miércoles, 20 de diciembre de 2017

Dime dónde vives y te diré cuándo te operan


El negocio de la espera

Patricia del Gallo / Periodista(III)
Las intervenciones de cataratas, prótesis de rodilla o cadera, son los procesos más habituales en el sistema sanitario y precisamente las intervenciones de traumatología, cataratas y varices son las que más rechazo suscitan para derivar a la privada. Derivaciones que para los colectivos de pacientes solo demuestran que el sistema no está funcionando correctamente ya que resulta más caro.
En el último presupuesto, Asturias destinó 5 millones de euros a derivar actividad a centros privados. Así, el Centro Médico de Asturias casi triplicó en 2016 la facturación al SESPA por este motivo. Según una respuesta de la Consejería a una pregunta de IU, entre 2010-16 la sanidad pública asturiana envió 135.000 pacientes a la sanidad privada y pagó por ellos unos 35 millones de euros. No se incluyen los centros que, sin ser públicos, no tienen ánimo de lucro como el Hospital de Jove, Cruz Roja, Hospital de Avilés o Sanatorio Adaro. Se envían, fundamentalmente, a cirugía vascular, oftalmología, traumatología, cirugía general y urología, a lo que hay que añadir las interrupciones voluntarias de embarazo antes de las 14 semanas, que, solo ellas, suponen casi un millón de euros anuales.
Por otro lado, el aseguramiento privado crece a medida que aumentan los tiempos de espera. Según el último informe de la Federación para la Defensa de la Sanidad Pública, tres de cada diez asturianos tienen un seguro médico privado, algo que no ocurría en 2012, cuando apenas lo tenía uno de cada diez.
Las listas de espera en la sanidad pública también han llevado a la privada a muchos facultativos. El Colegio de Médicos de Asturias ha suscrito, por vez primera, un convenio con una aseguradora privada que busca ofrecer a sus miembros la posibilidad de acceder a consultas, pruebas y tratamientos en unos plazos razonables.
Toda esta situación podrá cambiar según el Gobierno asturiano tras el verano. Habrá “un antes y un después” en las listas de espera, cuando entre en vigor en unos meses el decreto de garantías de tiempos máximos de espera, dijo recientemente el consejero de Sanidad. Sin embargo Stop Listas de Espera o la Plataforma por la Defensa de la Sanidad Pública ven en él lagunas.
También el diputado del PP, Carlos Suárez, para quien el borrador del decreto es “una chapuza” porque “no garantiza nada”, recuerda que no se establece ningún mecanismo en caso de que las esperas medias que se fijen acaben siendo superadas. “Si no se cumplen, no pasará nada”. Como tampoco ocurrió nada cuando entre junio de 2014 y octubre de 2015 no se publicó ninguna lista en Asturias. Dos años después, el dictamen de la Comisión sobre listas de espera culpó de ello a Faustino Blanco, entonces consejero de Sanidad, y al gerente del SESPA Tácito Virgilio Suárez. Ambos calificaron en dicha comisión como “oportuna” la medida de no publicar la información, después de una huelga sanitaria en 2012 y dos traslados como fueron el del viejo HUCA y el Hospital Álvarez-Buylla en 2014. Esos datos, dijeron, podían generar “alarma social”.

España también espera
Las listas de espera para operarse en nuestro país en el Sistema Nacional de Salud son muy elevadas, según denuncian los colectivos de pacientes y especialistas. Y lo más sangrante es que, si uno tiene cataratas en Valencia, no esperará lo mismo que en Cataluña, haciendo que el sistema sea doblemente injusto. Dime dónde vives y te diré cuándo te operan, podría ser el lema. Según los últimos datos, vuelve a ser Cataluña la región peor parada por las cifras del Ministerio de Sanidad. Pero eso también es relativo, pues los criterios para figurar en esa lista cambian de una Autonomía a otra. En tiempos de Esperanza Aguirre en Madrid, el paciente entraba en lista de espera cuando se le hacía el preoperatoria, aunque llevara esperando en casa dos años.
A finales de 2016 la sanidad española registró su mayor número de pacientes para ser operados de su historia y rebasó por primera vez la barrera de los 600.000. La cifra prácticamente duplica a la registrada una década atrás. En diciembre de 2006, esperaban 362.762, según la información ministerial. Según los datos de junio, Asturias era la cuarta región con más lista de espera.
La dinámica de las listas de espera es distinta según el tipo de sistema sanitario. En el caso de los de pago por prestación o aseguramiento privado como el de EEUU, al ser menor la demanda son menores, e incluso inexistentes en algunos servicios. En el caso de los sistemas públicos y universales, resulta imposible resolver todas las necesidades a la vez y la aspiración de estos sistemas es atender cada problema dentro de un “tiempo prudencial”. La espera no es negativa en sí misma, reconocen los profesionales e incluso los colectivos de pacientes, siempre que sean “aceptables”.
El dictamen de la comisión de listas de espera reconoce que estas, cuando son demasiado largas, aumentan la incertidumbre del paciente, que puede pedir nuevas pruebas. También se puede agravar su estado aumentado el coste final para el sistema de salud, convirtiéndolo en injusto, ya que el que puede acudirá a la privada.

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