jueves, 31 de enero de 2019

La funcionaria del HUCA, amante de los "Moscovitas"


Cuando desde la Gerencia del HUCA y despachos aledaños se pasan las denuncias de los pacientes por el arco de triunfo,…  no debería ahora de extrañar a nadie que sus subordinados, haciendo gala de una más que evidente falta de educación y respeto,algo por otra parte exigible, a la vez que imprescindible, al menos para estar como vulgarmente se dice de cara al público, se permitan dar contestaciones tales como:

"Mira, ahí fuera hay una tienda, por qué no vas y me traes unas moscovitas?".
Pero como decimos en Asturias, “ye lo que hay”. En otros casos se podría decir aquello de ”que buen vasallo, si tuviese buen señor”.

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El curioso caso de la cita perdida
Juan José Marqués (Cudillero) –LNE 30/1/2019

Por distintas circunstancias que no vienen al caso, soy un asiduo usuario de la sanidad pública, la cual tengo en gran consideración, y esa opinión sigue vigente.
Aunque ciertos individuos con su nefasta actitud se empeñen en que dicha consideración varíe a peor.
El otro día acudí al HUCA a una cita que me había sido notificada por correo ordinario en mi domicilio particular. Cual fue mi sorpresa que las máquinas donde se introduce la tarjeta sanitaria no podían darme el ticket para la cita y me dirigían al mostrador de información para gestionarla, y allí me encaminé para resolver el entuerto. Pero cuando entregué la tarjeta sanitaria a la ímproba funcionaria con poco tacto y un sentido del humor más que dudoso, como luego podréis comprobar, me dijo que no tenía ninguna cita para ese día. Yo insistí en que había recibido la referida carta y que por favor comprobara si el error estaba en una confusión por mi parte en las fechas o algún tema similar. A lo cual después de comprobar que no había ninguna cita para ese día ni los próximos a lo largo de este año se produjo el inesperado desenlace que me lleva a remitir esta carta. Primeramente la funcionaria me niega que yo haya recibido dicha carta (aun y cuando yo la tuve en mis manos físicamente), y postreramente y con una sonrisa en los labios y mientras me devolvía la tarjeta sanitaria, con la cual me señalaba hacia la puerta de salida del hospital, me dice: (textualmente): "Mira, ahí fuera hay una tienda, por qué no vas y me traes unas moscovitas?".
Como podéis imaginar, mi cara era un poema, lógicamente, mi tono de voz cambió de forma inmediata y le hice saber de forma enérgica pero educada mi descontento con su actitud, aunque reconozco que me costó trabajo dominarme.
Así que recomiendo a los que vayan por el mostrador información del HUCA a este tema u otro similar que acudan ya desde casa con unas moscovitas por delante para agilizar ciertas gestiones.
Por cierto, ¿la cita?, después de visitar dos mostradores más, aún no se sabe nada de ella, no aparece por ninguna parte, pero una vez llegué a mi domicilio la carta con todos los datos, horas y fechas allí estaba.
Misterios de la digitalización.

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