado por imágenes, como una angiografía). Y se deberá solicitar el consentimiento al paciente.
La radiación de un TAC es similar a la de 500 radiografías de tórax
"Sin embargo, el objetivo es que en el historial dosimétrico se acaben registrando todas las pruebas, también las simples radiografías", afirma el experto.
A qué equivalen las dosis de radiación de cada prueba
Este tipo de pruebas médicas emite las llamadas radiaciones ionizantes. Pero en la vida diaria todos estamos constantemente expuestos a la radiación de otras fuentes, desde el gas radón hasta la radiación cósmica, procedente del espacio exterior. Es lo que se conoce como exposición a la radiación de fondo o natural.
La cantidad de radiación se mide en milisievert (mSv), pero si te damos en esta unidad de medida la dosis que supone cada prueba radiológica, seguro que no te dice nada. En cambio, te harás una idea mucho más clara si la comparamos con la radiación de fondo que recibes a diario.
Una radiografía de un pie te expone a la misma radiación que recibes normalmente en 3 horas
Estas son las equivalencias aproximadas de las pruebas más habituales en adultos según la Sociedad Radiológica de Norteamérica:
  • Radiografía de una extremidad: 0,001 mSv, comparable a la radiación natural de fondo a la que te expones habitualmente durante 3 horas.
  • Radiografía dental (intraoral): 0,005 mSv, igual a la radiación de fondo durante 1 día.
  • Radiografía de tórax: 0,1 mSv, radiación de fondo durante 10 días.
  • Radiografía de columna: 1,5 mSv, radiación de fondo durante 6 meses.
  • Mamografía: 0,4 mSv, radiación de fondo durante 7 semanas.
  • Densitometría ósea: 0,001 mSv, radiación de fondo durante 3 horas.
  • TAC de cabeza: 2 mSv, radiación de fondo durante 8 meses.
  • TAC de columna: 6 mSv, radiación de fondo durante 2 años.
  • TAC de abdomen y pelvis: 10 mSv, radiación de fondo durante 3 años.
MUCHAS VECES NO SON NECESARIAS
Aunque desde hace años ya existen una serie de protocolos y recomendaciones para reducir la exposición a las radiaciones ionizantes, el doctor Morales nos cuenta que existen estudios en varios países que han alertado de que "el 20-30% de las pruebas que se realizan son innecesarias, no justificadas o tienen un bajo rendimiento diagnóstico".
El especialista cree que la nueva normativa ayudará a reducir estas cifras gracias a que el profesional tendrá más información. Sin embargo, reconoce que "a veces el médico se siente presionado por algunos pacientes, que consideran que si no se les hace una radiografía u otra prueba de este tipo no se les ha visitado adecuadamente".
Entre un 20 y un 30% de las que se hacen, no son del todo útiles
Y pone un ejemplo: "En el caso de una lumbalgia, no está recomendado hacer una radiografía, a menos que exista un riesgo determinado, fiebre, antecedentes o que el tratamiento no haya sido efectivo cuatro semanas después".
MÁS PRECAUCIONES CON LOS MENORES DE 30 AÑOS
El doctor Morales nos cuenta que diferentes investigaciones han demostrado que la exposición a radiaciones ionizantes aumenta las posibilidades de desarrollar un cáncer y leucemia. Y que los niños y las personas por debajo de 30 años tienen un riesgo más alto, por lo que en estos casos se deben extremar las precauciones.
"Cuanto mayor es una persona menos probabilidad hay de que viva lo suficiente como para sufrir un cáncer 30-35 años después como consecuencia de estas radiaciones", afirma.
NO EXISTEN LÍMITES DE PRUEBAS
Pese a todo ello, el especialista aclara que no hay unos límites sobre cuántas pruebas se pueden hacer al año o cuánto tiempo hay que dejar pasar entre una y otra: "El médico es quien debe valorar si son necesarias o no. Si está en juego la supervivencia o el empeoramiento del paciente, se harán las pruebas que hagan falta".
Los profesionales aplican los siguientes principios de radioprotección:
  • Justificación. No radiar si no está justificado, si no existe una sospecha fundamentada, por ejemplo en el caso de una neumonía. En este sentido, el doctor Morales nos cuenta que ahora se está siendo más riguroso en evitar exposiciones a personas asintomáticas, como es el caso de los controles de mama o de los menores no acompañados en los que un juez pide determinar la edad a través de una radiografía.
Los nuevos aparatos permiten controlar la dosis de radiación
  • Optimización. Radiar a la dosis más baja posible sin que reste eficacia a la prueba.
  • Control de dosis. En este punto, el doctor Morales advierte de que las máquinas más antiguas no están preparadas para registrar la dosis de radiación y enviarla a la historia clínica del paciente, como exige la directiva europea: "Nos preocupa la obsolescencia de los equipos. La crisis provocó un parón en la inversión. Pero la nueva normativa puede favorecer su renovación".
¿DEBEN PROTEGERTE LA ZONA DE ALREDEDOR?
Cuando te hacen una de estas pruebas en una parte del cuerpo, la radiación se dispersa a la zona de alrededor. Por este motivo, según el doctor Morales, siempre que se pueda y no dificulte el resultado de la prueba se debe poner un protector plomado en la zona más próxima.

"Es una práctica habitual y está estandarizada. Por ejemplo, al hacer una radiografía bucal se suele poner un protector en el cuello para proteger la tiroides", explica Morales. El radiólogo valorará si es conveniente, ya que en algunos casos puede entorpecer la prueba y afectar a la calidad de la misma.

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