La Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Comisión Europea
publican desde 2010, de manera bienal, un análisis exhaustivo sobre el estado
de salud de los países europeos y el desempeño de sus sistemas sanitarios, con
indicadores clave relacionados con la salud pública, la asistencia sanitaria y los
factores de riesgo. Desde hace apenas unos días ya está disponible el
informe "Health at a Glance: Europe
2024", que detalla el statu quo
de cada uno de los estados objeto de análisis, desde una perspectiva comparada.
Constituye, por tanto, una fuente extraordinaria
de información, orientada fundamentalmente a la toma de
decisiones en el ámbito de la macrogestión y
la política de salud, pero capaz de satisfacer también las más curiosas de las
mentes que quieran entender mejor cómo funcionan los sistemas sanitarios
europeos, qué retos enfrentan y qué oportunidades hay para la mejora.
El análisis correspondiente a la posición
relativa de España revela que, aunque se encuentra entre los países con mejor
acceso y calidad de la atención sanitaria, persisten importantes áreas de
mejora. Este documento nos sitúa como un referente en
longevidad, pero señala retos críticos relacionados
con el envejecimiento de la población, la salud mental, las desigualdades y la
transformación digital, entre otros. Les invito a explorar el informe con
detenimiento, ya que ofrece una visión enriquecedora sobre nuestro sistema
sanitario.
A partir de este diagnóstico, resulta
imprescindible identificar y priorizar las áreas de acción que permitirán
configurar un sistema sanitario más resiliente, equitativo y adaptado a los
desafíos del futuro. Y aquí sí me van a permitir que les resuma los que, a mi
humilde juicio, constituyen los diez aspectos en los que España
debería concentrar sus esfuerzos en los próximos años para responder a las necesidades generales de
sus ciudadanos:
1.
Envejecimiento saludable: el desafío ineludible
Con una esperanza de vida de 83,3 años, España
lidera en longevidad en Europa. Sin embargo, más del 40% de las personas
mayores vive con al menos dos enfermedades crónicas, una tasa que exige una
intervención estructural. Asegurar que esos años adicionales sean de calidad
requiere invertir en prevención desde edades tempranas, fomentar la actividad física y garantizar un acceso
equitativo a cuidados de larga duración. Este enfoque no solo reduciría la
presión sobre el sistema sanitario, sino que mejoraría la calidad de vida de
millones de personas.
2.
Distribución desigual de los profesionales sanitarios.
Aunque España cuenta con 4,4 médicos por cada
1.000 habitantes, por encima de la media europea, el envejecimiento del
personal y su distribución desigual generan tensiones y carencias. La
pandemia de COVID-19 puso de manifiesto estas debilidades, con profesionales enfrentando elevadas cargas
laborales y una falta de recursos en áreas rurales. Es necesario reconsiderar
esta realidad y adoptar medidas consistentes para su resolución, especialmente
a medio y largo plazo.
3. Reducir
desigualdades: hacia un sistema más equitativo
El informe destaca que las comunidades con
menores ingresos tienen una mayor prevalencia de enfermedades crónicas y
conductas de riesgo como el tabaquismo. Estas desigualdades reflejan no solo
diferencias socioeconómicas, sino también desequilibrios en la distribución de
recursos. Implementar políticas públicas que mejoren la
accesibilidad y refuercen la atención primaria son
fundamentales para garantizar que todos los ciudadanos, independientemente de
su lugar de residencia, tengan acceso a una asistencia sanitaria de calidad.
4. Controlar
las enfermedades no transmisibles
El cáncer y las enfermedades cardiovasculares
son responsables del 54% de las muertes en España. Factores como el tabaquismo,
el sedentarismo y una alimentación poco saludable contribuyen decisivamente a
esta realidad. Según el informe, reforzar la promoción de
estilos de vida saludables, especialmente
mediante la educación en nutrición y actividad física, es una estrategia
esencial. Además, fomentar la investigación y la detección precoz puede reducir
la mortalidad y mejorar la calidad de vida.
5. Salud
mental: el eslabón débil del sistema
Con solo un 5% del presupuesto sanitario
dedicado a la salud mental, España se encuentra por debajo de la media europea
en esta área. La pandemia agravó problemas preexistentes, como la ansiedad y la
depresión, especialmente entre los jóvenes. Ampliar los
servicios de salud mental, incluyendo
opciones digitales y programas educativos, no solo mejoraría la atención, sino
que reduciría el estigma asociado a estos trastornos.
6.
Digitalización: un salto hacia la eficiencia
El sistema sanitario español tiene el potencial
de convertirse en un referente en digitalización, pero los avances son
desiguales. El informe indica que solo el 30% de los centros dispone de
sistemas de interoperabilidad eficaces. La inversión en infraestructura
tecnológica, formación del personal y estrategias de ciberseguridad permitirá
no solo optimizar los recursos, sino también garantizar una
atención más accesible y personalizada.
7.
Preparación ante crisis sanitarias: lecciones de la pandemia
La pandemia puso a prueba la resiliencia del
sistema sanitario español, revelando tanto fortalezas como áreas de mejora. La
falta de coordinación y suministros iniciales subrayó la necesidad de invertir
en reservas estratégicas y mejorar la logística sanitaria. También
garantizar una comunicación clara y efectiva para
generar confianza pública.
8. Cambio
climático y salud: un reto global
España se enfrenta a olas de calor cada vez más
intensas, responsables de más de 4.000 muertes solo en 2023. Además de adaptar
las infraestructuras sanitarias, es fundamental desarrollar estrategias
de prevención, como sistemas de alerta temprana, y reducir la huella de carbono
del sistema de salud. Estas medidas no solo protegerán a las poblaciones
vulnerables, sino que también posicionarán a España como líder
en sostenibilidad sanitaria.
9. Infancia
saludable: la mejor garantía de futuro
La obesidad infantil afecta al 25% de los niños
en España, una de las tasas más altas de Europa. Programas
educativos que promuevan hábitos saludables desde edades tempranas o normativa que regule la publicidad de alimentos
ultraprocesados, entre otros, son muy necesarios. Garantizar un entorno
escolar que fomente la actividad física y una alimentación equilibrada será
clave para prevenir problemas de salud a largo plazo.
10.
Resistencia antimicrobiana: una amenaza silenciosa
España sigue teniendo un uso muy elevado de
antibióticos, lo que acelera la resistencia antimicrobiana. Según el informe,
sin medidas urgentes, las infecciones resistentes podrían convertirse en una de
las principales causas de muerte en Europa para 2050. Reforzar
la vigilancia y sensibilizar a la población sobre
el uso adecuado de medicamentos son pasos fundamentales para abordar esta crisis.
El momento
de actuar es ahora
El sistema sanitario español está en un momento
decisivo. La capacidad de afrontar estos retos determinará no solo la salud de
nuestra población, sino también nuestro liderazgo en el ámbito sanitario
europeo. Invertir en prevención, tecnología, igualdad y en los
profesionales que sostienen el sistema es
esencial para construir un modelo resiliente y equitativo.
Pero el futuro de la salud colectiva no depende
únicamente de las decisiones de los responsables políticos; requiere también el
compromiso activo de toda la sociedad. Cada uno de estos desafíos representa
una oportunidad para innovar, fortalecer nuestro sistema y posicionar a España
como un referente global. El futuro está en
nuestras manos. Es hora de actuar con determinación y visión.
Fuente
documental:
https://www.redaccionmedica.com/opinion/felix-rubial-7847/claves-para-mejorar-la-salud-y-la-sanidad-en-espana--3165
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