Faustino, los asturianos
queremos saber quien o
quienes son los responsables de tantos desatinos
Hace ya algunos días que tengo constancia de otro caso que ya ronda en lo
delictivo, otra situación kafkiana de esas que ocurren en el newHUCA, de un
tiempo a esta parte con demasiada frecuencia, pero ante la posibilidad de que
alguien me pudiera tachar de agorero, diciéndome que solo veo lo malo, y de lo
bueno nunca hablo, preferí esperar, seguro de que algún caso más aparecería, y entonces
algunos no pudieran catalogarlo de “caso puntual”. De lo bueno, que lo hay en
la sanidad asturiana, faltaría más, pues si no apañados iríamos, de eso, ya se
encargan Faustino, Tácito, Virgilio, así como el resto del clan, otra cosa no, pero
tirarse flores, a eso no les gana nadie, a mi me toca denunciar una y otra vez,
aquellas circunstancias y situaciones, que ellos se niegan a reconocer, o son
incapaces de resolver.
La persona que paso por este trance es un asturiano, con casi 50 años de
cotización a la Seguridad Social, uno más, al que los Servicios de Salud del Principado
de Asturias-SESPA, lo dejaron poco menos que tirado y abandonado a su suerte.
Pues tras conseguir una consulta, que le realicen las correspondientes
pruebas para poder hacer un diagnostico a su dolencia, después de haber formado
parte de la pertinente lista de espera durante varios meses, por fin, tiene
todos los resultados y con ellos el diagnostico, que para su desgracia indica,
que debe de pasar por el quirófano.
Ahora toca de nuevo esperar esos 180 días o seis meses, eso con un poco de
suerte, entre tanto, la citaran para el preoperatorio, de camino a esa ansiada
meta, si así se le puede llamar, que es la entrada en quirófano, la cual parece
estar más cerca. Claro que pasar por un
quirófano, por poco que conlleve la intervención, no está exenta de riesgos, y
eso pone cuando menos a cualquier paciente nervioso.
Pasan los días, semanas e incluso meses, -ya saben 180 días mínimo- cuando
ya está cerca que el preoperatorio prescriba, es citado para ingresar el día
“D”, a la hora “H”, quien en su momento pudiera haber pasado por este trance,
poco se les puede explicar, los que no pasaron ya se lo pueden imaginar,
nerviosismo, angustia, etc., pero por fin se realizara la intervención, la cual
lleva meses esperando, y que espera le permita hacer una vida normal, para
dejar en el olvido esos meses de angustia, dolores, analgésicos y penurias. Por
cierto, los fármacos no alimentan, son fármacos, como tales, también tienen sus
contraindicaciones, algunos de los efectos secundarios, tras el uso prolongado de los mismos, aparecen pasado un
tiempo.
Llego el día “D” y tras el pertinente ingreso en la zona de
hospitalización, y ya en su habitación, se le advierte que al día siguiente
será intervenida por el doctor... Llego el día, cuando se va acercando la hora
de subir al quirófano, una enfermera entra en la habitación, para indicarle que
la intervención no se va a realizar, que puede vestirse, y que por el momento
marchara para casa, quedando a la espera de una nueva fecha para su
intervención, poco más pudieron saber, ante el estupor que los embargaba, no
dando crédito a lo que estaban viviendo, lejos de poder entender nada, y
tampoco recibieron muchas más explicaciones, aunque lo intentaron.
Más de uno no se lo va creer, pero les puedo asegurar que es verdad, por eso que a continuación
adjunto la siguiente carta publicada en La Nueva España, donde otro paciente nos
comentan más o menos lo mismo.
Señores esto ya es el colmo, están jugando con la vida de las personas de
forma deliberada, y no les tiembla la mano, solo me gustaría que alguien me
contestara a la siguiente pregunta.
¿Quién o quiénes son los responsables de estas y otras muchas canalladas que están ocurriendo en el entorno
de la sanidad asturiana?....
“Lo del HUCA no es
soportable” dice la siguiente carta, y no es para menos.
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La Nueva España.-5/12/2014
Lo del HUCA no es soportable
Manuel González Vega. Madrid Esta semana me ha
tocado vivir en mis propias carnes el caos que reina en el nuevo Hospital Universitario
Central de Asturias (HUCA). Mi padre tenía cita para una operación de vesícula.
Tras esperar durante casi un año para la operación, llega el día en que estaba
citado. Mis padres se desplazan, desde el pueblo donde residen, al Hospital con
todos los nervios de los días previos y en ayunas. Uno de mis hermanos decide
viajar desde Barcelona, ciudad en la que vive, para acompañarlos. Para ello
pide unos días en el trabajo y compra un billete de avión. Cuando llega el
momento le dicen a mi padre que no hay quirófano para intervenirle y que puede
irse por donde ha venido. Ante la cara de auténtico asombro de mi familia, se
produce una discusión entre las enfermeras porque una de ellas entiende que hay
que dar una explicación a los pacientes y que esta situación de completa
descoordinación y descontrol no es soportable por más tiempo. De momento, mi
padre sigue esperando a que le llamen para comunicarle qué día podrá ser
operado finalmente. ¡Surrealista!
Es comprensible que el Hospital necesite un tiempo de rodaje, pero el
tiempo prudencial que se puede considerar ya ha pasado con creces. A pesar de
la normalidad pregonada desde la Administración, el malestar y la tensión
generados por el mal funcionamiento del Hospital en estos días son de dominio
público. Hay una serie de limitaciones técnicas e informáticas que deterioran
la calidad de la asistencia y ponen a prueba la paciencia de plantilla y
usuarios.
Priorizando el ahorro, sin esperar a un funcionamiento correcto y
comprobado de los soportes básicos, estiraron los recursos más allá de los
límites de la prudencia, menoscabando así la seguridad del Sistema de Salud.
Solicito a la Administración del nuevo HUCA que disponga los recursos
necesarios para retornar de forma efectiva a la normalidad, que los gestores
tomen medidas pronto y saquen al Hospital de la dramática situación en la que
se encuentra.
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