Una sola cirugía con láser
creada por un gallego elimina las piedras en la vesícula
En una hora se soluciona un problema que ahora requiere dos intervenciones
complejas
Es un dolor
terrible en el abdomen, insoportable, que puede prolongarse hasta ocho horas y del que solo
las personas con cálculos biliares pueden dar verdadera fe de su sufrimiento.
Los pacientes con piedras en la vesícula sufren náuseas y en no pocos casos
ictericia: su piel y el blanco de sus ojos se amarillea. Y aún es peor cuando los pequeños fragmentos
solidificados de la bilis quedan atrapados en el
conducto que une la vesícula biliar con el resto del intestino, el conducto
biliar. Los enfermos incluso pueden sufrir pancreatitis, que en el 15 % de los
casos puede llegar a ser mortal.
Lo habitual ante este cuadro clínico es que a los
pacientes se les someta a dos intervenciones. La
primera, mediante endoscopia con la introducción de un tubo por la boca hacia
el duodeno para limpiar las piedras atrapadas y, la segunda, al cabo de dos, tres
o cuatro semanas después, por medio de una operación laparoscópica para extraer
la vesícula. Son actuaciones complejas, dolorosas y que requieren de
varios días de hospitalización que ahora pueden sustituirse por una única
cirugía de una hora de duración en la que se utiliza láser para ayudar
a reducir el tamaño de los cálculos biliares de mayor tamaño. De esta forma
también se aumenta su eficacia.
La nueva técnica, denominada LABEL, fue implantada
descrita por el gallego Alberto Martínez Isla, que trabaja
como cirujano consultant en el Hospital Saint Mark´s de Londres, la máxima
categoría profesional en Gran Bretaña, donde lleva asentado más de veinte años.
El nuevo procedimiento, de una sola etapa, mejora la calidad de vida de los
pacientes, ya que solo requieren un día de hospitalización. «Es un dos
por uno que, encima, es más barato y presenta menos complicaciones para los
pacientes. Y también es la técnica recomendada por las guías NICE
britanicas. En los últimos 150 casos que hemos hecho, el porcentaje de
éxito ha sido del cien por cien», explica Martínez Isla, quien está
empeñado en ayudar a implantar su técnica nivel global. «Estoy trabajando duro
para conseguirlo», dice. De hecho, realiza varias visitas al año a distintos
hospitales españoles, también de Galicia, para formar a los profesionales. El
próximo curso lo ofrecerá el 14 de noviembre en el hospital universitario de
Toledo.
Habitualmente, en la primera fase para extraer las piedras que suelen
quedar atascadas en el conducto también se hacía un corte en la vía biliar,
pero no siempre se conseguía el objetivo porque los cálculos podían estar
atascados o porque la incisión podía presentar acarrear complicaciones para el
paciente. Y ahí fue cuando llegó la primera innovación impulsada hace
años por el cirujano coruñés, que decidió incrementar la utilización del
conducto cístico, el que une la vesícula con la vía biliar, para extraer los
molestos fragmentos. «Así conseguimos evitar la fuga de la bilis que se
podía producir con el corte, con lo que disminuyó la morbilidad de la operación».
Tras esta notable mejora decidió incorporar otra que perfeccionaba el
procedimiento: la introducción del láser (técnica LABEL). «Si las
piedras son muy grandes —apunta el especialista— o están atascadas, podemos
fragmentarlas con el láser y, con una cesta que introducimos con el endoscopio,
podemos retirar los trocitos, lo que incrementa la eficacia».
Toda la intervención quirúrgica se hace ahora mediante laparoscopia, mucho
menos agresiva que una operación abierta, en la que se practican cinco
orificios en el abdomen, uno de ellos para introducir la endoscopia. «Estamos
ante la cirugía de la vía biliar 2.0», destaca el especialista gallego,
quien explica que España, por lo general, aún está por detrás en este tipo de
cirugía. «Aún están empezando con el estadio 1, aunque el doctor Martinez
Cecilia del hospital de Toledo es pionero de la nueva técnica en España».
Lo que se aplica normalmente a los pacientes es una CPRE, en la que se
introduce una endoscopia por la boca para limpiar el conducto bilial y luego,
al cabo de unas semanas, se extrae la vesícula. «Es algo que no es de extrañar,
pues aun en los Estados Unidos un 93 % de los casos se tratan de esta manera»,
asegura Martínez Isla.
«No hay mayor ‘brexit' que el que hace España con los
médicos del extranjero»
Aunque mantiene un estrecho contacto con Galicia y con los cirujanos
gallegos, Alberto Martínez Isla ha desarrollado la mayor parte de su carrera
profesional en Gran Bretaña, donde ha alcanzado todo tipo de reconocimientos.
Estos méritos, sin embargo, no han sido valorados en España. O al menos no lo
suficiente como para poder ejercer su trabajo dentro de la sanidad
pública. Hace siete años el Gobierno de Castilla y León lo intentó
fichar como jefe de servicio de Cirugía General y del Aparato
Digestivo para el hospital de León. Pero no fue posible. Como tampoco lo fue el
intento que hicieron para incorporarlo a Salamanca y, más tarde, a Galicia. Y
tampoco tuvo éxito cuando quiso presentarse a la plaza de jefe de servicio
convocada por la gerencia de Gestión Integrada de Ferrol. No tuvo ni
opción a participar en el concurso, pues fue excluido por no trabajar en el
sistema publico español.
En todos los casos se encontró con la misma traba burocrática: en España
solo pueden optar a plazas de jefe de servicio el «personal estatutario».
O, lo que es lo mismo, los profesionales que ya trabajan en el Sistema Nacional
de Salud. No era el caso de Martínez Isla, que lo hizo durante casi toda su
vida en el Reino Unido. Intentó cambiar la situación con escritos al Ministerio
de Sanidad, al presidente del Gobierno e incluso recurrió a la Unión Europea
para pedir que se abriera un expediente contra España por vulnerar la normativa
comunitaria en lo referente a la libre circulación de trabajadores. Tampoco lo
consiguió.
«Ahora —dice— ya me estoy haciendo a la idea de que me voy a tener
que quedar en Inglaterra, donde me tratan muy bien». Aún así, le queda un
lamento: «Luego hablan del 'brexit', cuando no hay mayor ‘brexit' que el que
hace España con los médicos del extranjero que quieren venir volver a trabajar
aquí».
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