Amnistía denuncia las “crueles medidas de
austeridad” sanitaria: “Producen sufrimiento y dolor en los enfermos”
- La
organización publica este martes su informe La receta equivocada:
El impacto de las medidas de austeridad en el derecho a la salud en
España en el que denuncia el "devastador" impacto de
los recortes en Sanidad
- El copago
sanitario inasumible para algunas personas, el deterioro de la atención
sanitaria o el empeoramiento de las condiciones laborales de los
profesionales son algunas de las consecuencias de los recortes sanitarios
· La Sanidad, junto a la
Educación, ha sido uno de los ámbitos esenciales del Estado del bienestar que
más recortes ha sufrido desde que comenzó la
crisis económica. Y esto ya ha provocado consecuencias en la población, sobre
todo en las personas "más vulnerables y marginadas de la sociedad".
Así lo constató este martes Amnistía Internacional en la presentación de su
nuevo informe, La receta equivocada: El impacto de las
medidas de austeridad en el derecho a la salud en España, que cuenta con
entrevistas a 243 personas en Andalucía y Galicia, entre las que había
personas usuarias del Sistema Nacional de Salud (SNS), personal sanitario y
personas expertas en salud pública. "Las rigurosas medidas de austeridad
adoptadas por el Gobierno español [...] han provocado listas de espera insoportablemente largas y han
obligado a pacientes a racionar su medicación para
ahorrar costes", explica la organización.
Estos recortes presupuestarios han provocado
un progresivo deterioro de la atención sanitaria en
España que, como pudo constatar Amnistía Internacional, ha afectado a aquellas
personas que sufren una peor situación económica. "Las personas más vulnerables pagan el precio de unas medidas de
austeridad que han hecho que la atención sanitaria de calidad
sea menos accesible y más cara", explica el informe.
"El afán del Gobierno español por recortar costes ha deteriorado la vida
tanto de los y las pacientes como del personal sanitario", continúa.
Medicamentos inasumibles
La primera consecuencia de los recortes: medicamentos que antes eran gratuitos ahora tienen un precio que
debe ser asumido por los pacientes. Puede que éste no sea muy
elevado, pero para las personas más vulnerables puede suponer, según Amnistía,
un esfuerzo casi inasumible. Llega hasta tal punto que, en ocasiones, algunas
personas tienen que elegir qué medicamentos prefieren comprar. En otras, sin la
ayuda de sus familiares no podrían costearse los fármacos.
El problema tiene su origen en que el descenso
en la inversión ha provocado que más de 400 medicamentos hayan sido eliminados
de la financiación del SNS y, por contra, estos gastos se hayan trasladado a
las personas. Así, el copago sanitario se ha
incrementado entre un 10 y un 20%, obligando a personas que antes no
pagaban –como los pensionistas– a costearse hasta un 10% de sus medicamentos
con un tope mensual de ocho euros (para aquellos con ingresos inferiores a los
18.000 euros). Y este sistema, además, se ha previsto para algunos servicios
antes gratuitos como el transporte sanitario no urgente, los productos
dietéticos o ciertas prestaciones ortoprotésicas.
Eternas listas de espera
Según comprobó Amnistía, es una de las protestas
más repetidas entre los pacientes: la eterna espera para ser operado en la
Sanidad pública española. Sólo en doce meses, la lista de espera quirúrgica creció
en 34.006 pacientes, alcanzando los 604.103, tal y como
recogen los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad,
correspondientes a junio de 2017.
Los servicios de salud mental,
según la ONG, han sido de los más afectados. "Las personas que reciben
atención de salud mental a través del SNS explicaron a Amnistía Internacional
que sus síntomas y problemas no se abordaban durante largos periodos a causa de
las largas listas de espera, lo que a menudo agravaba su angustia",
recoge el informe.
Deterioro de la calidad de la atención sanitaria
Por otro lado, los profesionales de la salud
pública constataron a la organización que la atención sanitaria se había
deteriorado a consecuencia de los recortes presupuestarios. De
esta manera, por ejemplo, el personal de enfermería "dijo que la calidad inferior de las agujas para las pruebas de
diabetes hacían que esta prueba resultara más dolorosa para los
pacientes", explica el informe.
Y, al contrario que ocurre con las listas de
espera, el tiempo de consulta ha disminuido. "Antes [mi
psicólogo] me dedicaba más tiempo. Ahora son sólo cinco minutos. En la última
cita salí sintiéndome exactamente igual que como había entrado", explicó
un paciente a la organización. Lo corroboraron los médicos, que declararon que
el tiempo que dedican a cada uno de sus pacientes oscila entre uno y tres
minutos.
Según un informe publicado el pasado mes de
febrero por la consultora sueca Health Consumer
Powerhouse encargado por la Unión Europea
y relativo al año 2017, la "verdadera excelencia" en la
asistencia sanitaria en España depende "demasiado"
de la capacidad de los pacientes para costearse servicios sanitarios privados.
La nota del sistema público, sobre 1.000 puntos, obtuvo tan sólo 695, más
de doscientos menos que Holanda (924), que ocupa el primer puesto.
Empeoramiento de las condiciones laborales
Pero, además, las medidas de austeridad han
afectado en gran medida a los empleados sanitarios. Los recortes sacaron a
los profesionales de la salud a las calles en numerosas ocasiones. Constituyen
la bautizada como marea blanca y sus protestas y movilizaciones, desde que
comenzó la crisis, no han cesado. Se manifestaron el pasado mes de marzo,
cuando reclamaron "los derechos perdidos" durante los últimos años,
especialmente el poder adquisitivo, que cayó entre un 25% y un 30%, según los cálculos de los
sindicatos.
Pero es que, además, el Gobierno amplió su jornada laboral de 35 a 37,5 horas. Y lo hizo
sin el correspondiente aumento salarial y con un descenso, además, de las
remuneraciones de los trabajadores. "Esto ha provocado saturación y ha
tenido consecuencias sobre los estados anímicos de los y las
trabajadoras", critica el informe.
Y, además de trabajar más horas y estar peor
pagados, asumen más carga de trabajo. Entre 2012 y 2014 se perdieron casi 28.500 trabajadores y trabajadoras y,
aunque ahora estos datos han mejorado, todavía se encuentran lejos de los de
los años previos a la crisis económica. Igual que ocurre con el presupuesto
destinado a Sanidad.
Incumplimiento de las directrices internacionales
Este deterioro del Sistema Nacional de Salud,
además de empeorar la atención sanitaria, incumple varias directrices
internacionales relativas a los derechos humanos. Según Amnistía, el
Gobierno las incumplió al no valorar el impacto que tendría en los derechos
humanos la aplicación de las medidas de austeridad y, al mismo tiempo, al
aplicar éstas a los "grupos marginados", los más perjudicados por las
medidas de austeridad. Medidas que, por otro lado, debían ser temporales y que,
en cambio, en España continúan presentes.
"El Gobierno debe realizar urgentemente una
evaluación exhaustiva del impacto en los derechos humanos, con el fin de
determinar de qué manera han afectado las medidas de austeridad al derecho a la
salud. Una recesión no justifica que se pisoteen los derechos de las
personas", denuncia el informe.
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Fuente documental:
https://www.infolibre.es/noticias/politica/2018/04/24/sanidad_amnistia_internacional_82069_1012.html
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