Dependencia: drama y vergüenza
- Adán Fernández Veiguela (Vegadeo) - LNE 29/3/2018
Mientras más de 100 personas dependientes fallezcan diariamente en España sin llegar a recibir las prestaciones y servicios que la Administración les había reconocido, y mientras haya 3.000 asturianos al año que no pueden ser atendidos, seguiremos siendo una comunidad autónoma y un país que no está a la altura de las circunstancias, que fracasa en lo esencial y que ni cuida ni protege a la gente que más lo necesita.
El informe anual que elabora la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales es claro y vuelve a sacar los colores a quienes no se cansan de hablar de mejoría. Es más, los datos empeoran. El pasado año, el Observatorio Estatal de la Dependencia nos decía en su dictamen que 90 dependientes morían cada día en España sin recibir la ayuda y atención a la que el Estado se comprometió con ellos. Y ahora ya estamos hablando de más de 100. De mejoría, nada de nada.
Y estos días veremos salir a escena una vez más al inagotable "y tú más". Asturias le echará la culpa a Rajoy y el Gobierno central arremeterá con quienes dirigen las distintas comunidades. Pero no todas protestarán igual ni todas recibirán las mismas críticas. Y eso, porque además de ser un servicio insuficiente, lento e injusto, el mismo informe arroja grandísimas desigualdades según la comunidad autónoma que lo gestione. Por muy triste que parezca, a una persona dependiente más le vale residir, por ejemplo, en Castilla y León que en Asturias o Canarias. Tan real como lamentable.
Mientras tanto, seguiremos teniendo un país donde la población envejece a paso de gigante y donde nadie hace nada. Y qué decir de Asturias, una de las más afectadas por ese envejecimiento. Señores, toca pasar de las palabras a los hechos; de las reuniones, mesas y supuestos pactos a las propuestas y compromisos concretos. El 40% de las personas mayores de 65 años en España se encuentran en fase de fragilidad física, el estadio previo a la dependencia. Y está demostrado que unos 1.600 millones de euros sería el ahorro que se lograría atajando los problemas de las personas mayores en esta fase de fragilidad, sin esperar a la dependencia, lo que contribuiría al mantenimiento del sistema. Más que de dinero, que claro que es fundamental, es cuestión de voluntad política y de pensar más en las personas que en otras cosas.
En asuntos como este las cuestiones partidistas tienen que quedar al margen. Hay políticos suficientes, aquí y allí, para debatir sobre Cataluña, las notas de Cifuentes, o sobre encuestas y futuros candidatos para las próximas elecciones, pero sin dejar de lado a un montón de personas y sus familias que esperan a diario muchísimo más de aquellos que pueden hacer algo. No aprovechen la fuerza de lo inmediato y más mediático para olvidarse de lo importante.
Recuerden que mientras recortan sin priorizar y sin piedad, mientras hablan de pactos pero no hacen absolutamente nada, mientras incumplen sistemáticamente todo lo prometido, están privando a muchas personas en estado de máxima fragilidad de poder tener una vida digna. Es más, la gente se muere esperando. Así de claro y así de cruel.
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