El personal de limpieza de los hospitales
está pasando, igual que sus compañeros sanitarios, por el momento más crítico
de su vida profesional por la epidemia del coronavirus. Las trabajadoras, un
sector feminizado y mayoritariamente privatizado en casi todas las comunidades
autónomas, forman parte del ecosistema contaminado. Limpian las habitaciones de
los contagiados con limitados equipos de protección y acumulan bajas de hasta
el 50% de la plantilla por contagios sin que haya personal suficiente para sustituirlas.
Para el Ministerio de Sanidad, sin embargo, son trabajadoras de "bajo
riesgo", según consta en el protocolo de actuación elaborado por el
Gobierno para los servicios de prevención de riesgos laborales
y que ha sido contestado por los sindicatos, que piden una reconsideración de
esta clasificación.
La catalogación se sustenta en el grado de
contacto con el paciente. En el caso de las empleadas de la limpieza, según
Sanidad, no es "estrecho" porque no intervienen directamente sobre
sus cuerpos, como una médica o un enfermero. "Yo a dos metros del paciente
no puedo limpiar nunca. Mi fregona no tiene mando a distancia ni tengo un brazo
infinito. La gente está sola y cuando ve que alguien entra a veces te piden
cosas, es normal. Que les acerque el móvil para hablar con sus familias. ¿Cómo
te vas a negar?", replica una operaria con casi 30 años de experiencia que
trabaja en un hospital público de referencia de Madrid. Asegura que ella y sus
compañeras están "dobladas". "Moralmente, eso es peor que lo
físico", matiza. Sanidad considera "contacto estrecho" estar en
el mismo lugar que un caso a una "distancia menor de dos metros durante al
menos 15 minutos".
Las pruebas de diagnóstico, pese al gran
número de contagios, no llegan al personal de limpieza. Los sindicatos CCOO,
UGT y MATS confirman que no se están realizando PCR a las trabajadoras. Algún
caso aislado nada más. Las que tienen síntomas llaman a su médico o médica de
familia y sigue sus indicaciones, pese a que trabajan en un foco de contagio.
Solo son confirmadas si empeoran y son hospitalizadas.
Lo mismo ocurre con el personal de cocinas o
de mantenimiento. Todos tienen en común que son servicios privatizados,
gestionados por empresas externas de cuyos trabajadores no se hace cargo el
servicio de prevención de riesgos laborales del hospital. En los centros
públicos con la plantilla sanitaria completamente privatizada, como el Rey Juan
Carlos de Móstoles, la situación se repite. "Me llamó una encargada para
hacerme la prueba, pero a los minutos volvió a llamarme para decirme que
no", explica otra trabajadora que lleva dos semanas en su casa tras tener
síntomas, y que prefiere no dar su nombre. Unas horas después le han confirmado
finalmente que tiene cita para la PCR.
Hasta un 50% de la plantilla de
baja
Hay hospitales, como el Doce de Octubre, con
la mitad de la plantilla de limpieza de baja: 107 personas de 289. Salvo dos
hospitalizaciones, a ninguna trabajadora se le había hecho la prueba
diagnóstica a fecha de 27 de marzo, según los datos recabados por Comisiones
Obreras en Madrid y que siguen actualizándose. El Clínico-San Carlos tiene
también al 50% de los operarios de baja y La Paz suma 120 bajas de una
plantilla de algo más de 200. En el Ramón y Cajal el porcentaje era del 20% la
pasada semana. 60 aislados y solo dos PCR realizadas, recoge el sindicato, que
ya trasladó el pasado 18 de marzo a el Ministerio de Sanidad la petición de
replantear el protocolo para dejar de considerar, con estas cifras, a las
trabajadoras de la limpieza personal de "bajo riesgo".
Además, el contagio de profesionales de la
limpieza, con su consecuente baja, no se cubre con nuevos operarios al 100%.
CCOO asegura que las sustituciones solo alcanzan a entre un 30 y un 50% de las
ausencias de manera que la carga laboral se ha disparado. En La Paz, la bolsa
de trabajo se ha agotado y la empresa, Ferrovial Servicios, está echando mano
de limpiadoras de oficinas o colegios donde también tienen contratos. En el
Clínico, según los sindicatos, está pasando algo similar. "La protección y
la seguridad de nuestros trabajadores está garantizada", defiende
Garbialdi -la empresa concesionaria- en una nota de prensa, que desmiente que
sus empleadas estén recibiendo "material defectuoso". La empresa
asegura que es el hospital quien centraliza la distribución de EPIs y que da
formación al personal nuevo que entra a cubrir las bajas.
Los servicios de limpieza de los hospitales
públicos de Madrid están gestionados fundamentalmente por tres grupos
empresariales: Clece, Ferrovial Servicios y Garbialdi. "Actuamos en
coordinación directa con la gerencia del hospital [...] extremando las medidas
de protección y siguiendo siempre los protocolos de actuación frente a
COVID-19, según las directrices del Ministerio Sanidad y de acuerdo con los
servicios de Medicina Preventiva de cada centro hospitalario", contesta
Ferrovial Servicios ante las preguntas de eldiario.es.
"Yo formo parte del hospital, pero es
mi empresa quien tiene que cuidarme. Sé que en el hospital antes que exponer a
una enfermera me van a exponer a mí", lamenta una operaria. El miedo a las
consecuencias si hablan de la situación se extiende por todos los centros, da
igual la empresa. Las trabajadoras temen que si hacen públicos sus problemas,
sus empresas tomen represalias. En un hospital del sur de Madrid, una contrata
suspendió a un trabajador de empleo y sueldo por negarse a entrar en una
habitación sin medidas de protección adecuadas.
"Estamos en la misma situación en todos
sitios. Las quejas son las mismas en todos los territorios. Están en
primerísima línea de riesgo y empieza a haber muchas bajas. Todas las
plantillas refieren la falta de material de protección. Hay compañeras que
llevan muchos días la misma mascarilla desechable y en algunos casos, peor, se
ponen pañuelos", explica Daniel Barragán, secretario de Acción Sindical de
la Federación de Construcciones y Servicios de Comisiones Obreras. Madrid es la
comunidad donde se han focalizado una buena parte de las quejas.
El sindicato también ha recabado, a lo largo
y ancho de España, las dificultades para cubrir las bajas –no solo por COVID-19
sino por "sobreesfuerzo y agotamiento"– por el nivel de
especialización del trabajo. "Limpiar un quirófano no es pasar una mopa.
Son protocolos exigentes porque deben manejar productos agresivos. Hay cada vez
menos personas que quieren hacer esto porque la situación de riesgo es
evidente".
"Hay gente que te mira y piensa que
estás limpiando y ya, que no piensa que tú eres una persona. Hay gente así, por
desgracia; creo que existe la discriminación", lamenta Luisa, una
trabajadora de limpieza del hospital La Fe de Valencia, en conversación con la agencia EFE. Esta es otra lucha
que las empleadas de este servicio llevan pegada al cuerpo desde hace décadas.
La epidemia no lo ha cambiado.
En Euskadi las plantillas de limpieza están
externalizadas solo parcialmente. Hay empleadas que forman parte de Osakidetza,
el servicio de salud vasco, y también cocineras. En el hospital Txagorritxu, el
punto con más presión asistencial desde el inicio de la epidemia en el País
Vasco, las trabajadoras también refieren "dificultades" para acceder
a las pruebas y para trabajar con los equipos de protección adecuados.
"Nos cambian el protocolo cada dos por tres y hace una semana no hacían
pruebas. Ahora la cosa va cambiando", asegura una empleada de cocina.
"Si no las proteges, se
ponen todos en riesgo"
Las trabajadoras dedicadas a tareas de
limpieza deberían portar equipos impermeables y mascarillas FPP2,
autofiltrantes porque son las que evitan contagios pero no siempre hay disponibles
para ellas, según denuncian los sindicatos. Las situaciones varían en función
de los hospitales. En algunos, las trabajadoras utilizan bolsas de basura por
encima de las batas quirúrgicas de papel porque no tienen batas resistentes.
"Te dan la de papel y te dicen que te pongas un mandil", cuenta la
empleada de un gran hospital público madrileño.
En La Paz, por ejemplo, acaban de distribuir
un nuevo protocolo que solo permite usar mascarillas FPP2 cuando los pacientes
están aislados en habitaciones o en el caso de que, en los box de urgencias,
"generen aerosoles". Es decir, que el enfermo expulse partículas por
las vías respiratorias. En el resto de casos solo podrán usar las quirúrgicas,
según el protocolo que ha conocido eldiario.es.
Las directrices que da Sanidad establecen que el
personal de limpieza debe usar el mismo EPI (equipo de protección individual)
recomendado para los trabajadores sanitarios. En algunos casos se permite la
mascarilla quirúrgica, depende del "procedimiento a realizar".
"No tiene ningún sentido que haya
personas dando vueltas por el hospital, como la limpieza o el mantenimiento,
sin proteger. Esto debería ser como una colmena y todo el mundo tiene que ser
igual a efectos de protección. Si no proteges al personal de la limpieza se
ponen también en riesgo los sanitarios", apuntan desde CCOO. "En
algunos hospitales solo están dando la mascarilla. Saben que no evitan que te
contagies pero da la imagen que has dado algo. Es que muchas veces no hay
equipos, no hay para nadie", añaden.
Limpiar, un trabajo físico de primer orden,
es mucho más complicado con el EPI, dicen las operarias. "Tenemos que ir
despacio porque la bata nos hace sudar mucho. Algunos compañeros se han dado de
baja por sobrecarga, tiene dolores. Te quedas doblada. Y llegas un día más a
casa, sin tos, sin décimas, sin diarreas y te dices: de hoy me he salvado y no
he contagiado a mi familia".
Aseguran que las circunstancias les hacen
sentirse "trabajadoras de segunda". "Lo hemos sido siempre y
ahora también. Nos ven que no podemos más, que estamos reventadas. Luego
encuentras compañeros que te dicen: para. Hay de todo. Nosotras queremos pelear
por que reconozcan que corremos riesgos, no somos inmunes. Como todos los
demás". "Nuestro total apoyo y respeto para los sanitarios pero ellas
están en la misma línea. Están compartiendo los mismos espacios. Su labor es
totalmente imprescindible para que los sanitarios puedan realizar la
suya", reclama Barragán.
Fuente documental:
https://www.eldiario.es/sociedad/limpiadoras-trabajadoras-segunda-plantillas-diezmadas_0_1014198651.html
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