50 médicos critican el informe forense que exime al HUCA de la muerte
de una paciente atada a la cama
La familia de Andreas Fernández
consigue el respaldo de profesionales sanitarios que, de manera altruista,
contradicen la versión oficial. La letrada de la acusación apunta
contradicciones
El pasado 25 de abril
se cumplieron dos años de la muerte de Andreas Fernández González, la
joven aquejada de meningistis y miocarditis que pasó más de tres días atada a
una cama de la unidad de psiquiatría del Hospital Universitario Central de
Asturias (HUCA).El aniversario ha coincidido con un nuevo impulso para el
caso, después de que la familia haya presentado una causa penal contra siete
profesionales implicados en su tratamiento, por negligencia. A finales de mayo,
los forenses del juzgado emitieron un informe en el que aseguraban que no hubo
mala praxis por parte de ninguno de los médicos implicados en su caso. Sin
embargo, 50 facultativos y trabajadores sanitarios -incluidos 16 psiquiatras-
han encontrado una ristra de incongruencias que también han puesto por escrito
y que la abogada de la familia, Alejandra Gutiérrez ha presentado en la causa.
Este informe alternativo se ha elaborado con la colaboración altruista de todos
los firmantes.
«Hubo una dejación
total de funciones. No es que pusiesen medios para ver qué le pasaba y aun así
no diesen con la causa. Es que no le hicieron pruebas, a pesar de que ella
siempre decía que tenía algo orgánico. Asumieron que tenía una patología
psiquiátrica y no trataron de descartar una enfermedad orgánica que pudiese
provocar los síntomas que mi hermana mostraba, tal y como se debería hacer
según los protocolos», explica Aitana Fernández,
la hermana de la fallecida que es la que está liderando la batalla judicial y
la que busca, en primer lugar, justicia.
Quiere que se haga
justicia con su hermana, que los médicos den todas las explicaciones ante un
tribunal y asuman la responsabilidad por la muerte de una joven de solo 26
años, sana hasta el 19 de abril de 2017, que pasó cuatro días atada a la
cama y que falleció de una parada cardiaca de la que el personal no se dio
cuenta hasta media hora más tarde, porque no estaba
monitorizada. Andreas Fernández sufría una meningitis linfocitaria sumada a una
miocarditis que no fue diagnosticada pero que su autopsia sacó a la luz. El
caso se cerró por la vía administrativa pero, con todas las consecuencias, la
familia se ha enganchado a un proceso penal.
La letrada, además de
presentar este contrainforme, ha realizado otro tipo de actuaciones. Ha pedido
impugnar la autopsia. Explica que el mismo forense que evaluó a
Andreas Fernández el domingo, apenas 24 horas antes de su fallecimiento, y
que autorizó al HUCA a ingresarla contra su voluntad en la unidad de
Psiquiatría y a atarla, y que además llegó 30 hora después de que ya estuviera
bloqueada, es el mismo que se hizo cargo del levantamiento de cadáver y de la
autopsia. La letrada indica que tendría que haber sido otro profesional ajeno
al caso el que hiciera el informe de la autopsia. También le acusa de no haber
seguido el protocolo. Señala que metió la muestras de tejido en formol, por lo
que quedaron inservibles y no se pudo determinar si la causa de la muerte era
una infección. Este paso es clave. Alejandra Gutiérrez está convencida de que
si la causa de la meningitis hubiera sido bacteriana eso supondría que la
infección que nunca llegaron a diagnosticarle se pudo extender a la sangre
y provocar la miocarditis que derivó en su muerte.
El
nuevo informe
El
informe forense presentado ahora a petición del juzgado está firmado por dos
profesionales y concluye que fue «una muerte natural» y que la causa es
compatible con una miocarditis súbita y fulminante, por lo que no hubo incumplimiento por ninguno de los
médicos intervinientes, se realizaron las pruebas necesarias y el internamiento
en fue procedente. Este informe solo habla de la miocarditis y no de la
meningitis que sí cita la autopsia.
La acusación ha detectado errores, principalmente en la
descripción de los síntomas. Se dice que su temperatura no superó nunca los 38
grados pero en otra parte reconoce que llegó a 38,2, algo que también quedó
reflejado en la historia clínica. Hablan de que una proteína que se eleva
cuando inflamación presentaba unos valores normales cuando ingresó en el HUCA,
pero la analítica refleja que estaba tres veces por encima de los parámetros
habituales. Además, recoge que el informe forense
obvia aspectos controvertidos como el hecho de que el hospital no informara en el
plazo de 24 horas al juzgado del ingreso forzoso de Andreas Fernández en
la unidad.
El
contrainforme firmado por 50 profesionales sanitarios también es muy
crítico. Pone de manifiesto que el diagnóstico psiquiátrico que
recibe la fallecida y que denominan en su historia como «episodio disociativo y
personalidad frágil» es una clasificación que no existe. Literalmente señala
que «en el caso concreto de la paciente, con este síndrome confusional, sobre
todo si se asocia a fiebre, está indicado descartar una infección del sistema
nervioso central antes de atribuir los síntomas a un origen psiquiátrico».
Además, califica de «error diagnóstico» el tato que recibió la joven. «Si se
aplica de forma simultánea la contención mecánica y farmacológica [como ocurrió
en este caso], el paciente solo puede estar contenido hasta que empiece a hacer
efecto el fármaco. El tiempo máximo es de 72 horas, aunque la mayoría de
protocolos recomiendan que no debe ser prolongada por encima de 12 horas. Es
evidente, por los cursos clínicos de la historia, que en el caso de Andrea no
se siguió dicho protocolo de forma adecuada», señala esta prueba de la defensa.
Otra prueba más es otro trabajo realizado por asociaciones
que defienden los derechos de las personas con problemas de salud mental, como
Hierbabuena o ActivaMent Catalunya. En este caso se señala que «aunque el
diagnóstico hubiese sido cierto, el trato recibido contravenía los derechos
humanos».
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