jueves, 27 de noviembre de 2014

Tras la dimisión de la Ministra de Sanidad, para cuando la del Consejero de Sanidad Faustino Blanco.



Tras la dimisión de la Ministra de Sanidad, para cuando la del Consejero de Sanidad Faustino Blanco.

Salvando las distancias, y dejando de lado algunos de los problemas que afectan al terreno personal y al entorno familiar de la Ministra Mato, la cual presenta su dimisión envuelta en un cúmulo de circunstancias, algunas de las cuales son difíciles de evaluar, por lo menos por parte de los  neófitos en la materia. De otro lado, lo que si deberíamos de exigir los ciudadanos, es que la justicia actuara, no sin antes recordarle a sus señorías, que las decisiones que pudieran tomar, las ejecuten con total independencia.
Dicen las malas lenguas, que algunas decisiones tomadas por la Ministra, con mayor o menor fortuna, así como otras circunstancias más del ámbito personal, fueron no obstante las que mermaron poco a poco su actividad publica, así como su capacidad en la toma de decisiones, algunas de las cuales, pudieron ser erróneas, pero no debemos de olvidar que a estos niveles, son varias las personas que aconsejan, siendo al final la responsabilidad de la cabeza visible, pero al moverse en un terreno  tan fangoso como el mundo de la política, cualquier cosa puede ocurrir, y no seré yo quien entrar a valorar.
Pero trasladando esta dimisión a nuestra región y buscando un equivalente, nos encontramos entre otros al Consejero de Sanidad del des-gobierno de Asturias, el cual a lo largo de su mandato lleva hechos meritos mas que sobrados, para que alguien hace ya tiempo lo hubiera obligado a tomarse las de “villa diego”, y maleta en ristre, marcharse de nuevo por el camino que lo trajo a la vida publica, y más concretamente, a gestionar la sanidad.
Si la Ministra Mato hizo meritos para haber presentado la dimisión ya hace meses, según afirman sus detractores, tomando como punto de referencia su trabajo en el Ministerio del ramo. En Asturias tenemos un consejero de sanidad, que más que tomar decisiones, algo para lo que teoricamente fue nombrado, parece ser que se le da mucho mejor ejecutar vendettas a todos los niveles, algunas de las cuales son concebidas con premeditación, alevosía y nocturnidad.
Es bien conocida la huelga general que la sanidad asturiana soporto a finales del año 2012, que dejo tocada la estructura no solo de la consejeria, si no la de muchos de los servicios de atención al paciente, los cuales a día de hoy, no fueron capaces de superar aquellos momentos de tensión.
Por no hablar de los nombramientos y ceses que a lo largo de todos estos meses realizo Faustino Blanco, pues va utilizando a los cargos de libre designación cual clínex. Su única labor de gestión conocida es la de nombrar y cesar altos cargos a su antojo y capricho, cada vez que la presión política le llega al cuello, y el nudo de la corbata no le dejaba respirar, desvirtúa la realidad ejecutando en la plaza publica alguno de sus colaboradores, no le importa ni el cargo, y mucho menos el sexo, así que hoy día ya es difícil de saber el número de los caídos en el campo de batalla. Otras veces, son los propios colaboradores, los que deciden abandonar el barco por su propio pie, seguramente que hartos de soporta tanta necedad y despotismo, conscientes  de que más pronto que tarde serían ellos los que pasarían por el cadalso.
Que vamos a contar de los nombramientos táctiles que lleva realizado de forma caprichosa, algunos de los cuales fueron recurridos por la vía judicial, viéndose el consejero obligado a dar marcha atrás. Su grado de cinismo, lo lleva incluso a recurrir algunas de estas sentencias, a sabiendas de que las tiene perdidas de antemano, pero consciente de que con ello esta ocasionando graves perjuicios al sistema sanitario y a los trabajadores afectados.
Que vamos decir de sus comportamientos en la JGP, donde sus chabacanerías lo lleva al insulto personal hacia los diputados que no opinan como el, a los cuales califica de “sirvengüenzas”, cuando no los acusa de ser miembros de la “kaleborroca”.
Que decir del desprecio que muestra hacia los pacientes, los cuales le piden por escrito explicaciones, pues algunos llevan un año inmerso en una de las múltiples listas de espera que fue creando con su nefasta gestión, y pasan los meses y no reciben contestación alguna.
Que decir del traslado al newHUCA, donde los profesionales advirtieron de la necesidad de hacer las cosas con tacto y prudencia, de forma razonada y estructurando debidamente cada movimiento, pues nada,  llegado el momento, se volcó, si digo bien, volcó cual contenedor, a los profesionales y pacientes en el newHUCA, y ahora arreglaros como podáis, esta fue su forma de inaugurar el newHUCA para mayor gloria de su persona.
Que decir de las carencias de todo tipo que sufren en los Centros de Salud de toda Asturias, donde los profesionales hacen incluso milagros para sacar adelante el trabajo diario, y poder atender con un mínimo de dignidad a los  pacientes.
Lo único que se me ocurre al  pronunciar la palabra dignidad, es recordarle al consejero de sanidad, que la dignidad es una virtud inherente, que debería de tener cualquier persona que se encuentra al servicio de la sociedad.
La dignidad es la que se necesita tras haber creado semejante caos, para presentar su dimisión cuando es incapaz de gestionar, más si cabe, cuando se es consciente del daño que esta haciendo y el peligro que supone la toma de algunas de sus decisiones, que además están poniendo en peligro la vida de los ciudadanos
Señor consejero solo me resta hacerle una pregunta

¿Cuándo va presentar su dimisión señor Blanco?

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