ALBERTO DE PINTO BENITO, FUNDADOR Y EXPRESIDENTE DE ASPAYM
«Todas las personas tenemos derecho a elegir libremente, siempre y cuando
esas decisiones no se salgan de la moral ni del orden establecido»
Alberto de Pinto Benito lleva décadas moviéndose sobre una
silla de ruedas, pero asegura que es un hombre «plenamente feliz». Es padre de
dos hijos y abuelo de cuatro nietos y lleva una vida digna, aunque no pueda ser
totalmente autónoma. Él es fundador y expresidente de la Asociación de personas
con lesión medular y otras discapacidades físicas, Aspaym, y fue trabajador del
Hospital Nacional de Parapléjicos. Además, es un firme detractor de la Ley de
la Eutanasia.
-¿Qué
opina de la recién aprobada norma?
-Es una barbaridad aprobar esta ley sin haber consultado a
nadie. Todas las personas tenemos derecho a elegir libremente, siempre y cuando
esas decisiones no se salgan de la moral, de la ética ni del orden establecido.
-¿Qué
cree que supone para la sociedad su entrada en vigor?
-Esa ley se aprobó para garantizar derechos
individuales, pero es que existe una confrontación entre lo que es el derecho
individual de una persona y lo que es el derecho de un Estado y el deber de
cuidar y velar por todos y cada uno de sus ciudadanos. No se puede atender a un
ciudadano, creando exclusivamente una ley para él. Es una ley que va a ser
potencialmente injusta para otras personas.
-¿No cree
que es necesaria para quienes quieran elegir no seguir viviendo?
-No, esta ley la aprobaron con nocturnidad y
alevosía y sin ninguna necesidad. Los progresistas están a favor de matar a una
persona que tiene una enfermedad incurable. A eso lo llaman progresía y somos
unos carcas los que no estamos a favor de esa ley. Es mucho más fácil matar a
una persona que mantenerla con una pensión. De esta manera, se quitan el
problema de las pensiones de un plumazo.
-¿Por qué
cree que la sacaron adelante ahora?
-Es como si hubieran querido crear un debate
para que no se hable sobre el tarifazo que acaban de hacer o para que no se
hable de la matria, de niño, niña y niñe y de otras tantas chorradas en las que
están ahora imbuidos los políticos. La eutanasia no es debatible, no es ninguna
necesidad, no favorece a la sociedad. En Asturias, por ejemplo, vive mucha
gente que pasó por el Hospital Nacional de Parapléjicos y son personas con una
vida digna y que se sienten incómodos -y solamente digo incómodos, pero realmente
están muy enfadados- con que la Ley de la Eutanasia se haya aprobado sin haber
contado con nadie.
-¿A quién
considera que deberían haber consultado para impulsarla?
-A los mismos que consultaron en el año 2000: a
científicos, grupos sociales, asociaciones en relación con el tema, a
directores de hospital y gerentes. Yo estuve en aquella época y ahora podían
haber consultado a miles de personas. Aquí no se consultó con nadie, se sacó
una ley de la noche a la mañana porque era bueno sacarla para que no se hablara
de otros temas.
-¿De qué manera debería ayudar el Estado a quienes sufren?
-La Ley de Eutanasia es absurda, debería haber
en su lugar incentivos económicos para que la Ley de Dependencia se cumpla
mucho mejor de lo que se cumple. Fue aprobada hace mucho tiempo sin presupuesto
alguno y una ley que nace sin presupuesto es una ley dispuesta a morirse. En
momentos durísimos, cuando te despiertas en un hospital y tu vida ha cambiado y
no sabes qué va a ser de ti , se te crea una situación de miedo y de angustia,
que cualquiera podría desear que la muerte le viniera. Pero esa situación es
pasajera porque a los pocos meses, con tratamiento médico y psicológico, no
tienes ya ninguna gana de morirte. Quieres vivir, pero. para que eso ocurra,
tiene que existir la voluntad política de que se creen estructuras accesibles,
pero eso cuesta dinero y esfuerzo.

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