Rafael Matesanz, fundador y exdirector de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT)
La evolución de la Medicina: ¿es aún una buena carrera?
“El trato continuado con el enfermo grave, sobre todo
los crónicamente graves,(…) a los que llegas a conocer en lo más íntimo,
compartiendo sus problemas y en muchos casos su muerte, resulta mentalmente una
carga muy difícil de llevar”
Ninguno de mis dos
hijos ha optado por la medicina como carrera, probablemente influidos por la
experiencia de sus padres y los no menos de 10-11 años necesarios de estudio,
que después se perpetúan de por vida, y la verdad es que siempre he alabado su
decisión. La medicina es una profesión dura, muy sacrificada y al menos aquí y
ahora, mal pagada y peor reconocida para la gran mayoría del colectivo
médico. Durante mi periodo hospitalario he llegado a superar las 100 horas en una
semana durante
el periodo veraniego (entonces no se libraban las guardias) y desde luego no
era una excepción. Por otro lado, el trato continuado con el enfermo grave,
sobre todo los crónicamente graves como los pacientes en diálisis o los
trasplantados de entonces, a los que llegas a conocer en lo más íntimo,
compartiendo sus problemas y en muchos casos su muerte, resulta mentalmente una
carga muy difícil de llevar en un buen número de especialidades y que además es
acumulativa.
El sacrificio y el burnout en la profesión médica
En estas condiciones, no es extraño que el “burnout” esté a la orden del día. Se acaba de publicar en
una revista de alto impacto un estudio de la Sociedad Española de Trasplante
Hepático (SETH) sobre una encuesta a cerca de
500 profesionales relacionados con estos trasplantes, clínicos,
cirujanos, anestesiólogos e intensivistas. Nada menos que el 78% refirieron
“algún signo” de burnout, y un 46% expresaron que no se veían dentro de 5 años
implicados en los trasplantes, siendo los principales motivos aducidos la conciliación familiar y calidad de vida, así como el factor
económico. Si esto es así en una actividad que muchos consideran de élite, y
solo para algunos privilegiados, definitivamente no vamos bien.
Oportunidades y flexibilidad en la carrera médica
Una ventaja importante de la medicina respecto a
otras carreras es su plasticidad. Por un lado, es posible optar a numerosas
especialidades y subespecialidades muy diferentes entre sí, hasta encontrar la
que más se adecúe a nuestras capacidades, algunas alejadas del trato con el
enfermo que es lo que frena a muchos de los que optaron por esta carrera y
descubrieron tarde lo que ello implicaba. A su vez la complejidad creciente de
los sistemas sanitarios hace que se demanden cada vez más médicos
fuera de los hospitales y los centros de salud, como en la industria,
centros de investigación, administraciones sanitarias o incluso en la política.
Esta es una ventaja importante porque permite válvulas de escape temporales o
definitivas cuando la realidad no se adecúa a las expectativas. Mi propia
trayectoria profesional me ha hecho ver que se puede ser útil a la sociedad y
alcanzar satisfacciones profesionales desde lugares muy diversos y tanto dentro
como fuera del hospital o del centro de salud.
En definitiva, el camino de los médicos y por
extensión de otras profesiones sanitarias suele ser de todo menos fácil y por
mucho que nos guste lo que hacemos y mucha vocación que se tenga,
inevitablemente se van a vivir momentos difíciles con ganas de tirar la toalla.
De hecho, la pandemia de Covid 19 marcó un máximo de esta tendencia en todo el
mundo y en todos los profesionales sanitarios. Pese a todo y poniendo los pros
y los contras en una balanza debo decir que, mirando hacia atrás, al
menos yo sí: VOLVERÍA A ESTUDIAR MEDICINA. ¡Ha merecido la pena!
Fuente documental:
https://www.redaccionmedica.com/opinion/rafael-matesanz/-volverias-a-ser-medico--9958
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