Asturianos camino del Calvario, previo paso por La Cadellada
No hace falta estrujarse mucho la mollera para encontrar problemas en el nuevo HUCA, hoy vamos a recordar algunos de ellos, son incidencias normales, desajustes de un traslado, cosas sin importancia, las cuales suelen producirse en casi todos los hospitales nuevos, pero de manera muy especial, cuando todo se hace a la “puta carrera”, de forma desorganizada, y tomando como base fundamental del trabajo, “el tira que libras”, si tienes suerte libras y si no,….
1.- El programa instalado para gestionar el complejo hospitalario, o no función, o se cuelga, y con ello siembra el caos y el desorden entre los trabajados, pero eso es normal.
2.- Los teléfonos y los buscas de los profesionales no funcionan dentro de las propias instalaciones, vamos que no están localizados en su propio trabajo ante una emergencia, pero eso es normal.
3.- El primer día de tormenta llega el agua a los sótanos pues se inunda buena parte del nuevo complejo hospitalario, pero que nadie se asuste, que eso es normal.
4.- Se le da presión a las calderas, (según fuentes del SESPA) y revienta una tubería en la quinta planta, el agua como suele correr hacia abajo, incluso en el nuevo HUCA, vuelve a inundar los sótanos, pero esto es normal.
5.- Los pacientes de oncología tienen que irse sin recibir sus tratamientos porque en el laboratorio de análisis tienen problemas con los nuevos equipos, pero esto es normal.
6.- La sala de espera de oncología médica, se queda pequeña (ampliación en el pasillo) y no se para de calor dentro, pero esto es normal.
7.- El comité de Seguridad y Salud de la Junta de Personal tiene documentadas unas 700 irregularidades o deficiencias, también las tiene denuncias ante Inspección de Trabajo, pero esto es normal.
8.- Existe una plaga de pulgas en los vestuarios que los hacen insalubres, pero esto es normal.
9.- No sabemos si fue “manolo”, “manolin” o “manolón”, pero los robots de última generación, aquellos que se compraron para aligerar las tareas de los celadores, las más penosas por lo menos, como cargar ropa, comida o fármacos, ahora resulta que son los celadores los que tienen que cuidar de los “guajes”, porque están desmadrados y se pierden, ya verán cuando les dé por salir de copas, no se lo creen, les recuerdo que estamos en el nuevo HUCA, solo hace falta darles tiempo, pero esto es normal.
10.- Si los médicos de guardia quieren descansar, se encuentran que los “catres” están mojados, el SESPA dice que son las condensaciones del aire acondicionado, no lo creen ni ellos, pero esto es normal.
11.- Unos centenares de asturianos a la espera de una intervención quirúrgica que puede sobrepasar los seis meses, pero esto es normal.
12.- Mas de 10.000 pacientes en lista de epsera para realizar diferentes pruebas de diagnostico, pero esto es normal.
El nuevo HUCA prometía tras la media docena de inauguraciones, no obstante según nos cuenta “Jaimito”, por cierto, otro que tal baila, toda una vida vinculada a la poltrona, entre él y sus amigos, Tino, Tácito y Virgilio, ya llevan:
- Atendieron a 375 urgencias diarias
- Recibieron a 3.472 ingresos
- Se dio consulta a 62.000
- Nacieron 245 bebés
- Se realizaron 21 trasplantes de órganos
- Se ejecutaron 1.496
Imagínense el día que les dejen trabajar con tranquilidad a los PROFESIONALES del HUCA, imagínense a donde nos puede llevar la sanidad asturiana,... por lo menos, a que nos atiendan en tiempo y forma, que no es mucho pedir, esto sí que sería normal.
EL COMERCIO.-15/8/2014
HUCA: entre el Millennium y el agua
Los problemas informáticos y las filtraciones marcan los primeros 60 días de La Cadellada
• LAURA FONSECA | OVIEDO.
Pocos podían llegar a imaginarse que los problemas informáticos, la falta de cobertura telefónica y las filtraciones de agua se convertirían en la nota más destacada de los dos primeros meses de andadura del nuevo HUCA. Porque a pesar de que en La Cadellada ya han venido al mundo 245 bebés y se han practicado 21 trasplantes de órganos, además de 1.469 intervenciones quirúrgicas, es la inundación del atrio ocurrida el pasado 3 de agosto y las persistentes deficiencias del Millennium, la que acaparan la mayor atención y también, las quejas. El reguero de deficiencias detectadas en el recinto de La Cadellada y que ha llevado al comité de Seguridad y Salud de la Junta de Personal a documentar y presentar cerca de 700 denuncias ante Inspección de Trabajo (entre ellas, la aparición de pulgas en las viejas taquillas), amenaza con hacer blanco en plena línea de flotación del buque insignia de la sanidad asturiana. El nuevo HUCA abrió su bloque de hospitalización el pasado 14 de
junio. Desde entonces han transcurrido dos meses y los sustos y sorpresas no han hecho más que sucederse, cuan carrera de postas. Primero, los problemas del Millenium y de conectividad con el resto de sistemas que funcionan en La Cadellada, los cuales llegaron a atascar las consultas y obligaron a ralentizar la actividad en el recinto hospitalario. Los médicos no podían emitir informes y tenían serias dificultades para ordenar pruebas al laboratorio. Hubo que aplazar tratamientos oncológicos y demorar algunas citas. De a poco, los enfermos fueron perdiendo la paciencia y era habitual ver colas ante la oficina de Atención al Paciente.
En Urgencias, se llegaron a registrar casos de enfermos que tuvieron que aguardar más de ocho horas para ser diagnosticados. Muchos facultativos se rebelaron y comenzaron a hacer públicas cartas de protesta. Hubo, incluso, una manifestación de trabajadores ante el nuevo hospital en la que se pudo ver a más de un responsable de servicio poco habitual a participar en concentraciones de índole laboral. «Estamos al límite», advertían.
• Las UCIs siguen funcionando con papeles
Mientras tanto, en las plantas de hospitalización, los robots encargados de repartir comidas y medicación, hacían de las suyas. Los carros robotizados no dieron la talla desde el primer día, cuando ya presentaron los primeros fallos. Tanto, que fue necesario contratar personal (celadores) para que realizar las labores de reparto de comida y material.
Y cuando pacientes y trabajadores iban encajando todas estas circunstancias, de repente, una tormentosa tarde, llovió dentro del HUCA. El atrio de La Cadellada se inundó el pasado 3 de agosto. Un vídeo filmado por el propio personal del hospital mostraba cómo llovía dentro del centro «como si no hubiera techo alguno». Días más tarde se rompió una tubería en la quinta planta de hospitalización que anegó varias plantas y una semana después, un problema de condensación acabó por inundar las habitaciones de los médicos de guardia.
Sanidad habla de «normalidad»
La Consejería de Sanidad no ha hecho más que restar importancia a lo ocurrido hasta ahora. Asegura que todos estos fallos son propios de un proceso de puesta en marcha de un recinto de las dimensiones del nuevo HUCA. El consejero Faustino Blanco remarcó que el edificio, inaugurado cinco veces y cuya construcción costó 300 millones de euros, «está en garantía».
A pesar de estos contratiempos, en el HUCA se trabaja, y mucho. En estos primeros 60 días, sus profesionales han atendido una media de 375 urgencias diarias, recibido 3.472 ingresos y visto 62.000 pacientes en sus consultas externas. Algunos servicios, indicó el gerente del Área IV, Jaime Rabanal, alcanzan ya el nivel de actividad que mantenían en el viejo hospital.
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