viernes, 26 de septiembre de 2014

La guardia pretoriana se hace cargo del NewHUCA


Dimite la cúpula del HUCA por discrepancias con la Consejería de Sanidad

·         - El gerente, Jaime Rabanal; el director asistencial, Antonio Álvarez, y la directora de gestión, María Jesús García, dejan sus cargos tras un polémico traslado
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           -  Manuel Matallanas asume la gerencia mientras la oposición y el sindicato médico acusan al consejero Faustino Blanco de «desgobierno»
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El nuevo HUCA y su polémico traslado se han cobrado su primera víctima. Jaime Rabanal, máximo responsable del Hospital Universitario Central de Asturias en su calidad de gerente del Área Sanitaria IV, ha dimitido. El que fuera consejero de Hacienda en la legislatura del socialista Álvarez Areces y que llegó a presidir Gispasa, empresa que se ocupó de la construcción del HUCA, se marcha por discrepancias con la Consejería de Sanidad. Rabanal solicitó el relevo al considerar que el departamento que dirige Faustino Blanco le dejó solo, a él y a su equipo, ante el reguero de problemas y deficiencias arquitectónicas que se sucedieron en La Cadellada desde que abriera sus puertas el pasado 14 de junio. Así las cosas, a tres meses de concluida la mudanza al nuevo hospital y cuando apenas quedan ocho meses para las elecciones autonómicas y municipales, la cúpula del HUCA deja el buque insignia de la sanidad asturiana. Lo hace tras un trimestre polémico, y después de que La Cadellada atravesara por varias dificultades en su arranque: desde los problemas con el funcionamiento del Millennium hasta las fugas de agua que llegaron a inundar el atrio del hospital recién estrenado, por citar solo algunos ejemplos de los que EL COMERCIO ha venido informado.
 Pero la de Rabanal no es la única marcha. Junto a él también se van algunos de los que fueron sus máximos colaboradores y que internamente estaban considerados como el 'núcleo duro' en la gestión diaria de la tortuosa mudanza a La Cadellada, de la que hasta el momento han trascendido más trastornos que éxitos. Antonio Álvarez, responsable de Asistencia Sanitaria, y María Jesús García de la Fuente, directora de Gestión, también presentaron su dimisión, aunque ayer, en la rueda de prensa que por la tarde ofreció el gerente del Servicio de Salud (Sespa), Tácito Suárez, solo quiso confirmar la dimisión de Rabanal. «Lo otro le compete al nuevo responsable», dijo, en alusión a Manuel Matallanas, director de la Oficina del Cambio en el hospital, que será quien coja el testigo en La Cadellada.
Según ha podido saber EL COMERCIO, el hasta ahora gerente del Área IV solicitó su relevo hace varias semanas, pero no se hizo efectivo hasta ayer mismo, cuando el Sespa convocó a las cuatro y media de la tarde a un consejo extraordinario de administración para dar cuenta de los «cambios organizativos». Una hora más tarde, el gerente del Sespa comparecía ante los medios de comunicación y lo hacía junto a los gerentes saliente y entrante, en un intento de dar aire de normalidad al sorpresivo recambio en la cúpula del HUCA.
Suárez inició su intervención asegurando que se trataba de «un relevo natural» y «acordado entre las partes». El responsable del Sespa otorgó a Rabanal los máximos elogios posibles en materia de gestión: «Su trabajo ha sido brillante, realizado con disciplina, responsabilidad, coherencia y elegancia». Ante estas halagadoras palabras es difícil entender por qué Rabanal deja el barco del HUCA y, sobre todo, por qué Faustino Blanco lo acepta. La respuesta se encuentra en las discrepancias, cada vez mayores, que venía manteniendo el gerente con la Consejería de Sanidad sobre la gestión del traslado a La Cadellada. Ayer, ante los medios y a preguntas de EL COMERCIO, Rabanal, aseguró no sentirse cuestionado. «No me siento desautorizado en absoluto. Me podría sentir así si hubiera hecho algo que no quería, pero no es así», respondió, para asegurar a continuación que «he acabado mi trabajo aquí» y que volverá a su puesto de funcionario en el servicio de salud de Castilla y León.
El ya exgerente del Área IV estuvo vinculado al proyecto del nuevo hospital desde sus inicios, cuando como consejero de Hacienda en la legislatura de Areces fue designado presidente de Gispasa. Con el actual ejecutivo, fue el propio presidente del Principado, Javier Fernández, quien le pidió que se uniera al equipo de Faustino Blanco en la Consejería de Sanidad, dándole una responsabilidad crucial como es la de gerenciar el área sanitaria de mayor gasto sanitario en Asturias y, donde, además, se iba a producir un hecho histórico: la mudanza del viejo al nuevo hospital.

«Nuevas caras»

Para el gerente del Sespa, con la marcha de Jaime Rabanal tras la finalización del traslado desde el viejo HUCA, se abre un «nuevo tiempo» que requiere «nuevas caras». «Cada etapa y cada momento necesita unas personas, y nosotros consideramos y él consideró que su etapa había finalizado», indicó Suárez ante el propio Rabanal, que asentía con la cabeza.
La 'cara nueva', según Tácito Suárez, será Manuel Matallanas, que hasta ahora dirigía la Oficina del Cambio, y que está considerado como parte de 'la vieja guardia sanitaria'. El exdirector provincial del Insalud será quien tome el testigo y pase a ocupar el cargo de gerente del Área Sanitaria IV. Respecto a otros posibles cambios, Suárez dijo que este tipo de organizaciones «siempre requieren adaptar las personas a los momentos y al objetivo, que es el ciudadano», y recordó que «nadie es imprescindible, ni siquiera yo».
El máximo responsable del Sespa, que llegó a su cargo para sustituir a Celia Gómez, destituida por Blanco en enero pasado, insistió en que el traslado del HUCA a las nuevas instalaciones de La Cadellada ha sido «satisfactorio» y que el centro está comenzando a funcionar a «ritmo de crucero» según se van solventando las «dificultades de adaptación» de tipo tecnológico o arquitectónico que han ido surgiendo debido a la «complejidad» del proceso. Negó Suárez que la marcha de Rabanal, que evitó calificar de dimisión, tuviera su origen en los problemas acontecidos en La Cadellada tras su apertura, hace ya tres meses.

Un cambio esperado

En ámbitos sanitarios, el abandono de la cúpula del HUCA era «esperado» y «demandado». Incluso, lo era en determinados sectores socialistas que veían cómo la apertura del nuevo hospital en lugar de «engrandecer la gestión de Javier Fernández, la estaba oscureciendo». Muchos entienden que la gestión que el equipo directivo del Hospital Central ha hecho de la mudanza, tras una inversión de casi quinientos millones de euros en la construcción del complejo sanitario, «no ha sido la mejor» y que «no han sabido actuar con celeridad para apagar los fuegos que se iban encendiendo». Fuentes cercanas al equipo de Rabanal se defienden asegurando que han estado prácticamente solos en la resolución de problemas y que muchas de las soluciones planteadas no pudieron llevarse a cabo «porque se vetaban en Calatrava» (donde la Consejería de Sanidad tiene su sede).

En medio de este revuelo por el recambio, el gerente del Sespa aprovechó la tesitura para pedir disculpas a los pacientes cuya atención se haya podido ver demorada por el traslado al nuevo hospital. Suárez anunció que el Servicio de Salud pondrá en marcha diversas iniciativas con el fin de reducir las listas de espera, sobre todo las de más de seis meses, en las que se encuentran atrapados más de 1.600 asturianos. A partir del próximo 1 de octubre, se reabrirán dos equipos de radiodiagnóstico que funcionaban en el viejo HUCA, en El Cristo. En cuanto a las demoras quirúrgicas, Suárez dejó claro que la reducción de los tiempos de espera y del volumen de pacientes pendientes de intervención no pasará por las peonadas. «No creemos en los planes especiales. Está demostrado que tienen un efecto rebote y que no son buenos». El objetivo en esta nueva etapa es «trabajar de una manera muy intensa para compensar a todos los ciudadanos las dificultades que hemos tenido», con unos «excelentes profesionales, gestores y tecnología».

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