Dimite la cúpula del HUCA por discrepancias con la Consejería de Sanidad
· - El gerente, Jaime
Rabanal; el director asistencial, Antonio Álvarez, y la directora de gestión,
María Jesús García, dejan sus cargos tras un polémico traslado
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- Manuel Matallanas
asume la gerencia mientras la oposición y el sindicato médico acusan al
consejero Faustino Blanco de «desgobierno»
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El
nuevo HUCA y su polémico traslado se han cobrado su primera víctima. Jaime
Rabanal, máximo responsable del Hospital Universitario Central de Asturias en
su calidad de gerente del Área Sanitaria IV, ha dimitido. El que fuera
consejero de Hacienda en la legislatura del socialista Álvarez Areces y que
llegó a presidir Gispasa, empresa que se ocupó de la construcción del HUCA, se
marcha por discrepancias con la Consejería de Sanidad. Rabanal solicitó el
relevo al considerar que el departamento que dirige Faustino Blanco le dejó
solo, a él y a su equipo, ante el reguero de problemas y deficiencias
arquitectónicas que se sucedieron en La Cadellada desde que abriera sus puertas
el pasado 14 de junio. Así las cosas, a tres meses de concluida la mudanza al
nuevo hospital y cuando apenas quedan ocho meses para las elecciones
autonómicas y municipales, la cúpula del HUCA deja el buque insignia de la
sanidad asturiana. Lo hace tras un trimestre polémico, y después de que La
Cadellada atravesara por varias dificultades en su arranque: desde los
problemas con el funcionamiento del Millennium hasta las fugas de agua que
llegaron a inundar el atrio del hospital recién estrenado, por citar solo
algunos ejemplos de los que EL COMERCIO ha venido informado.
Pero la
de Rabanal no es la única marcha. Junto a él también se van algunos de los que
fueron sus máximos colaboradores y que internamente estaban considerados como
el 'núcleo duro' en la gestión diaria de la tortuosa mudanza a La Cadellada, de
la que hasta el momento han trascendido más trastornos que éxitos. Antonio
Álvarez, responsable de Asistencia Sanitaria, y María Jesús García de la
Fuente, directora de Gestión, también presentaron su dimisión, aunque ayer, en
la rueda de prensa que por la tarde ofreció el gerente del Servicio de Salud
(Sespa), Tácito Suárez, solo quiso confirmar la dimisión de Rabanal. «Lo otro
le compete al nuevo responsable», dijo, en alusión a Manuel Matallanas,
director de la Oficina del Cambio en el hospital, que será quien coja el
testigo en La Cadellada.
Según ha
podido saber EL COMERCIO, el hasta ahora gerente del Área IV solicitó su relevo
hace varias semanas, pero no se hizo efectivo hasta ayer mismo, cuando el Sespa
convocó a las cuatro y media de la tarde a un consejo extraordinario de
administración para dar cuenta de los «cambios organizativos». Una hora más
tarde, el gerente del Sespa comparecía ante los medios de comunicación y lo
hacía junto a los gerentes saliente y entrante, en un intento de dar aire de
normalidad al sorpresivo recambio en la cúpula del HUCA.
Suárez
inició su intervención asegurando que se trataba de «un relevo natural» y
«acordado entre las partes». El responsable del Sespa otorgó a Rabanal los
máximos elogios posibles en materia de gestión: «Su trabajo ha sido brillante,
realizado con disciplina, responsabilidad, coherencia y elegancia». Ante estas halagadoras
palabras es difícil entender por qué Rabanal deja el barco del HUCA y, sobre
todo, por qué Faustino Blanco lo acepta. La respuesta se encuentra en las
discrepancias, cada vez mayores, que venía manteniendo el gerente con la
Consejería de Sanidad sobre la gestión del traslado a La Cadellada. Ayer, ante
los medios y a preguntas de EL COMERCIO, Rabanal, aseguró no sentirse
cuestionado. «No me siento desautorizado en absoluto. Me podría sentir así si
hubiera hecho algo que no quería, pero no es así», respondió, para asegurar a
continuación que «he acabado mi trabajo aquí» y que volverá a su puesto de
funcionario en el servicio de salud de Castilla y León.
El ya
exgerente del Área IV estuvo vinculado al proyecto del nuevo hospital desde sus
inicios, cuando como consejero de Hacienda en la legislatura de Areces fue
designado presidente de Gispasa. Con el actual ejecutivo, fue el propio
presidente del Principado, Javier Fernández, quien le pidió que se uniera al
equipo de Faustino Blanco en la Consejería de Sanidad, dándole una
responsabilidad crucial como es la de gerenciar el área sanitaria de mayor
gasto sanitario en Asturias y, donde, además, se iba a producir un hecho
histórico: la mudanza del viejo al nuevo hospital.
«Nuevas
caras»
Para el
gerente del Sespa, con la marcha de Jaime Rabanal tras la finalización del
traslado desde el viejo HUCA, se abre un «nuevo tiempo» que requiere «nuevas
caras». «Cada etapa y cada momento necesita unas personas, y nosotros
consideramos y él consideró que su etapa había finalizado», indicó Suárez ante
el propio Rabanal, que asentía con la cabeza.
La 'cara
nueva', según Tácito Suárez, será Manuel Matallanas, que hasta ahora dirigía la
Oficina del Cambio, y que está considerado como parte de 'la vieja guardia
sanitaria'. El exdirector provincial del Insalud será quien tome el testigo y
pase a ocupar el cargo de gerente del Área Sanitaria IV. Respecto a otros
posibles cambios, Suárez dijo que este tipo de organizaciones «siempre
requieren adaptar las personas a los momentos y al objetivo, que es el
ciudadano», y recordó que «nadie es imprescindible, ni siquiera yo».
El
máximo responsable del Sespa, que llegó a su cargo para sustituir a Celia
Gómez, destituida por Blanco en enero pasado, insistió en que el traslado del
HUCA a las nuevas instalaciones de La Cadellada ha sido «satisfactorio» y que
el centro está comenzando a funcionar a «ritmo de crucero» según se van
solventando las «dificultades de adaptación» de tipo tecnológico o
arquitectónico que han ido surgiendo debido a la «complejidad» del proceso.
Negó Suárez que la marcha de Rabanal, que evitó calificar de dimisión, tuviera
su origen en los problemas acontecidos en La Cadellada tras su apertura, hace
ya tres meses.
Un cambio esperado
En
ámbitos sanitarios, el abandono de la cúpula del HUCA era «esperado» y
«demandado». Incluso, lo era en determinados sectores socialistas que veían
cómo la apertura del nuevo hospital en lugar de «engrandecer la gestión de
Javier Fernández, la estaba oscureciendo». Muchos entienden que la gestión que
el equipo directivo del Hospital Central ha hecho de la mudanza, tras una
inversión de casi quinientos millones de euros en la construcción del complejo
sanitario, «no ha sido la mejor» y que «no han sabido actuar con celeridad para
apagar los fuegos que se iban encendiendo». Fuentes cercanas al equipo de
Rabanal se defienden asegurando que han estado prácticamente solos en la
resolución de problemas y que muchas de las soluciones planteadas no pudieron
llevarse a cabo «porque se vetaban en Calatrava» (donde la Consejería de
Sanidad tiene su sede).
En medio
de este revuelo por el recambio, el gerente del Sespa aprovechó la tesitura
para pedir disculpas a los pacientes cuya atención se haya podido ver demorada
por el traslado al nuevo hospital. Suárez anunció que el Servicio de Salud
pondrá en marcha diversas iniciativas con el fin de reducir las listas de
espera, sobre todo las de más de seis meses, en las que se encuentran atrapados
más de 1.600 asturianos. A partir del próximo 1 de octubre, se reabrirán dos
equipos de radiodiagnóstico que funcionaban en el viejo HUCA, en El Cristo. En
cuanto a las demoras quirúrgicas, Suárez dejó claro que la reducción de los
tiempos de espera y del volumen de pacientes pendientes de intervención no
pasará por las peonadas. «No creemos en los planes especiales. Está demostrado
que tienen un efecto rebote y que no son buenos». El objetivo en esta nueva
etapa es «trabajar de una manera muy intensa para compensar a todos los
ciudadanos las dificultades que hemos tenido», con unos «excelentes
profesionales, gestores y tecnología».
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