Aunque no es nada nuevo, la entrada al Hospital Universitario
Central de Asturias (HUCA) es un caos circulatorio.
Mientras que no te
toca sufrirlo, no sabes lo que supone llegar al HUCA en ciertos momentos del
día. Así como no poder disponer de un espacio donde poder apear con tranquilidad a un paciente con movilidad reducida, y más
si el día se torna llovioso. Claro que los que ya pasamos por la desagradable experiencia,
siendo quizás pioneros en llevar el coche hasta debajo de la misma visera de la
puerta consultas, algo sabemos del tema. Acción esta que se llevo a cabo una tarde del mes de noviembre de 2014, y que
más de uno de los que estaban presentes recordara, pues se pudieron escuchar expresiones
tales como ¡¡olé tus c…..!! dada la irracional situación, pero es que aquella tarde llovía copiosamente sobre
Oviedo. Por tanto me considero una vez más, con capacidad suficiente para criticar esta situación, al tiempo que mi opinión está basada en mi experiencia personal, y no toco de oído. Pero si quedara alguna duda, ruego que repasen las hemerotecas y mis publicaciones anteriores.
Resulta que los gestores públicos a pesar de disponer de infinidad de asesores,
se les olvido incluir en el proyecto del nuevo hospital, un espacio reservado para que los
profesionales del taxi puedan ejercer su trabajo, que
además está catalogada como de servicio público. Pero es que llevan meses
pidiendo poder hacerlo con seguridad, y nadie da respuesta a sus demandas.
GISPASA ya en su momento, demostrando una vez más su capacidad de improvisación, dejó que todo fluyera, y los profesionales del taxi fueron buscando acomodo como pudieron. Si bien la ubicación no es la más idónea, o al menos su configuración actual así lo parece, ellos fueron buscando solución a un problema, ante la inanición demostrada por parte de aquellos que deberían de gestionar tal situación, que no son otros, que los responsables de GISPASA. Hoy día los profesionales del taxi son conscientes que no es la mejor de las soluciones, pues con ello se están propiciando otra serie de daños, que seguramente se pueden denominar como colaterales, los cuales con el paso de los meses se fueron enquistando, y que ahora, a la visa de los acontecimientos diarios, ya precisan de una inmediata solución.
GISPASA ya en su momento, demostrando una vez más su capacidad de improvisación, dejó que todo fluyera, y los profesionales del taxi fueron buscando acomodo como pudieron. Si bien la ubicación no es la más idónea, o al menos su configuración actual así lo parece, ellos fueron buscando solución a un problema, ante la inanición demostrada por parte de aquellos que deberían de gestionar tal situación, que no son otros, que los responsables de GISPASA. Hoy día los profesionales del taxi son conscientes que no es la mejor de las soluciones, pues con ello se están propiciando otra serie de daños, que seguramente se pueden denominar como colaterales, los cuales con el paso de los meses se fueron enquistando, y que ahora, a la visa de los acontecimientos diarios, ya precisan de una inmediata solución.
Solución que debería de haber buscado y ejecutado GISPASA, la cual pasa por una reordenación del tráfico en la
zona, creando además un carril que permita acercarse a la visera de la puerta
de consultas con un vehículo, pudiendo así bajar o recoger bajo dicha visera a los pacientes impedidos, o con movilidad reducida, o que precisan desplazarse en
silla de ruedas.
Quienes conocen la
zona saben perfectamente que si no se hace, no es por falta de espacio en el
entorno, pues este sobra, quizás lo que hace falta son ideas, e interés por parte de GISPASA, para dar una solución definitiva al problema.
Se puede ver
claramente que aquellos que participaron en el diseño del HUCA, lo hicieron
pensando más en los jardines, en dejar zonas muertas o infrautilizadas, que en
los futuros pacientes que un día se acercarían a estas instalaciones para ser
atendidos de sus dolencias. Lo lógico hubiera sido, que las dos plantas de que consta el aparcamiento de consultas, estuvieran conectadas por el interior con el edificio, de forma que sin salir del parking, se accediera a las misma sin la obligación de salir de nuevo al exterior. Aunque me consta que una de ellas si lo está, pero es utilizada por los trabajadores y
escasamente por los usuarios.
Por lo tanto, la
reivindicación de los profesionales del taxi es entendible, y por tanto debe de dársele una
solución inmediata. Más cuando son los propios taxistas los primeros en reivindicar “unos accesos al
HUCA libres de follones”. Cualquier otro aplazamiento, no deja de ser más que
una disculpa, donde se demuestra la incapacidad de gestión por parte de
aquellos que crearon el problema, y lo mantienen enquistado tres años después
de haberse inaugurado el complejo hospitalario.
Los responsables de la asociación del
taxi, actuando en defensa de sus asociados, “piden que se cree una zona donde podamos
estacionar en hilera delante de la puerta principal y así poner fin a este
problema”. Advierten al mismo tiempo que desde el principio ellos solicitaron
abrir una línea de dialogo con el Principado para poder reordenar la
circulación y evitar "los follones", pero a día de hoy, como ocurre con otras
muchas problemáticas existentes en el HUCA, los responsables de GISPASA, aún no
tuvieron tiempo para sentarse a dialogar con ellos. Mientras que mantienen que
“nosotros queremos que se deje claro el lugar donde tiene que parar cada uno, y
que se cree a la entrada una parada de taxis”.
Pero ojo, a la visera existen a la puerta de consultas, deben de tener acceso no solo los profesionales del taxi, si no que tienen que poder acercarse a ella, cualquier ciudadano que precise dejar o recoger a una persona en la puerta de consultas, como ocurría en el antiguo hospital del Cristo.
Y es que en Asturias vamos marcha atrás como el cangrejo, pero además, y a la vista de los acontecimientos, lo hacemos sin frenos.
Pero ojo, a la visera existen a la puerta de consultas, deben de tener acceso no solo los profesionales del taxi, si no que tienen que poder acercarse a ella, cualquier ciudadano que precise dejar o recoger a una persona en la puerta de consultas, como ocurría en el antiguo hospital del Cristo.
Y es que en Asturias vamos marcha atrás como el cangrejo, pero además, y a la vista de los acontecimientos, lo hacemos sin frenos.
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