Tras
la dimisión de la Ministra de Sanidad, para cuando la del Consejero de Sanidad Faustino
Blanco.
Salvando
las distancias, y dejando de lado algunos de los problemas que afectan al
terreno personal y al entorno familiar de la Ministra Mato, la cual presenta su
dimisión envuelta en un cúmulo de circunstancias, algunas de las cuales son
difíciles de evaluar, por lo menos por parte de los neófitos en la materia. De otro lado, lo que si
deberíamos de exigir los ciudadanos, es que la justicia actuara, no sin antes recordarle
a sus señorías, que las decisiones que pudieran tomar, las ejecuten con total
independencia.
Dicen
las malas lenguas, que algunas decisiones tomadas por la Ministra, con mayor o
menor fortuna, así como otras circunstancias más del ámbito personal, fueron no
obstante las que mermaron poco a poco su actividad publica, así como su capacidad
en la toma de decisiones, algunas de las cuales, pudieron ser erróneas, pero no
debemos de olvidar que a estos niveles, son varias las personas que aconsejan,
siendo al final la responsabilidad de la cabeza visible, pero al moverse en un
terreno tan fangoso como el mundo de la
política, cualquier cosa puede ocurrir, y no seré yo quien entrar a valorar.
Pero
trasladando esta dimisión a nuestra región y buscando un equivalente, nos
encontramos entre otros al Consejero de Sanidad del des-gobierno de Asturias,
el cual a lo largo de su mandato lleva hechos meritos mas que sobrados, para
que alguien hace ya tiempo lo hubiera obligado a tomarse las de “villa diego”,
y maleta en ristre, marcharse de nuevo por el camino que lo trajo a la vida
publica, y más concretamente, a gestionar la sanidad.
Si
la Ministra Mato hizo meritos para haber presentado la dimisión ya hace meses,
según afirman sus detractores, tomando como punto de referencia su trabajo en
el Ministerio del ramo. En Asturias tenemos un consejero de sanidad, que más
que tomar decisiones, algo para lo que teoricamente fue nombrado, parece ser
que se le da mucho mejor ejecutar vendettas a todos los niveles, algunas de las
cuales son concebidas con premeditación, alevosía y nocturnidad.
Es
bien conocida la huelga general que la sanidad asturiana soporto a finales del
año 2012, que dejo tocada la estructura no solo de la consejeria, si no la de
muchos de los servicios de atención al paciente, los cuales a día de hoy, no
fueron capaces de superar aquellos momentos de tensión.
Por
no hablar de los nombramientos y ceses que a lo largo de todos estos meses
realizo Faustino Blanco, pues va utilizando a los cargos de libre designación cual
clínex. Su única labor de gestión conocida es la de nombrar y cesar altos
cargos a su antojo y capricho, cada vez que la presión política le llega al
cuello, y el nudo de la corbata no le dejaba respirar, desvirtúa la realidad ejecutando
en la plaza publica alguno de sus colaboradores, no le importa ni el cargo, y
mucho menos el sexo, así que hoy día ya es difícil de saber el número de los caídos
en el campo de batalla. Otras veces, son los propios colaboradores, los que deciden
abandonar el barco por su propio pie, seguramente que hartos de soporta tanta necedad
y despotismo, conscientes de que más
pronto que tarde serían ellos los que pasarían por el cadalso.
Que
vamos a contar de los nombramientos táctiles que lleva realizado de forma
caprichosa, algunos de los cuales fueron recurridos por la vía judicial, viéndose
el consejero obligado a dar marcha atrás. Su grado de cinismo, lo lleva incluso
a recurrir algunas de estas sentencias, a sabiendas de que las tiene perdidas
de antemano, pero consciente de que con ello esta ocasionando graves perjuicios
al sistema sanitario y a los trabajadores afectados.
Que
vamos decir de sus comportamientos en la JGP, donde sus chabacanerías lo lleva
al insulto personal hacia los diputados que no opinan como el, a los cuales califica
de “sirvengüenzas”, cuando no los acusa de ser miembros de la “kaleborroca”.
Que
decir del desprecio que muestra hacia los pacientes, los cuales le piden por
escrito explicaciones, pues algunos llevan un año inmerso en una de las múltiples
listas de espera que fue creando con su nefasta gestión, y pasan los meses y no
reciben contestación alguna.
Que
decir del traslado al newHUCA, donde los profesionales advirtieron de la
necesidad de hacer las cosas con tacto y prudencia, de forma razonada y
estructurando debidamente cada movimiento, pues nada, llegado el momento, se volcó, si digo bien, volcó
cual contenedor, a los profesionales y pacientes en el newHUCA, y ahora arreglaros
como podáis, esta fue su forma de inaugurar el newHUCA para mayor gloria de su
persona.
Que
decir de las carencias de todo tipo que sufren en los Centros de Salud de toda
Asturias, donde los profesionales hacen incluso milagros para sacar adelante el
trabajo diario, y poder atender con un mínimo de dignidad a los pacientes.
Lo
único que se me ocurre al pronunciar la
palabra dignidad, es recordarle al consejero de sanidad, que la dignidad es una
virtud inherente, que debería de tener cualquier persona que se encuentra al servicio
de la sociedad.
La
dignidad es la que se necesita tras haber creado semejante caos, para presentar
su dimisión cuando es incapaz de gestionar, más si cabe, cuando se es
consciente del daño que esta haciendo y el peligro que supone la toma de
algunas de sus decisiones, que además están poniendo en peligro la vida de los
ciudadanos
Señor consejero solo me
resta hacerle una pregunta
¿Cuándo va presentar su
dimisión señor Blanco?
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