La
doble moral que utiliza la izquierda progresista de Asturias, tiene seguramente
su más claro ejemplo en la sanidad pública. Y es que el desgobierno de la CCAA
de Asturias ahora se ve denunciado por la Sindicatura de Cuentas, la cual lo
obliga a controlar el dinero que transfiere a los hospitales concertados.
Este
órgano de control fuerza al Servicio de Salud a que los convenios sean un fiel
reflejo del gasto real, pues en algunos casos, del dicho al hecho existe un
trecho, que vaya usted a saber dónde fue a parar, pues en menudas manos está la
navaja.
Son
cuatro los hospitales concertados con los cuales el SESPA mantiene un concierto
asistencial. Jove y Cruz Roja en Gijón, Sanatorio Adaro de Longreo y el
Hospital Avilés. Sin ir más lejos, para los hospitales de Jove y Cruz Roja, la
asignación presupuestada para el presente año asciende a 49,9 millones de
euros.
Todos
ellos centran su actividad principalmente en la zona quirúrgica, lo que permite
que las listas de espera de la sanidad pública asturiana, no se eleven ya hasta
el infinito. El Hospital de Jove atiende por si solo a toda la población de la
zona oeste de Gijón y el Concejo de Carreño, en torno a unos 54.794 usuarios.
Por su parte Cruz Roja se hace cargo del 95,5% de los pacientes que se desvían
desde el SESPA. El centro de la calle Uría atiende en sus quirófanos a unas
7.000 personas al año, pero además se ocupa de otros 1.500 ingresos
geriátricos.
La
fiscalización que se hizo sobre estos cuatro hospitales, solo afecta a lo
relacionado con el año 2013. De su análisis se desprende que la financiación no
es del todo trasparente, ni tan clara como debía de ser, ya que se está
trabajando con fondos públicos, cosa que algunos parecen haber olvidado. Y todo
ello no se debe a que los hospitales no estén haciendo su trabajo, o emitan las
facturas correspondientes de forma correcta, es la gestión de los fondos
públicos la que no está del todo clara. Sirva como ejemplo que Jove facturo
163.621 procedimientos médicos en el 2013 y Cruz Roja 94.471.
El
SESPA lleva años proponiendo convenios singulares a la baja, sirviéndose para
ello de una “adenda”, lo que le permite cambiar aquellos convenios según las
necesidades que precisa. Esto les permite una subfinanciación encubierta, la
cual se prolonga ya en el tiempo, y se hace como ya es costumbre por parte de
la administración, por sistema.
Claro
que las cifras que se están manejando no son baladí, pues en Gijón se elevó en
dos millones de euros la asignación, dadas las dificultades en las que estaban
inmersos los centros para poder sacar adelante el trabajo encargado por el
SESPA. Y es que como todo lo presupuesto por parte de la administración se hace
a la baja, lo trasferido no cubría la actividad quirúrgica y de consultas, que
se realizaban en dichos centros.
Mientras
todo esto ocurre, la Sindicatura de Cuentas exige al SESPA que termine con
estas prácticas. Pero es que además, debe de justificar cada uno de sus actos,
acredite hasta el último euro que transfiera en tales conceptos a estos
hospitales. Y va más allá, pues los obliga a que esos pagos se ajusten a la
tarifa y a lo pactado en cada momento, con cada uno de los centros afectados, y
se haga tomando como base la actividad que se realiza.
Y
es que los cuatro hospitales concertados (Jove, Cruz Roja, Adaro y Hospital Avilés)
funcionan por debajo del presupuesto concertado para la actividad que realizan.
Pues tienen las tarifas congeladas desde el año 2009, que fue cuando la
consejería aplico un coste regulador a la actividad, la cual, y debido a la
demanda sanitaria creció exponencialmente a lo largo de los últimos años.
Lo
que no deja de llamar poderosamente la atención, que si la actividad
quirúrgica, y de consultas, fue creciendo desde el año 2012, tras aquella
huelga general que duro cuatro meses, la cual propicio las descomunales listas
de espera que hoy día padecemos. Y tras haber observado el aumento de la
demanda tanto de consultas, como de intervenciones quirúrgicas, se mantenga el
pago realizado por los mismos, cinco años después, siendo la actividad mucho
mayor.
La
Sindicatura de Cuentas es bastante contundente en sus conclusiones, pues afirma
que la financiación del SESPA a los concertados, “evidencia ausencia de control
tanto sobre la facturación de los convenios, como sobre la aplicación al margen
del mismo de tarifas y actividades”. Vamos que les da un tirón de orejas en
toda regla, al asegurar que el Servicio de Salud “no justifica ni recoge a
través de un concierto o contrato las ampliaciones presupuestarias” (adendas)
acordadas. En 2013 la sanidad concertada facturó un 7,3% más de lo pactado, que
según parece y por otro lado precisa dicho organismo, se echa en falta la
justificación de tal desvío.
De
cara al año 2016 se acaba de aprobar una mayor asignación por parte del SESPA
para cubrir las demandas económicas de los cuatro centros concertados. El
Hospital de Jove dispondrá también de financiación adicional para la unidad de
radioterapia, un servicio descentralizado del HUCA, que tiene asignado 1,6
millones de euros. Se prevé que en 2016 atienda 825 enfermos.
En
el caso de Cruz Roja, este año el SESPA le transferirá 15,2 millones, cuya
cifra se acerca más a su gasto real, pero no a su actividad histórica.
Ambos
centros contaban a su favor con tener los presupuestos prorrogados en el marco
de la prórroga presupuestaria de la región. De ahí que el SESPA se ha visto
obligado a reconocer parte de las “adendas” firmadas en los ejercicios previos.
En
cualquier momento y con poco que se tire de la manta, tendremos ante nosotros
un nuevo “caso” de presuntas irregularidades. Es solo cuestión de tiempo, solo
hace falta que alguien con un mínimo de sentido de la responsabilidad, pero
sobre todo con un mínimo de dignidad, tenga los arrestos suficientes para
destapar la fosa séptica de la sanidad pública asturiana.
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