miércoles, 5 de agosto de 2015

Las graves consecuencias de la mala gestión del SESPA



Cuando alguien se ve abandonado por la administración, debe de utilizar todos los resortes que tenga a su alcance para hacer se oír, al mismo tiempo debe de exigir que se cumpla la ley, que como vemos cada día, y por desgracia para algunos de nosotros, no es igual para todos.
Pero deberemos de poner mayor énfasis, si se trata de denunciar las negligencias que dicha administración comete, estando de por medio la salud, o incluso la vida de los administrados.
Se está poniendo en serio riesgo la vida de “algunos” pacientes, pero es que además  se hace con total  impunidad por parte de aquellos que manejan a su antojo y capricho los resorte se la administración. 
Creo que nadie en su sano juicio va denunciar por denunciar, pero aunque así fuera, la obligación ética y moral del SESPA, es dar cumplida respuesta a nuestras denuncias, pues son empleados públicos, a los cuales estamos pagando un sueldo entre todos, pero no siempre lo hacen.
Si todo esto ya de por si es grave, los gestores de la Sanidad en Asturias son capaces de elevarlo al grado de esperpento, ya que en algunos casos, son capaces de recomendar y derivar a un paciente para que reciba un tipo de tratamiento, el cual, no se puede dispensar, porque el Servicio Público de Salud del Principado de Asturias no dispone de aparataje preciso para aplicarlo. 
Esto es lo que denuncia hoy María Estrella Prado Suarez, vivir para ver, pero en Asturias y con Javier Fernández al mando de la nave, todo esto es posible.

¿Serán este un claro ejemplo de las políticas sociales que tanto preocupan al Presidente?...  la venta de humo es lo que tiene, pero tarde o temprano la verdad termina por salir a la luz.

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EL COMERCO.- 4 de agosto de 2015

Un año de espera a «puro dolor»

Pacientes del HUCA aguardan desde junio de 2014 por una terapia de radiofrecuencia

La Unidad del Dolor lleva sin este aparato desde antes del traslado. El tratamiento se ofrece a enfermos en los que las infiltraciones han fallado

LAURA FONSECA  OVIEDO
Un año «a puro dolor». Así resume María Estrella Prado Suárez sus últimos doce meses. Con una discartrosis lumbar, producto de un accidente de tráfico que sufrió hace cuatro años, y un 42% de minusvalía a consecuencia de dicha lesión, lleva casi un año esperando a que la llamen del HUCA para una sesión de radiofrecuencia. María Estrella, de 47 años, es paciente de la Unidad del Dolor en el Hospital Universitario Central de Asturias. Llegó a este servicio después de que todos los tratamientos anteriores, desde rehabilitación hasta analgésicos e infiltraciones, resultaran infructuosos para mitigar su persistente dolor.

Esta ovetense, que ha tenido que cambiar de trabajo por culpa de su enfermedad («antes era auxiliar de geriatría y ahora me tengo que conformar con ser conserje»), sufre fuertes molestias constantes. Su columna lumbar está muy desgastada, tanto que los discos se une y «eso me produce un dolor insoportable». La discartrosis suele ser una dolencia de personas de edad avanzada, pero un impacto en la espalda -como el que sufrió María Estrella cuando en febrero de 2011 le golpearon por detrás cuando circulaba con su coche por la calle General Elorza, en Oviedo- puede acelerar el proceso de desgaste lumbar.

Once pastillas al día

María Estrella Prado sufre discartrosis y tiene reconocido un 42% de minusvalía.

Seis pastillas por la mañana y otras cinco por la noche son las que le ayudan a mantener a raya los picos de dolor, que «cuando me dan me dejan tirada en la cama. Es horrible», relata. «Es una molestia punzante que empieza por el cuello, las cervicales, los hombros y me baja hasta los brazos». En ocasiones hasta le cuesta mover la mano. La medicación no siempre es efectiva, de ahí que los médicos que la tratan la hayan derivado a la Unidad del Dolor donde le solían poner infiltraciones. Pero este tratamiento, con el tiempo, también fracasó. Así que «me dijeron que me ponían en lista de espera para sesiones de radiofrecuencia, que al parecer es un tratamiento que va muy bien en enfermos crónicos como yo porque hace que el dolor desaparezca durante año y medio o dos años». María Estrella está en espera desde septiembre de 2014. «Pero ya en el antiguo HUCA no había equipo de radiofrecuencia y echaban mano del que había en Neurología», le explicaron en el hospital.

Con el traslado al nuevo emplazamiento de La Cadellada «se suponía que iban a tener un aparato propio, algo que aún no se ha producido». EL COMERCIO se puso en contacto con el HUCA, donde se aseguró que la situación de la Unidad del Dolor era la normal y que no adolecía de ningún equipo. Sin embargo, en una carta que la propia paciente recibió hace días, el hospital reconoce que no fue hasta el pasado mes de junio cuando la dirección de La Cadellada autorizó la compra de la máquina de radiofrecuencia. «En la carta, que es en respuesta a una queja que presenté en Atención al Paciente, dicen que irán reprogramando los casos y que ya me llamarán». María Estrella sabe que «hay otros muchos pacientes en mi misma situación. Incluso están en lista de espera desde antes del traslado a La Cadellada». Ella sigue esperando.

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