Desde su
puesta en funcionamiento a mediados del mes de junio de 2014, en el Hospital
Universitario Central de Asturias – HUCA, se podría decir que ocurren fenómenos
paranormales, o quizás no tanto. Algunos de ellos bien pudieran ser achacables
a los anteriores moradores del complejo de La Cadellada. Aunque en otros casos son
la consecuencia directa de la incompetencia de algunos. Si a esto añadimos la presencia
de los amigos de lo ajeno, los cuales aprovechándose de la impunidad que les
proporcionan las aglomeraciones que a diario se producen en las instalaciones, el
resultado final es que desaparecen estas
instalaciones, todo tipo enseres. Los hurtos se llevan a cabo desde el minuto
uno de la puesta en funcionamiento, y afectan a todo el ámbito hospitalario,
otra cosa es que en muchos casos no se denuncien convenientemente. Los rateros
vienen haciendo de las suyas en las plantas de hospitalización, en los
vestuarios de personal, y ahora en los parking. Como nadie parece estar
interesado en tomar medidas, el tamaño de los elementos sustraídos va en
aumento.
El pasado
lunes, mientras una trabajadora realizaba su turno de noche en el Hospital
Universitario Central de Asturias – HUCA, lo que menos se podía imaginar, es
que finiquitada su jornada laboral, no tendría en que volver a su domicilio de
Nava.
Se trata de la
enfermera Esther Barroso, a la cual le robaron una furgoneta de la marca Citroën,
modelo Berlingo, de color blanco, cuya matrícula es 1933 FLF. Barroso la había dejado
estacionada en el parking 2 del complejo de La Cadellada, y al finalizar su
turno, cuando quiso retirarla, se llevó
la desagradable sorpresa, de que su vehículo no estaba donde la había dejado
aparcado. En principio dio varias vueltas por el parking en busca del mismo,
pero en vista de que no aparecía, decidió avisar a unos de los guardas de
seguridad. Es entonces cuando comprueban las imágenes de las cámaras de
seguridad, donde ven como entorno a las veinticuatro horas, tres jóvenes entran
en el aparcamiento. En pocos minutos se hacen con el vehículo, abandonando las
instalaciones a bordo del mismo. Para salvar la barrera y no tener que
romperla, aprovechan un espacio comprendido entre la zona verde y la acera.
Mientras
tanto, el ticket de acceso, que a su vez se utiliza para abandonar el parking,
continua en poder de Esther Barroso. Se da la paradoja, que cuando la
propietaria del vehículo quiso interponer la denuncia en la comisaría de la
Policía Nacional de Oviedo, no fue posible, pues al parecer se estaban
realizando tareas de actualización del sistema informático, debiendo acudir entonces
al cuartel de la Guardia Civil, donde si dejo constancia de la sustracción.
La propietaria
del vehículo solicito ayuda a través de las redes sociales, por si alguien
pudiera ver su utilitario circulando por las calles de nuestra región. Al mismo
tiempo ruega que en caso de ser identificada, se pongan en contacto con las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, ya que le urge la recuperación. Por último asegura
que “el coche es el medio con el que voy a trabajar y ahora estoy sin él”.
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