Antes de nada sería bueno aclarar, que la hoy jefa de Recursos Humanos de la Consejería
de Sanidad andaluza se llama Celia Gómez. La cual a su vez, es capaz de negar "que se estén produciendo una
fuga de médicos en el sector público”.
¿Quién es Celia Gómez? a groso modo cabe
señalar que ya en su día fue Directora General de Planificación e
Innovación Sanitaria de la Consejería de Salud de Andalucia (2008 - 2012). Hasta
que nuestro añorado y bien amado (al menos por algunos) entonces consejero de sanidad de Asturias Faustino Blanco se fijo en ella, así que la "ficho" para nuestra
CCAA, y la nombró Gerente del Sespa (junio 2012 - enero 2014).
En Andalucia tienen la suerte o la desgracia,
según a quien se le pregunten, de tener entre sus cargos públicos a otro ilustre
de las puertas giratorias con denominación de origen asturiana. Es Aquilino Alonso, que fue Director de Servicios Sanitarios y
Servicios de Salud del Principado de Asturias (2012 – 2013). Posteriormente es
nombrado viceconsejero de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta de
Andalucia (2013 – 2015). En junio de 2015 es nombrado consejero de Salud de
Andalucia, cargo que abandona dos años después (junio de 2017). El día 1 de
agosto de 2017 de nuevo se le busca acomodo como director gerente de la Agencia Andaluza de Energía.
Estas son dos buenas muestras de cómo funciona
el cortijo de la izquierda progresista, y la conexión astur-andaluza. Como se puede ver, se llega incluso al cambio
de cromos entre comunidades autónomas, en un vano intento de demostrar a la
sociedad que se está haciendo algo. Pero como pueden ver Celia Gómez no fue
cesada, tan solo la sacan de un puesto en la CCAA de Asturias, para ponerla en
otro en la CCAA de Andalucia.
En estos y en otros casos similares, lo único
que de verdad mejora, son las remuneraciones económicas de todos estos okupas institucionales, que van encontrando acomodo mediante un juego de “trilerismo político”.
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La Sanidad andaluza como claro ejemplo
El deterioro de la sanidad pública andaluza puede contemplarse
de un vistazo en los datos del informe sobre los servicios sanitarios de las
comunidades autónomas que realiza desde 2009 la Federación de Asociaciones para
la Defensa de la Sanidad Pública. Por primera vez Andalucía
aparece en los últimos puestos del informe entre las comunidades con peor
valoración, muy lejos de los puestos intermedios que ha ocupado por lo general
hasta 2015.
La caída tiene que ver principalmente con varios indicadores en
los que Andalucía marca los peores registros de España y todos
hacen referencia a recursos fundamentales. Andalucía sigue siendo la comunidad
que menos presupuesto por habitante destina
a Sanidad, a pesar de que entre 2015 y 2017 ha incrementado la partida en algo
más de cien euros. Cada andaluz tiene asignado 1.106,14 euros frente a los
1.633,15 euros con los que Navarra atiende a sus habitantes.
Esto tiene un reflejo inmediato en otros registros importantes.
Somos la comunidad con peor ratio de camas
hospitalarias de España por
cada mil habitantes (2,49), la que menos equipos
de Resonancia Magnética y TAC pone en servicio y la que
presenta mayor déficit de médicos y personal de
enfermería en atención especializada, (1,53 y 2,67
respectivamente, lejos de las cifras de Navarra, con 2,39 en médicos y País
Vasco, con 4,42 profesionales de Enfermería por cada mil habitantes).
Es precisamente en el ámbito hospitalario, según los datos
aportados por el estudio, donde la sanidad andaluza hace aguas. Pero el déficit se refiere a
dotación de recursos. Los registros que reflejan la actividad
en los centros sanitarios salvan al sistema de ser el peor de España, ya que a
pesar de los recortes en presupuesto, camas y personal, los profesionales consiguen que
el sistema se sitúe en puestos intermedios en cuanto a actividad clínica. Así ocurre números de cesáreas practicadas (el menor número demuestra
mayor excelencia del sistema), menor coste de las altas hospitalarias o en la relación de cirugía mayor ambulatoria en el total de la actividad
quirúrgica. Además, Andalucía es la segunda
comunidad en pacientes atención de urgencias, con más de 669 por cada mil
habitantes. Los datos referidos a listas de espera,
en los que los que Andalucía también ocupa posiciones medias, ponen de
manifiesto un sistema infradotado y muy
tensionado.
Esto tiene incidencia en la imagen que poseen los usuarios de la sanidad. Andalucía ha ido
perdiendo progresivamente puntos en el grado de satisfacción sobre la gestión
de la «joya de la corona»,
que según la presidenta Susana Díaz es la sanidad en el contexto de los
servicios públicos esenciales. Curiosamente no está en las primeras en cuanto
al porcentaje deusuarios
que opta por la Sanidad Pública ante una hospitalización, con
un 61,4 por ciento, cifra muy lejana al 80,4 por ciento de la sanidad Navarra,
el mejor sistema según el informe, a pesar de que esa comunidad cuenta con una
muy prestigiosa cartera de servicios en la sanidad privada.
Otro dato significativo de la gestión del SAS es que, siendo el
sistema con mayor porcentaje de genéricos expedidos por receta, no es la
comunidad que más rebaja el gasto farmacéutico per
cápita, algo que corresponde a Baleares, seguida de Madrid y Cataluña.
El informe da fundamento a las protestas que desataron la crisis sanitaria del Gobierno
andaluz. Una crisis que ahora pretende atajar con una amplia
reforma en la Atención Primaria, que la
presidenta presentará en los próximos días y que se nutrirá de las futuras
convocatorias de empleo público,
aunque a la vista del informe Fadsp, el problema está en la Atención Especializada.
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