Mi segunda visita al nuevo HUCA
Llegamos a las 9,25 horas, lo primero acudir a la recepción para hacernos con una silla de ruedas para poder desplazar cómodamente al paciente, se nota que estamos en el nuevo HUCA, aquí por sillas de ruedas, por el momento, no queda, están todas nuevas, en perfectas condiciones, incluso tienen la ITV pasada.
Acudimos a la maquinita, y nos encontramos que no tenemos las tarjeta sanitaria, primer despiste de la mañana, no empezamos bien, esto no se debe de repetirse, pero la maquinita funciona con el número de carnet del paciente que acude a consulta, la informadora de turno nos muestra como realizar la gestión, e inmediatamente tenemos en nuestras manos dos tickets, el primero para ir a extracciones, y el segundo para la consulta en el servicio pertinente. No exagero nada si les digo que a las 9,30 horas, podía pasar de trescientas personas en la zona de extracciones, el 75% de ellas de pie, porque no tienen bancos suficientes para la espera, la cual debo de decir que o fue mi larga, por mi parte, pues no paso de los diez minutos, no sé si es la norma, pero por desgracia espero tener oportunidad de comprobarlo en sucesivas ocasiones.
Nos vamos a la cafetería para desayunar, la amplitud es perfecta, cómoda, luz directa desde el exterior, algo que no ocurre en otras partes del hospital, en algunos sitios da la sensación de estar en su zulo, aquí la atención de los camareros/as, como siempre. Tengo que decir que por lo menos en la cafetería de consultas externas merece la pena visitarla, ya sé que algunos dirán, “ojos que no ven, corazón que no siente”, pero ver algunos ojos brillar con tanta intensidad, al tiempo que te preguntan, que como quieres el café, te hacen olvidar por unos segundos los malos momentos vividos en este entorno, al tiempo que te transmiten un saludo para la familia, es bueno tener conocidos en todas partes, pues nunca se sabe.
Pasamos a la zona que avilitaron para la espera de la consulta, pues esta justo al lado de la cafetería, y segunda metedura de pata del día, nadie es perfecto, y yo soy un claro ejemplo, pues había mirado mal la hora de la cita, una enfermera sale al pasillo exterior y advierte que debemos de estar en la sala de espera, claro que lo que ella tampoco puede negar que esta no tiene suficiente cabida para el número de personas que acuden a consulta, lo siento el Señor Alvarez, debe de advertir a Faustino Blanco que solicite partida presupuestaria para modificar, una de las zonas de consultas mal diseñadas, mientras tanto debería de poner en la parte exterior una pantallita para poder advertir cuando va llegando el turno.
De la consulta, nada que decir, los profesionales son los profesionales, nada que ver con los gestores, desde mi punto de vista, el trato es exquisito, hoy tuvimos además que acudir a dos servicios diferentes, y nada que objetar, creo que somos unos afortunados.
Pero,… siempre encontraremos un pero, tuvimos que hacer una gestión de última hora en la oficina de atención al paciente, para lo cual se debe de salir al exterior de consultas externas, subir las escaleras de la zona del atrio donde se ubica la entrada del auditorio y después acceder por la entrada principal del nuevo HUCA, hoy posiblemente en el susodicho atrio, así como en la zona de la fachada del complejo se sobrepasaba con creces los 30 grados, insorportable..
Llegamos a información al paciente donde aguardan unas quince personas, mientras que atiende una sola persona delante del ordenador, otras cuatro están de tertulia muy amigablemente, no se les observa hernia ninguna por el esfuerzo, pero tardan lo suyo en percatarse que hace falta ayuda en el mostrador, son las señoras o señoritas las que facilitan información, el caballero de servicio, permanece sentado agotado, me imagino que por el enorme esfuerzo realizado en la mañana, no baya ser que,… esta es la imagen del funcionario típico, que se olvida que está al servicio de las sociedad, y que su sueldo se lo pagamos entre todos.
Consigo saber donde esta atención al paciente, pues se encuentra apenas unos metros más adelante,pero aquí viene lo bueno, pues con 17 millones de euros gastados en un programa informático que no funciona, del cual espero no dependa la pantallita que da los turnos en esta sección del hospital, atendida desde cuatro despachos, se que se me antojan pocos por la gran afluencia de público, donde los ciudadanos tenemos que recurrir al sistema de antes, pero no de los de antes, de antes, de antes,…. y porque un bedel no nos dejo hacer una hoguera, que pretendimos hacer señales de humo para indicarnos unos a otros el turno. Como lo leen, el sistema es aquel que se utilizaba en los años 60, ¿Quién va el último?... pues ahora soy yo, millones de euros dilapidados por todos lados, y la pantalla que facilita el turno de atención al paciente, esta colgada, pero no funcionan. A todo esto me encuentro con unas treinta personas intentando ordenarnos de forma civilizada, eso sí, eran poco más de las 13 horas, cuando veo al Director del complejo, el señor Alvarez, que sale con su traje gris, cartera en mano por la puerta principal del edificio, pensé que iría en persona a buscar al responsable de mantenimiento, hasta que me fije en su paso, este no era el más adecuado, si acaso para que venga en quince días, ya saben la administración nunca tiene prisa.
Pero estas cosas a quien le importan, cuando tienen el sueldo asegurado y saben de antemano que por muy mal que lo hagan no los van a cesar. Se me olvidaba mencionar, la cara de un celador cuando se le pedió asistir a una chica que le había dada un golpe de calor, mientras que espera en atención al paciente, el hombre no era muy agraciado físicamente, pero la cara que le puso a la señora que le insistió que trajera una silla para llevarse a la chica a urgencias,… yo llegue a pensar que aquella cara no podía ser de verdad,…. la chica tan solo estaba mareada, no estaba con flojera de vientre, ni nadie en su entorno, era una cara asco, como si estuviera oliendo el fondo de una cloaca putrefacta, llegue a pensar que estaba el Consejero Blanco en el entorno, pero no, después comentaron los compañeros que lo habían intentado arreglar con fotoshop hace un tiempo, pero que también habían desistido, y es que el Millennium no trae consigo tampoco programa de retoques, pues al hombre le hace falta un repaso de chapa a nivel facial, aderezado con un par de manos de maquillaje, y con todo y eso,… ya se que algunos funcionarios tienen cara de amargados, pero este les aseguro que batía todas las plusmarcas.
Por cierto, esto no me lo contó nadie, lo viví yo en el día de hoy, tampoco es ciencia ficción, es la triste realidad a la cual nos abocaron los pésimos administradores de la sanidad, junto con aquellos políticos que los apoyan y sustentan.
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