España va bien, y Asturias ni les cuento. Pero en
nuestra CCAA además vamos sobrados de todo, vamos, estamos que los tiramos. Y
es que para algunos se avecinan unas fechas peliagudas, así que no debe de extrañar
a nadie que las máquinas expendedoras de humo ya estén funcionando a máxima potencia.
Seguramente por eso el consejero de sanidad aseguraba
hace unas horas que, “estas cifras justifican el hecho de continuar con la asistencia”.
Me van a llamar ustedes egoísta, pero desde mi humilde punto de vista, cuando escasean
las tiritas para los de casa, no me parece de recibo que se vengan vanagloriándose
ahora de que se atiende a 19.072 pacientes extranjeros desde 2012, más cuando
todos sabemos que en muchos casos no disponen de medios para atender a los de casa.
Claro que esto también puede explicar algunas cosas, entre ellas, el empeño que
algunos ponen en repartir la pobreza de forma igualitaria, pero tomando raseros
diferentes, según se les presente el caso.
Pero lo que me resulta indignante, es que se diga públicamente
que se les otorguen los mismos derechos que a los de casa. Los asturianos, que podemos
ser humanitarios y buena gente, no deberíamos de permitir que nos sigan tomando
el pelo en nuestras narices por más tiempo. Y a riesgo de caer pesado,
considero que primero son los de casa, que para eso en algunos casos cotizaron
durante toda su vida, y si algo queda lo repartimos, aquí no hay más cera que
la que arde.
Claro que el señor Del Busto encontró los apuntes de
campo de su predecesor en el cargo, y en muchos casos los está siguiendo al
dedillo, cometiendo los mismos errores y volviendo a discriminar a quien se ganó
sus derechos con el sudor de su frente.
No estaría de más que cuando faltan pocas semanas para
celebrar su primer año de gestión, e imaginando que ya hubiera tenido tiempo suficiente
por delante, para clarificar el desaguisado de su predecesor, va siendo hora de
centrar todos sus esfuerzos en resolver la infinidad de entuertos de todo tipo
y a todos los niveles que tienen montado en el SESPA y sus aledaños.
No hace falta más que ver las sentencias que continúan
saliendo a la luz pública un día sí y otro también, donde una y otra vez se
condena al Servicio de Salud del Principado de Asturias no solo a pagar los
platos rotos, en más de una ocasión se les está obligando a reponer la vajilla
entera. Claro que como el dinero público no es de nadie, más de uno dirá aquello
de, “tú como los de Alicante, tira para delante”.
Don Francisco Del Busto se vino arriba durante su
intervención, y pareciéndole poco las afirmaciones anteriores, rubrico sus
palabras diciendo que, “es perfectamente asumible y no onerosa”, el gasto con
todos estos inmigrantes sin papales.
Claro que todavía hay más, y según palabras del propio
consejero, además de los antes citados, otros 8.700 personas procedentes de
otros países y sin documentación en regla recibieron asistencia en los
diferentes hospitales de la región. De los cuales 73 precisaron de ingreso
hospitalario, pero que además ocasionaron en su totalidad un gasto farmacéutico
que rondó los 90.000 euros. Solo el pasado año 2015, el colectivo atendido hizo
un gasto de 52.000 euros.
Estas son las consecuencias directas de las políticas aplicadas
por Ana Mato (PP), cuando decidió introducir el copago farmacéutico, que si
bien freno en algunos casos el descontrol que había en el gasto farmacéutico, permitiendo
ahorrar a las arcas del estado unos 1.000 millones, dejo por otro lado sin cobertura
sanitaria a los inmigrantes ilegales, salvo en el caso de las embarazadas,
menores y enfermos crónicos.
A todo esto, el desgobierno de Asturias hizo de su
capa un sallo, y como no podía ser de otra manera, tiro por la calle del medio,
haciendo caso omiso a las recomendaciones del Ministerio de Sanidad del
Gobierno de España, y a día de hoy continua cubriendo las necesidades de todo
el mundo mundial.
Seguramente que mis palabras no son políticamente correctas.
Quizás sienten mal a más de uno. Pero yo siempre digo lo que pienso, y lo políticamente
correcto lo dejo para los que hicieron de ello su medio de vida, que en
Asturias por desgracia tenemos unos cuantos.
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