El negocio de la sanidad
privada crece imparable a costa del deterioro del sistema público
- Los ingresos de las empresas sanitarias y aseguradoras de salud subieron
un 16% en cinco años, mientras la inversión pública bajó casi un 6% entre 2010
y 2015
- Los analistas atribuyen parte del auge a "las deficiencias en el
sector sanitario público que sigue sufriendo las medidas restrictivas
tomadas en 2012"
- Precariedad de los sanitarios, saturación en los servicios o las
recientes inundaciones en hospitales, la traducción concreta del menoscabo del
sistema público
Mientras la
sanidad pública se deteriora, la sanidad privada en España crece y crece. El
negocio sigue sumando clientes y acumulando ingresos. Tanto las empresas
sanitarias como las aseguradoras de salud disfrutan de viento de cola y han
ingresado un 16% más en los últimos cinco años. Mientras, una UCI pediátrica quedó
inutilizada por una catarata de agua en Madrid hace unas semanas o los jefes de
urgencias en Galicia acaban de pedir medidas a la Xunta para frenar los
colapsos.
Las clínicas
privadas ingresaron en 2016 (a falta de cerrar datos más recientes) 6.175
millones de euros. En 2010 eran 890 millones menos, según la recopilación de
datos de la analista DBK. Pero es que, el número de personas que acude a un
seguro sanitario privado sigue al alza y superó en 2017 los 11,5 millones de
pólizas. Un salto de más de un millón desde 2013. Todo ese volumen dejó unos
ingresos mayores a 8.000 millones de euros el año pasado, según explicaba la
Asociación Empresarial del Seguro (Unespa) con datos de ICEA. Eran 2013 sumaron
6.937 millones.
El hecho de
que el sector sanitario privado crezca a costa de la caída del público no es
una correlación exclusiva a cargo de grupos como la Asociación para la Defensa
de la Sanidad Pública. La consultora AON analiza, y ha dejado por escrito en su previsión para el año
2018, que, entre los motivos de la bonanza del ámbito privado, se encuentran
"las deficiencias en el sector sanitario público que sigue sufriendo las
medidas restrictivas tomadas en 2012". Es decir, relaciona directamente el
deterioro de la sanidad pública con el auge de las pólizas privadas.
La Fundación
Idis –organización que aglutina al sector sanitario
privado– interpreta
que esta situación es una buena noticia para la sanidad pública. Consideran que
el papel creciente de sus empresas "contribuye a la descarga y el ahorro
del sistema público" ya que, entienden, se "liberan recursos"
porque los ciudadanos que "cuentan con un seguro privado no consumen, o
consumen solo en parte los recursos públicos".
El sistema
se ha deteriorado al mismo tiempo que los gobiernos central y autonómicos
invertían menos en sanidad pública. El Sistema de Cuentas de la Salud refleja
que el gasto público cayó desde 2011 a 2015 (últimos datos verificados): de
75.000 a 71.000 millones de euros para sostener la atención sanitaria (y eso
que en 2015 hubo un repunte). En ese mismo tiempo, las familias tuvieron que
aumentar su aportación directa más de 3.000 millones: de 20.500 a 23.800. Un
salto del…..16% experimentado en pleno estirón de los ingresos de las empresas
privadas dedicadas a la salud.
El análisis
de AON también explica que hay "cada vez mayor concienciación de la
sociedad en torno a la salud". Demanda que ha encontrado hueco en el
sistema privado. En palabras de un informe de la Fundación Idis: "En un
contexto de dificultades financieras, la Administración Pública opta por una
política de transferencia de costes hacia las familias".
Una cascada o una carta inventada
Además de
las grandes cifras, van sucediéndose episodios de desgaste en centros
sanitarios públicos del país. A mediados del pasado enero, una catarata en la
UCI pediátrica del hospital 12 de Octubre de Madrid obligó a evacuar a los
niños internos. El reventón de una tubería hizo que la unidad se desperdigara
por tres plantas diferentes para acometer las reparaciones. "Se pone en
riesgo la seguridad de los pacientes", dijeron los sanitarios. Ese mismo
centro vivió en 2016 varios desprendimientos de techos por la
falta de mantenimiento. También el agua anegó en enero el área de urgencias lleno de pacientes de
otro gran hospital madrileño, La Paz (que siempre asoma entre los mejor
valorados de España).
Pero no todo
es Madrid. En Castilla y León, hace unas semanas, el consejero de
Sanidad, Antonio María Sáez Aguado, tuvo la idea de redactar un escrito que salía al paso de las críticas
a su gestión para hacerla pasar por carta espontánea de jefes de servicio
hospitalario. La misiva vio la luz pública el mismo día que se celebraba una
manifestación de protesta contra, decían los concentrados, las privatizaciones,
las listas de espera encubiertas y la precarización de los profesionales
sanitarios. De hecho, el nuevo hospital de Burgos se ha erigido en ejemplo
ilustrativo de los sobrecostes a la hora de poner en marcha un centro
privatizado dentro de la red pública.
El sistema
por el que se creó el centro burgalés, el denominado de "colaboración
público-privada", vio sus primeros pasos en la Comunitat Valenciana
mediante la puesta en marcha del hospital de La Ribera, el ya célebre modelo
Alzira. Una manera de gestionar la sanidad pública que externaliza
prácticamente todos los servicios: desde la construcción del hospital a la
asistencia médica a cambio de un canon público que aportan las arcas
autonómicas. Porque dentro de las partidas que alimentan al sector sanitario
privado también se cuenta el dinero que reciben de conciertos y concesiones con
las administraciones. Hasta 1.525 millones de euros en 2016, según el informe de DKB.
Este modelo
es el que la Generalitat valenciana está en proceso de reversión. Tras pasar
por varias fases en los juzgados por las resistencias de la concesionaria
Ribera Salud, la consejera de Sanidad, Carmen Montón, ha reclamado más de 100
millones a la
empresa por los pagos excesivos que el Ejecutivo realizó a la empresa durante
su gestión del área de salud asignada.
El mapa
también puede extenderse a Galicia donde hace solo unos días, los jefes de urgencias
pidieron a la Xunta que
tomara medidas para atajar el colapso en sus servicios. Un sistema sanitario el
gallego en el que se dan circunstancias tan precarias como contrataciones para
jornadas de dos horas, llamadas de última hora para incorporar a profesionales
sanitarios y series constantes de contratos temporales para cubrir puestos
estructurales. También al arrancar 2018, el Tribunal Superior de Justicia de
Castilla y León condenó a la Junta por utilizar personal temporal durante ocho
años en los mismos puestos sin justificación
Fuente
documental:
http://www.eldiario.es/sociedad/sanidad-privada-gracias-deterioro-sistema_0_740176889.html
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