domingo, 15 de enero de 2017

Les llaman caréncias, cuando quieren decir incompetencia

Según comenta el que hasta hace pocos días fue jefe del servicio de cirugía en el Hospital San Agustín de Avilés, el doctor  José Ignacio Jorge Barreiro, en este complejo “hacen falta dos resonancias y dos escáner. Eso para empezar. Y también un mamógrafo nuevo. Y con eso no sólo se reduciría la lista de espera, sino que los ingresos serían más cortos y los diagnósticos algo más tempranos”.
Pero hoy no toca hablar del Area III, hoy nos vamos a la del Caudal, donde algunos dicen que “las esperas quirúrgicas disminuyen, pero sin recuperar los niveles del viejo hospital”. Según los datos aportados por fuentes de toda solvencia, el Alvarez-Buylla tiene 1.29 pacientes pendientes de una intervención quirúrgica. Son 166 más que antes de su traslado desde el complejo de Murias.
Entonces deberíamos de preguntarnos ¿dónde está la mejora? ¿Para que un nuevo hospital? ¿Quién salió beneficiado de todo esto?... de nuevo aparece la piedra en camino, ese adoquín llamado GISPASA.
El pasado mes de noviembre el número de pacientes pendientes por una intervención quirúrgica eran 1.296, 166 más de los que había en listas de espera en mayo del año 2014, cuando se hizo el traslado desde el Hospital de Murias. En aquellos momentos había 1.130 pacientes pendientes de entrar en quirófano.
Aunque según indica la Consejería de Sanidad la mayor demora se padeció pocos meses después del traslado, cuando en la lista llego a tener 1.500 pacientes en espera. La demora no debe de alarmar según hacen saber fuentes de la consejería, pues en 2010 eran similares a las que se padecen en estos momentos, ya que había 1.229 pacientes en espera. Ya ven que el que no se conforma es porque no quiere. Y aunque vayamos marcha atrás como el cangrejo, en Asturias todo depende del cristal con el que se miren las cosas. Las especialidades hablan por sí mismas, donde el 40% pertenecen al servicio de traumatología. Oftalmología no le va a la zaga, pues mantiene una lista de 346 pacientes  de entrar en quirófano. Por su parte dermatología y cirugía general mantienen a un centenar pacientes en espera. En este último servicio la misma no va más alla de los 29 días, mientras que traumatología se sitúa en 76. Pero esto no es óbice para que se están dando casos en urología, traumatología y oftalmología, donde el paciente soporta esperas de más de 180 días, seis meses para los de la LOGSE. Son los denominados por los gestores del Sespa como “casos puntuales”.
A día de hoy nadie se hizo responsable de los múltiples problemas que causaron los nuevos quirófanos del complejo de Mieres, Los cuales debieron de cerrarse en algunos casos durante varios días en el verano del 2015, para ejecutar diferentes reparaciones, al objeto de corregir desperfectos estructurales provenientes en su mayoría de la ejecución de obra. En esos momentos para evitar retrasos, algunos pacientes fueron enviados al HUCA y otros al Hospital Valle del Nalón, donde fueron intervenidos de sus patologías, por lo menos aquellos que no podían esperar a que estuvieran finalizadas las obras, dado la urgencia de sus dolencias.
Resulta llamativo que en el nuevo Hospital Alvarez-Buylla, aun disponiendo de dos quirófanos más que en el de Murias, y tres unidades para el trabajo de parto y recuperación, lo que supone una más que en el viejo complejo, las listas de espera no se puedan mejorar.

¿Sera que faltan más efectivos humanos? ¿Será que la gestión es ineficaz? Seguramente que es un poco de todo, y un mucho de nada. Le llamen Sespa, o le llamen GISPASA, 

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