Cuando desde la Gerencia del HUCA y despachos aledaños se
pasan las denuncias de los pacientes por el arco de triunfo,… no debería ahora de extrañar a nadie que sus
subordinados, haciendo gala de una más que evidente falta de educación y respeto,algo por otra parte exigible, a la vez que imprescindible, al menos para estar como vulgarmente
se dice de cara al público, se permitan dar contestaciones tales como:
"Mira, ahí fuera hay una tienda, por qué no vas y me traes unas
moscovitas?".
Pero como decimos en Asturias, “ye lo que hay”. En otros casos se podría
decir aquello de ”que buen vasallo, si tuviese buen señor”.
oo0oo
El curioso caso de la cita
perdida
Juan José Marqués (Cudillero) –LNE 30/1/2019
Por distintas circunstancias que no vienen al caso, soy un asiduo usuario
de la sanidad pública, la cual tengo en gran consideración, y esa opinión sigue
vigente.
Aunque ciertos individuos con su nefasta actitud se empeñen en que dicha
consideración varíe a peor.
El otro día acudí al HUCA a una cita que me había sido notificada por
correo ordinario en mi domicilio particular. Cual fue mi sorpresa que las
máquinas donde se introduce la tarjeta sanitaria no podían darme el ticket para
la cita y me dirigían al mostrador de información para gestionarla, y allí me
encaminé para resolver el entuerto. Pero cuando entregué la tarjeta sanitaria a
la ímproba funcionaria con poco tacto y un sentido del humor más que dudoso,
como luego podréis comprobar, me dijo que no tenía ninguna cita para ese día.
Yo insistí en que había recibido la referida carta y que por favor comprobara
si el error estaba en una confusión por mi parte en las fechas o algún tema
similar. A lo cual después de comprobar que no había ninguna cita para ese día
ni los próximos a lo largo de este año se produjo el inesperado desenlace que
me lleva a remitir esta carta. Primeramente la funcionaria me niega que yo haya
recibido dicha carta (aun y cuando yo la tuve en mis manos físicamente), y
postreramente y con una sonrisa en los labios y mientras me devolvía la tarjeta
sanitaria, con la cual me señalaba hacia la puerta de salida del hospital, me
dice: (textualmente): "Mira, ahí fuera hay una tienda, por qué no vas y me
traes unas moscovitas?".
Como podéis imaginar, mi cara era un poema, lógicamente, mi tono de voz
cambió de forma inmediata y le hice saber de forma enérgica pero educada mi
descontento con su actitud, aunque reconozco que me costó trabajo dominarme.
Así que recomiendo a los que vayan por el mostrador información del HUCA a
este tema u otro similar que acudan ya desde casa con unas moscovitas por
delante para agilizar ciertas gestiones.
Por cierto, ¿la cita?, después de visitar dos mostradores más, aún no se
sabe nada de ella, no aparece por ninguna parte, pero una vez llegué a mi
domicilio la carta con todos los datos, horas y fechas allí estaba.
Misterios de la digitalización.
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