¿Tienen algún riesgo las radiografías?
¿Recuerdas
cuándo te hicieron la última radiografía?
¿Cuántas
pruebas radiológicas te han hecho en los últimos 5 años?
A partir de
febrero del 2018, deberán estar detalladas en tu historial médico. Te aclaramos
si estas pruebas tienen riesgos.
Si el médico te preguntara qué pruebas radiológicas te han hecho en los últimos años y
en qué fechas, seguramente tendrías serias dificultades para recordarlo. Pero a
partir del año que viene, será mucho más fácil.
España
deberá poner en
marcha antes de febrero una directiva de la Unión Europea que
exige que las pruebas radiológicas no solo estén detalladas en el historial
médico del paciente, sino que además se especifique la dosis de radiación que
ha recibido en cada una.
Está demostrado que la exposición a la radiación entraña riesgos
para la salud. Saber Vivir te explica qué ventajas aportará este
cambio legislativo y te aclara todas las dudas que suele haber en torno a este
tipo de pruebas médicas.
EL NUEVO CARNET DE LAS RADIOGRAFÍAS
Aunque se le ha llamado "carnet dosimétrico", en realidad no será
propiamente una cartilla. La aplicación de la directiva de la Unión Europea
consistirá en el registro automático de las pruebas radiológicas dentro
de la historia clínica del paciente.
Es decir, que la información formará parte del historial de la persona y
cualquier médico podrá tener acceso a ella.
Cualquier médico podrá consultar qué pruebas te han hecho
Pero además de figurar el tipo de prueba, la fecha y el motivo
justificado por el que se efectuó, también deberá estar detallada la
cantidad de radiación que el paciente recibió en ese momento.
Esto permitirá que el médico sepa qué pruebas radiológicas se han realizado
a la persona y en qué periodo de tiempo, y así podrá valorar mejor la
conveniencia o no de hacerle otra. Es decir, si el beneficio de
realizarla compensa el riesgo.
Elegir otras
alternativas
"La directiva europea introduce un nuevo principio de control a los
que ya existían. Y lo que se controla se puede mejorar. Si el médico dispone
de esta información, puede tomar mejores decisiones", nos explica el
doctor Ángel Morales, miembro de la Fundación Española de Radiología y jefe
clínico del Servicio de Radiología del Hospital Universitario Donostia.
Ecografías y resonancias magnéticas no exponen a la radiación
El experto pone un ejemplo: "Si el médico ve que al paciente ya le han
hecho varias pruebas de este tipo, se lo puede pensar y optar por una prueba
alternativa que no implique radiación, como una ecografía o una resonancia magnética".
¿EL RIESGO ES EL MISMO EN TODAS LAS PRUEBAS?
- No. La cantidad de radiación a
la que nos exponemos varía en función del tipo de prueba y de la
zona del cuerpo en la que se realiza. "Un TAC (tomografía
axial computarizada), por ejemplo, es equivalente a 500 radiografías de
tórax", afirma el doctor Morales.
- Por eso nos aclara que, de
momento, la directiva europea obligará a registrar solo aquellas
pruebas en las que la radiación es más alta, como TAC y
radiología intervencionista (por ejemplo, procedimientos mediante un
catéter guiado por imágenes, como una angiografía). Y se deberá
solicitar el consentimiento al paciente.
La radiación de un TAC es similar a la de 500 radiografías de tórax
"Sin embargo, el objetivo es que en el historial dosimétrico se
acaben registrando todas las pruebas, también las simples radiografías",
afirma el experto.
A qué
equivalen las dosis de radiación de cada prueba
Este tipo de pruebas médicas emite las llamadas radiaciones ionizantes. Pero en
la vida diaria todos estamos constantemente expuestos a la radiación de
otras fuentes, desde el gas radón hasta la radiación cósmica, procedente del
espacio exterior. Es lo que se conoce como exposición a la radiación de fondo o
natural.
La cantidad de radiación se mide en milisievert (mSv), pero si te damos en
esta unidad de medida la dosis que supone cada prueba radiológica, seguro que
no te dice nada. En cambio, te harás una idea mucho más clara si la comparamos
con la radiación de fondo que recibes a diario.
Una radiografía de un pie te expone a la misma radiación que recibes
normalmente en 3 horas
Estas son las equivalencias aproximadas de las pruebas más habituales en
adultos según la Sociedad Radiológica de Norteamérica:
- Radiografía de una extremidad: 0,001 mSv, comparable a
la radiación natural de fondo a la que te expones habitualmente durante 3
horas.
- Radiografía dental (intraoral): 0,005 mSv, igual a la
radiación de fondo durante 1 día.
- Radiografía de tórax: 0,1 mSv, radiación de fondo
durante 10 días.
- Radiografía de columna: 1,5 mSv, radiación de
fondo durante 6 meses.
- Mamografía: 0,4 mSv, radiación de
fondo durante 7 semanas.
- Densitometría ósea: 0,001 mSv, radiación de
fondo durante 3 horas.
- TAC de cabeza: 2 mSv, radiación de fondo
durante 8 meses.
- TAC de columna: 6 mSv, radiación de fondo
durante 2 años.
- TAC de abdomen y pelvis: 10 mSv, radiación de
fondo durante 3 años.
MUCHAS VECES NO SON NECESARIAS
Aunque desde hace años ya existen una serie de protocolos y
recomendaciones para reducir la exposición a las radiaciones
ionizantes, el doctor Morales nos cuenta que existen estudios en varios países
que han alertado de que "el 20-30% de las pruebas que se realizan son
innecesarias, no justificadas o tienen un bajo rendimiento diagnóstico".
El especialista cree que la nueva normativa ayudará a reducir estas cifras
gracias a que el profesional tendrá más información. Sin embargo, reconoce que
"a veces el médico se siente presionado por algunos pacientes, que
consideran que si no se les hace una radiografía u otra prueba de este tipo no
se les ha visitado adecuadamente".
Entre un 20 y un 30% de las que se hacen, no son del todo útiles
Y pone un ejemplo: "En el caso de una lumbalgia, no está
recomendado hacer una radiografía, a menos que exista un riesgo
determinado, fiebre, antecedentes o que el tratamiento no haya sido efectivo
cuatro semanas después".
MÁS PRECAUCIONES CON LOS MENORES DE 30 AÑOS
El doctor Morales nos cuenta que diferentes investigaciones han demostrado
que la exposición a radiaciones ionizantes aumenta las posibilidades de
desarrollar un cáncer y leucemia. Y que los niños y las personas por
debajo de 30 años tienen un riesgo más alto, por lo que en estos casos se deben
extremar las precauciones.
"Cuanto mayor es una persona menos probabilidad hay de que
viva lo suficiente como para sufrir un cáncer 30-35 años después como
consecuencia de estas radiaciones", afirma.
NO EXISTEN LÍMITES DE PRUEBAS
Pese a todo ello, el especialista aclara que no hay unos límites
sobre cuántas pruebas se pueden hacer al año o cuánto tiempo hay que dejar
pasar entre una y otra: "El médico es quien debe valorar si son
necesarias o no. Si está en juego la supervivencia o el empeoramiento
del paciente, se harán las pruebas que hagan falta".
Los profesionales aplican los siguientes principios de radioprotección:
- Justificación. No radiar si no está
justificado, si no existe una sospecha fundamentada, por ejemplo en el
caso de una neumonía. En este sentido, el doctor Morales nos cuenta que
ahora se está siendo más riguroso en evitar exposiciones a personas
asintomáticas, como es el caso de los controles de mama o de los menores
no acompañados en los que un juez pide determinar la edad a través de una
radiografía.
Los nuevos aparatos permiten controlar la dosis de radiación
- Optimización. Radiar a la dosis más
baja posible sin que reste eficacia a la prueba.
- Control de dosis. En este punto, el doctor
Morales advierte de que las máquinas más antiguas no están preparadas para
registrar la dosis de radiación y enviarla a la historia clínica del
paciente, como exige la directiva europea: "Nos preocupa la
obsolescencia de los equipos. La crisis provocó un parón en la inversión.
Pero la nueva normativa puede favorecer su renovación".
¿DEBEN PROTEGERTE LA ZONA DE ALREDEDOR?
Cuando te hacen una de estas pruebas en una parte del cuerpo, la radiación
se dispersa a la zona de alrededor. Por este motivo, según el doctor Morales,
siempre que se pueda y no dificulte el resultado de la prueba se debe poner
un protector plomado en la zona más próxima.
"Es una práctica habitual y está estandarizada. Por ejemplo, al hacer
una radiografía bucal se suele poner un protector en el cuello para
proteger la tiroides", explica Morales. El radiólogo valorará si es
conveniente, ya que en algunos casos puede entorpecer la prueba y afectar a la
calidad de la misma.
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