viernes, 27 de abril de 2018

El gran negocio de las farmacéuticas y la falta de escrúpulos








CUATRO CASOS QUE LO CUENTAN TODO 


Las grandes farmacéuticas nos la están jugando con los precios de los medicamentos


No permitas que sigan especulando con los fármacos contra el cáncer y otras enfermedades


Reconstruimos las historias de cuatro de las principales terapias contra el cáncer. Mostramos la importante inversión pública que ha habido en su desarrollo -desde las primeras investigaciones hasta los ensayos clínicos-, su complejo sistema de patentes y las estrategias empresariales de la industria farmacéutica.


Trastuzumab: de un proyecto poco rentable a un fármaco superventas
Detrás de la historia de este medicamento está un investigador: Dennis Slamon. Sus primeras investigaciones sobre este tratamiento para el cáncer de mama contaron con el apoyo de la industria farmacéutica, que pronto dejó de financiarlo por considerarlo un proyecto poco rentable. Pese a ello, Slamon consiguió sacar adelante su trabajo con el apoyo de filántropos y fundaciones. Solo cuando comenzó a dar resultados y demostró su potencial, la industria volvió a confiar en el desarrollo del trastuzumab y a respaldar su investigación.
A pesar de todo, casi el 50% de los ensayos clínicos relacionados con este medicamento se han producido en centros públicos o con el dinero de fundaciones y universidades. Hoy en día, trastuzumab, que está comercializado por Roche, ha generado más de 60.000 millones de euros en ventas desde que salió al mercado y está sujeto a un entramado de más de 40 patentes.

Bevacizumab: dos medicamentos para la misma enfermedad
Bevacizumab está comercializado con el nombre de Avastin. Desde que salió al mercado en 2004, su uso se ha ido ampliando a diferentes tipos de cáncer, multiplicando sus ventas y convirtiéndolo en uno de los fármacos más rentables de Roche.
Este medicamento demostró también su efectividad para tratar la degeneración macular, un tipo de ceguera, pero la compañía evitó incluir esta enfermedad en las aplicaciones del fármaco y prefirió seguir otra estrategia comercial. Sacó a la venta un nuevo medicamento, creado a partir del bevacizumab, con similares resultados, pero con otro nombre y un precio 100 veces mayor: el ranibizumab.
Bevacizumab, como otros fármacos analizados por No es Sano, ha tenido una importante participación pública en su investigación y desarrollo, especialmente en los ensayos clínicos, donde más del 50% está pagado con dinero procedente de universidades, centros de investigación o fundaciones sin ánimo de lucro. Sus ventas, desde 2004, superan ya los 61.000 millones de euros.

Alemtuzumab: cómo multiplicar por 15 el precio de un fármaco
Alemtuzumab salió al mercado con el nombre de MabCampath para tratar un tipo de leucemia. Años después, cuando se demostró que el medicamento podría tratar también la esclerosis múltiple -cuyos tratamientos son más caros-, fue retirado y sacado de nuevo al mercado un año después con el nombre de Lemtrada.
El fármaco multiplicó su precio hasta los 58.000 euros, 15 veces más de lo que costaba antes.  Además de contar con una gran parte de la investigación realizada en centros públicos, el 70% de los ensayos clínicos de este medicamento se realizó con presupuesto de universidades, centros de investigación o fundaciones sin ánimo de lucro.
Alentuzumab, comercializado por Sanofi, ha generado casi 1000 millones de euros en ventas desde que salió al mercado en 2013.

CAR-T: los nuevos tratamientos millonarios
Las terapias celulares son tratamientos novedosos contra el cáncer que utilizan las propias células del organismo para hacer frente a la enfermedad. En los últimos meses, se han lanzado al mercado estadounidense dos nuevas terapias de este tipo, denominadas CAR-T, para tratar leucemias: Kymriah, de Novartis, y Yescarta, de Gilead.
Sus altos precios, que superan los 475.000 dólares en el primer caso y 373.000 en el segundo, han hecho saltar las alarmas, sobre todo teniendo en cuenta que gran parte de la investigación que ha dado lugar a estos fármacos ha sido con recursos públicos -más de 300 millones de dólares solo en EEUU- y que más del 60% de los ensayos clínicos se han financiado a través de universidades, centros de investigación o fundaciones sin ánimo de lucro.
La puesta en marcha de estas primeras terapias ha estado además acompañada de grandes operaciones empresariales, con acuerdos millonarios para la compra de estos tratamientos, que abren la puerta a un nuevo mercado de medicamentos contra el cáncer aún más caro.

Fuente documental:
http://noslajuegan.org/

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