Por no saber, no saben ni convocar una subasta pública, o quizás si saben, pero no les interesa hacerlo por lo menos dentro de los parámetros que marca la legalidad.
En el camarote de los hermanos Marx había mucha más seriedad, pero sobre todo mucho más sentido común. Al parecer, “alguien” un tanto despistado él, coloco por “error” en uno de los lotes de la subasta, los tres aceleradores que en su día prestaron su servicio en el HUCA de las instalaciones del Cristo. A pesar del gran número de gestores que el SESPA tiene contratados, y aunque hace tiempo se hizo especial hincapié de que se haría un pormenorizado inventario de todo el material que ya no era preciso. Insisto, “alguien” un tanto despistado, pretendía colar los tres acelerados en la subasta, y hacerlo a precio de chatarra.
Hace unos días cuando se anuncio la subasta, indicábamos que el precio medio de cada uno de los objetos incluidos en dichos lotes, sería de 2,55 euros la unidad. Pero ahora, y tras levantarse la liebre, el SESPA da marcha atrás, y advierte que “los equipos nucleares no son chatarra” En estos momentos no se sabe si llegaron ellos solos a esta conclusión, o se enteraron como ya viene siendo costumbre a través de los medios de comunicación, pero sobre todo, de las redes sociales.
Los gestores de la administración atribuyen a “un error” en las lista de los 14.510 enseres que se van a poner a la venta, la inclusión de estos tres aceleradores. Todos los objetos incluidos pertenecen al antiguo complejo hospitalario del Cristo. Los cuales tras ser revisados una y otra vez, no se encontró aprovechamiento valido alguno, al tiempo que se declararon no necesarios en otros centros hospitalarios de la región, o por lo menos eso es lo que algunos dicen.
Así mismo resulta llamativo que se mantenga el mismo precio de salida de los seis lotes, ahora que uno de ellos no contiene los tres aceleradores. Estas valoraciones fueron realizadas por parte del SESPA, e imaginamos que asesorados por personas cualificadas para ello, ya que el precio de salida, estimado en 36.911 euros, se debió de haber tomando en base a algo, y no haber sido una ocurrencia de alguien.
Claro que si estos tres equipos fueran enviados simplemente para chatarra, tomando solo como punto de partida los centenares de kilos peso de cada uno de ellos, eso podría reportar al adjudicatario del lote, unos pingues beneficios. En este preciso instante la tonelada de chatarra, dependiendo de su calidad, oscila entre los 120 y 150 euros.
Pero existen otros equipos que tampoco deberían de ser considerados chatarra según algunos entendidos en la materia. Al parecer en esos lotes además de camas, butacas, mesas, etc. Permanecen incluidos otros aparatos que a día de hoy se podrían reutilizar, y que no deberían de ser considerados chatarra, es el caso de los equipos de radiología, al parecer antiguos, pero en su momento estaban en perfecto uso, o los de angiología digital, entre otros.
Resulta llamativo que el SESPA decida retirar de la subasta en el momento que inspira el plazo para que esta se lleve a cabo, una parte del material que en su día se incluyó, el cual alguien debería de haber supervisado antes de hacerse público. Así que ayer todos “los equipos sujetos a la normativa sobre radiaciones ionizantes». O lo que es lo mismo, los tres aceleradores lineales, un TAC y los equipos de radiología convencional, así como los de angiología fueron excluidos de la subasta.
De nuevo le toca hacer el papelón al consejero de Sanidad, el cual asegura que los equipos fueron inicialmente incluidos “por error”, cuando lo que de verdad debería de hacer, es buscar responsabilidades entre los que hicieron el inventario, que además pretendían hacer algún negocio a costa de todos. Señores del desgobierno de Asturias, estamos en España, en el país de la picaresca, y en Asturias si algo nos sobra son “lazarillos”, ahora más común mente conocidos como comisionistas, los cuales proliferan como los hongos, seguramente que la culpa la tiene la humedad existente en este reducto, al cual algunos denominan “Paraíso Natural”, pero al cual manejan como si fuera un cortijo de su propiedad.
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