«O conmigo o contra mí. El Servicio Andaluz de Salud
no se anda con medias tintas»
Médicos apoyan al traumatólogo José María
Lazo-Zbikowski, que dejó su cargo por presiones
Si ayer eran los
padres los que se oponían a la marcha del jefe de Ortopedia Infantil del Virgen
del Rocío, David Farrington, por conflictos internos con la dirección del hospital, hoy son los médicos lo que apoyan a otro
reconocido profesional veterano que también ha renunciado a su cargo de
director de la Unidad de Cirugía Ortopédica y Traumatología en el Hospital de
La Merced de Osuna, el doctor José María Lazo-Zbikowski.
A Farrington no le han
permitido ejercer la actividad
privada por ser
jefe a pesar de la técnica pionera que aplica en el centro evitando el
sufrimiento de los niños con escoliosis y de que otros cargos sí pueden
compaginarla; y a Lazo -Zbikowski le han
cuestionado su labor al frente de dicho servicio porque «los números
que nosotros llamamos pacientes no le cuadraban al SAS».
Esto último es lo que
ha declarado en ABC hace unos días el traumatólogo y cirujano ortopédico Daniel Cansino, en un artículo en el que explicaba las razones por
las que su jefe ha dejado el cargo después de 30 años de lucha que no son otras
que la politización que impregna el organigrama del SAS y los criterios
economicistas que priman en la asistencia sanitaria hasta el punto de
fiscalizar a los médicos si operan o recetan mucho a los pacientes.
Tras la publicación de
dicho artículo las reacciones no se han hecho esperar. Entre ellas, la de la Sociedad Andaluza de Traumatología y Ortopedia (Sato) y la fundación
homónima que le piden a Lazo y a la gerencia del Hospital de Osuna que
reconsideren la decisión adoptada «pues 27 años de entrega y buen hacer no
deben terminar de este modo». La Sato dice que «deben ser muy graves las
circunstancias que han llevado al doctor Lazo-Zbikowski a tomar esta decisión
si tenemos en cuenta su trayectoria profesional y el compromiso que ha mostrado
en todo momento con la atención ortopédica y traumatológica de los pacientes
del área sanitaria de Osuna».
Recuerda que accedió a
la jefatura de servicio del Hospital de la Merced a principios de 1990 tras la
resolución del concurso libre convocado
el 22 de septiembre de 1988. Desde entonces su labor inicial fue dar entidad de
equipo a un servicio incipiente en el antiguo hospital. «Más tarde —sigue— su
empeño fue contribuir al desarrollo de sus profesionales e incorporar los
avances técnicos que pudieran contribuir a un mejor tratamiento de los
pacientes». Con la creación del área sanitaria de Osuna en 1993 y del actual
hospital de La Merced en 1998 el servicio se transformó en Unidad Clínica
Integrada, antecedente de las actuales Unidades de Gestión Clínica.
Andando el tiempo, el
equipo de Lazo-Zbikowski, según recuerda la Sato, ha sido reconocido por su
trabajo responsable basado en la calidad, está
acreditado por la Agencia de Calidad Sanitaria Andaluza (Acsa), es referente
nacional en fijación externa y sus residentes son premiados en los
congresos de su especialidad, entre otros méritos. Agregan que el doctor
Lazo-Zbikowski ha sabido proyectar nacionalmente a su unidad y al Hospital de
Osuna propiciando en sus instalaciones la celebración de congresos nacionales,
talleres y cursos.
Además enumera sus
cargos por «su gran capacidad de trabajo,
sus conocimientos y su compromiso». Así, destaca, entre otros, el de
expresidente de la Sato, de la Sociedad Española de Fijación Externa y Cirugía
Reconstructiva del Aparato Locomotor, y el de académico correspondiente en la
Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla.
También apoya al
doctor Lazo el Sindicato Médico de
Sevilla y
suscribe las reflexiones de Cansino, que «hace una acertada radiografía de la
situación de algunos cargos intermedios del SAS que insisten en tratar pacientes y no números».
«La consecuencia, en
este y en otros casos recientemente, de la falta de sintonía entre estos cargos
y las direcciones-gerencias de los centros es clara. O conmigo o contra mí. Y el SAS no se anda con medias tintas. Por mucho que vendan
la mejor sanidad del mundo. Algunos no se lo creen. Y deciden no colaborar»,
señala el colectivo.
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